Aunque resulte difícil de creer, el uso de las heces como combustible lleva discutiéndose desde hace años, pero ahora Reino Unido lo ha implementado en un producto concreto y con carácter comercial: el Bio-bus, que realizará la ruta entre Bristol y Bath.
Este autobús interurbano utiliza de combustible el gas metano generado por la combustión de deshechos, entre los que se encuentran las heces humanas. Tiene una autonomía de 300 km y para alcanzarla utiliza los deshechos generados por cinco personas durante un año.
El combustible se obtiene mediante la digestión anaeróbica de algunas bacterias, que consumen el oxígeno que contiene un material biodegradable para transformarlo en biogas rico en metano. Éste se trata para que el dióxido de carbono no forme parte de la mezcla final, a la que se le añadirá propano para aumentar la combustión. Finalmente se eliminan las impurezas que puedan causar mal olor durante la combustión, gracias a Dios.
El motor del Bio-bus es similar al que utiliza un autobús corriente y el gas metano generado por la combustión de los residuos se almacena en tanques situados en el techo del autobús.
Según informa la BBC, la empresa encargada de proveer el gas a los autobuses es GENeco, dueña de la planta de tratamiento de residuos de Bristol. En esta ciudad se utiliza ya esta técnica para abastecer de electricidad a 8.300 hogares, consumiendo para ello 17 millones de metros cúbicos de residuos, lo que le ha llevado a ser nombrada capital verde europea en 2015.
No es el vehículo más verde del mundo, pero reduce las emisiones de dióxido de carbono en un 30% y muestra la existencia de una fuente de combustible alternativo y virtualmente infinita: nuestros propios deshechos.