La tecnología sigue ayudando al deporte tanto para mejorar el rendimiento de los jugadores como para evitar polémicas. El mundo del tenis no vive solo del ojo de halcón. Ahora las raquetas también quieren servir a los tenistas para mejorar su juego.
La marca Babolat ha desarrollado una raqueta inteligente con una tecnología que permite analizar cada movimiento y golpeo. Aunque la raqueta es la misma por fuera, por dentro esconde una serie de sensores que recogerán la información del número de golpes, dónde impacta la pelota, el nivel de efecto o las carreras del tenista. El secreto reside en la empuñadura de la Babolat. En ella se insertan tres sensores: un acelerómetro, un giroscopio y un sensor de vibración piezoeléctrico que indica en qué zona del cordaje golpeas a la bola. Los datos recogidos los envía por Bluetooth a la aplicación Babolat Play, donde quedará registrado todo lo que ha sucedido en la pista.
La batería dura seis horas y la memoria es capaz de grabar hasta 15 horas y 257 millones de golpes. De todos esos golpes se hacen análisis pormenorizados por lo que se pueden clasificar sin son directos, de revés, saques o mates.
El presidente de la marca francesa, Eric Babolat, aseguró hace un año que en 2025 "el cien por cien del mundo del tenis estará conectado". Por su parte, el jefe de Producto de Babolat describe bien el objetivo que persiguen con estas nuevas raquetas: "Que los jugadores sepan más de su juego y puedan mejorarlo".
Éste puede ser uno de los secretos del éxito de Rafa Nadal, que utilizó esta raqueta en los Juegos de Río de Janeiro donde obtuvo la medalla de oro en dobles. El tenista español usa Babolat desde que tenía 10 años. De hecho, ha asegurado que conoce su raqueta "desde hace mucho tiempo. Eso es lo mejor que puedo decir de ella y esa es la razón por la que juego con ella. Siento que mi raqueta me da lo que necesito para mi forma de jugar". Ahora le da lo que necesita dentro y fuera de la pista. Su entrenador Toni Nadal puede recibir en tiempo real las estadísticas del tenista en pleno partido, aunque no puede comunicarse con él.
Además del valor añadido para los tenistas, la propia marca obtiene datos valiosos para seguir mejorando su producto: "Podemos saber lo que ocurre en su interior y eso les viene bien a los fabricantes para, a su vez, mejorar la calidad de los materiales".
La raqueta del futuro ya está en las pistas de tenis y los profesionales y amateurs ya pueden conocer más estadísticas de su juego que les ayudará a mejorar sus golpes.