Más de un tercio de los jóvenes (37,4%) valora igual o más su teléfono móvil que a sus amigos. Pero la cosa va más allá, también un 30% pone al smartphone por delante de sus padres y un 20% antes que a su pareja.
Los datos, extraidos de un experimento realizado por las universidades de Würzburg y Nottingham Trent para Kaspersky Lab, revela que un gran número de usuarios valora en igual o mayor medida el smartphone que a sus amigos, sus padres o que a su pareja. En el experimento se pedía a los participantes que ordenen personas y objetos por importancia: el 37,4% pone su teléfono en el mismo nivel que a sus amigos íntimos. O por encima de ellos.
El 29,4% de los participantes dijo que su smartphone era igual de importante, o más, que sus padres. No sólo la familia, también el amor: el 21,2% de los encuestados afirmó que su smartphone era igual de importante, o más, que su pareja. Además, el 16,7% lo calificó como una de las cosas más importantes para ellos; y un 1,1% afirmó que su smartphone era lo más importante de su vida.
El experimento también pedía a los participantes colocar imágenes que representaban personas y objetos de sus vidas en un tablero de ajedrez frente a su posición. Mientras que la familia, los amigos y mascotas en general se situaban más cerca del participante que su smartphone; otras personas como compañeros de trabajo o de clase pasan a un segundo plano, colocándose los amigos virtuales por encima de ellos.
"Nuestros teléfonos son una parte importante de nuestras vidas, y este estudio aporta pruebas psicológicas sobre ello. Nuestra conexión con estos amigos digitales refleja que depositamos un increíble grado de confianza en un objeto inanimado. Tanto es así, que consideramos que es un elemento incluso más cercano e importante que muchas otras personas de nuestro entorno", explica la psicóloga de la Universidad de Würzburg, Astrid Carolus, que dirigió el estudio.
"Con esto en mente, nos sorprendimos al ver que era muy fácil conseguir los códigos PIN de teléfonos. Les invitamos a sentarse en una sala de espera por un período de tiempo, y luego se les preguntó por su altura y su código PIN. Sin dudarlo mucho, la gran mayoría nos lo dio. Esto es preocupante, ya que indica que estamos dispuestos a poner nuestros amigos digitales y los datos que almacenamos en una situación de riesgo", explica.
A pesar del valor que se da a dispositivos como fuente de entretenimiento, información y almacenamiento de datos, los participantes no tienen ningún inconveniente en compartir el número PIN de su teléfono, dejando al descubierto el acceso a toda su información personal y sensible. Durante el experimento el 93% de los participantes dieron su PIN cuando se les preguntó.
Según el director general de Kaspersky Lab Iberia, Alfonso Ramírez: "A raíz del estudio del año pasado de Amnesia Digital quedó demostrada la fuerte conexión emocional que tenemos con nuestros teléfonos".
"Otro hallazgo interesante fue cómo las personas clasifican sus smartphones como un elemento mucho más importante que sus ordenadores portátiles u otros dispositivos que tienen el mismo grado de información, destacando el papel simbólico de los teléfonos tienen como compañeros digitales que están siempre a nuestro lado. Muchos usuarios olvidan asegurar sus teléfonos, ya que los ven casi como una extensión de sí mismos, y esto puede hacerlos vulnerables a los ciberdelincuentes", concluye.