Como se esperaba, y manteniendo sus costumbres, los iPhone de este año incorporan una ese a su nombre y no cambian de diseño, aunque, eso sí, incluyen una versión en oro rosado muy chic. Incluye un nuevo procesador A9 más potente que el A8 (70%) y con mejores gráficos (90%). Cuesta lo mismo que sus predecesores. Lo esperable.
Pero si este año tocaba iPhone aburrido resulta que nos llevaremos un chasco, porque las novedades internas sí son de consideración. La principal novedad es la tecnología 3D Touch, que detecta si estamos pulsando la pantalla con mayor o menor fuerza. En conjunción con el nuevo iOS 9, reconoce así dos nuevos gestos de nuestros dedos: la pulsación leve y la fuerte. Esta última se comporta como siempre, pero la primera permite activar nuevas funcionalidades.
Por ejemplo, si acariciamos un icono de la pantalla de inicio aparecerá un menú emergente con varias opciones que nos permitirán realizar acciones rápidas. En el caso de la cámara, una de esas opciones será sacarnos un selfie. Dentro de las aplicaciones, la idea es que esa pulsación nos permita ver una especie de previsualización rápida del contenido para decidir si lo abrimos de verdad o no.
Al margen de esta nueva pantalla, las principales novedades se las han llevado las cámaras. La trasera por fin eleva su resolución de ocho hasta los doce megapíxeles y es capaz de grabar vídeos 4K, mientras que la frontal sube de 1,2 a cinco, suficiente para que los selfies no den demasiada vergüenza ajena. Esta última empleará la pantalla como flash, que se iluminará brevemente hasta tres veces el brillo normal mientras sacamos la foto. La aplicación sacará lo que han llamado "fotos vivas", que son fotos normales que, al pulsar suavemente sobre ellas, nos mostrarán los momentos inmediatamente anteriores y posteriores a la toma de la foto.
Los nuevos iPhone 6s y 6s Plus tienen el mismo precio que sus predecesores y saldrá a la venta el 25 de septiembre en Estados Unidos y unos cuantos países más entre los que no está España.