Ha cogido el testigo de Steve Jobs. Elon Musk es la persona más conocida y admirada en el mundo de la tecnología. Dicen que en las distancias cortas es tan embaucador como el antiguo CEO de Apple pero encima del escenario, ante su público e inversores, su estilo es muy diferente. Una mezcla de timidez, nerviosismo y naturalidad que genera una sensación de cercanía y familiaridad casi adolescente.
Estudió Física y Economía en la Universidad de Pensilvania, aunque nació en Sudáfrica. Tenía claro su camino. Con tan sólo 10 años aprendió a programar por su cuenta y en poco tiempo ya había vendido su primer juego por 500 dólares.
Un currículum que lo acredita
En 1992 fundó Zip2, una empresa dedicada a servicios web para compañías de medios audiovisuales. En tan sólo 4 años la vendió a Alta Vista por 300 millones de dólares. Como él mismo dice, lo que más le gusta es desarrollar proyectos, así que se puso manos a la obra y creó X.com, para realizar pagos y transacciones monetarias por correo electrónico. El sistema era muy robusto y seguro. Tanto, que decidieron universalizar el sistema a todo tipo de pagos electrónicos y cambiaron de nombre a la empresa. ¿A ver si os suena? PayPal. Al año siguiente fue comprada por eBay por 1.500 millones de dólares. Y van dos.
Pero su plan maestro no pasaba por hacer dinero en Internet. ¿Recordáis el eslogan de Apple? "Sólo los que están tan locos como para creer que pueden cambiar el mundo, lo hacen". Pues Elon es uno de esos, para lo bueno y para lo malo. A veces más cerca del charlatán de feria que del ingeniero trabajador y serio que se supone que es.
Empecemos por viajar a Marte
Después de hacer caja, decidió gastar parte de su patrimonio en Space Exploration Technologies, una compañía dedicada a la modesta labor de llevar personas a Marte. Para costear el desarrollo de esta tecnología, consiguió un contrato con la NASA para fabricar cohetes, lanzaderas y aeronaves para misiones espaciales en órbita terrestre. SpaceX -así es como se conoce a la compañía en los medios- quiere que la humanidad tenga una forma de viajar a otros planetas:
Un virus manufacturado, la creación involuntaria de un mini agujero negro o alguna tecnología que aún no conocemos podría ser el fin. La humanidad evolucionó durante millones de años, pero en los últimos tiempos nuestro armamento nuclear trajo la posibilidad de auto extinguirnos. Tarde o temprano, debemos expandir nuestras vidas más allá de esta bola verde y azul.
Suena a superproducción norteamericana pero hace unas semanas el Falcon 9 consiguió poner en órbita una cápsula de suministro para la Estación Espacial Internacional y hacerla aterrizar certeramente en una plataforma flotante en medio del mar. El viaje de regreso de la cápsula fue como ver las imágenes del despegue pero marcha atrás y a cámara lenta. Es ya la forma más barata de llegar al espacio sin apenas elementos desechados y con una novedad inédita: la compañía que lo ha hecho posible es privada.
Viajar en Hyperloop: Madrid-Lisboa, 30 minutos
A finales de 2003 Elon Musk cofunda Tesla Motors. Unos meses antes había visitado AC Propulsion. Disponían de un prototipo de coche deportivo 100% eléctrico con una autonomía de 300 km y una aceleración de 0 a 100 km/h en 4 segundos. Primero trató de convencerles para que lo comercializaran, pero ante la negativa, decidió invertir en el proyecto para que saliera adelante. Han sido muchos los altibajos de la marca, incluida una crisis financiera en 2008 que obligó a Musk a tomar el mando de la compañía.
Había comercializado 3 modelos: el Roadstar, el Model S y el Model X. En todos ellos las prestaciones y el precio eran elevadísimos hasta que hace poco más de un mes presentó el Model 3. Se empezará a entregar a finales de 2017, tendrá una autonomía superior a los 500 Km, lo que supone una novedad en la marca, y costará 35.000 dólares.
En su empeño por modificar la forma en la que nos movemos dentro de nuestro planeta, Musk ha conseguido 80 millones de dólares para llevar a cabo una experiencia piloto llamada Hyperloop. Se trata de un sistema de transporte público basado en cápsulas que se deslizan en el interior de tubos a baja presión. En la práctica, según informaciones a las que ha tenido acceso Libertad Digital, supondría viajar de Madrid a Lisboa (o de San Francisco a Los Ángeles ha dicho el empresario) en 30 minutos y por unos 6 euros. Las cápsulas -a modo de vagones- transportarían a 30 personas y la frecuencia podría ser de pocos minutos. Hace unos días se hicieron públicas las primeras pruebas que se están llevando a cabo en el desierto de Nevada. El proyecto sigue adelante según lo previsto, y los plazos y expectativas se están cumpliendo.
Elon Musk es el paradigma de inventor de nuestro tiempo. Lejos han quedado las historias en las que un sólo hombre, en la habitación de un sucio hostal, cambiaba el mundo. El inventor moderno debe ser visionario y líder a partes iguales. Debe tener claro el objetivo, organizar los medios necesarios y dirigirlos hasta la meta. No es necesario ser un genio en programación, ni el mejor diseñador, ni tan siquiera conocer las soluciones a los problemas. Tan sólo es necesario saber cómo va a ser el futuro a base de construirlo.