Samsung pondrá a la venta el próximo día 20 su casco de realidad virtual Gear VR, con lo que se convertirá en la primera gran compañía que pone en el mercado un dispositivo de la nueva ola de esta tecnología, pese a que Oculus VR lleva años trabajando en el suyo –de momento sólo está disponible para desarrolladores– y a que Sony anunció Project Morpheus hace un año.
La realidad virtual es una tecnología que "engaña" al cerebro haciéndole creer que se encuentra en un entorno virtual diferente al físico en el que se encuentra. Gear VR es un casco de realidad virtual que funciona asociado a un teléfono móvil. Por el momento, sólo lo hace con el Note 4, una exigencia que responde al tamaño y resolución de pantalla (5,7 pulgadas y 2.560×1.440 píxeles) y a la necesidad de modificar el software del terminal –en concreto, el kernel o núcleo del sistema– para hacerlo compatible con la tecnología.
El Note 4 se conecta al casco por su parte delantera y se convierte en su pantalla. A partir de ese momento, dedica todos sus recursos a la reproducción de contenidos para conseguir una experiencia envolvente de 360 grados. Gear VR, que es inalámbrico, cuenta con dos lentes que transforman la imagen, una rueda para ajustar su nitidez, control físico de volumen, una tecla con la función "atrás" y una superficie táctil para dar órdenes al dispositivo, que también responde al movimiento de la cabeza.
Para que el Note 4 funcione con el casco de realidad virtual, el teléfono ha de tener instalado un software de Oculus –compañía propiedad de Facebook y responsable del resurgir de la realidad virtual con la que Samsung ha trabajado para el desarrollo de su casco– y estar conectado a una tienda de aplicaciones específica que, en el momento del lanzamiento del dispositivo, contará con unas 35 referencias entre aplicaciones y videojuegos, gracias a acuerdos con compañías como DreamWorks, Marvel, Harmonix Music y Vevo. Gracias a ellas, además de jugar, podremos hacer turismo virtual o asistir a un espectáculo musical.
El casco Gear VR, que costará 249 euros, se comercializará acompañado de un mando para juegos y una tarjeta micro SD con 16 gigas de almacenamiento y contenido precargado. Tiene algunas pegas, como la calidad de la imagen: pese a que la resolución del Note 4 es la más elevada del mercado en un dispositivo móvil, la cercanía de la pantalla a los ojos del usuario hace que éstos noten los píxeles, lo que resta inmersión a la experiencia.
Además, existe la cuestión del potencial mareo que puede generar la realidad virtual en algunos usuarios: no todas las personas responden bien a la sensación envolvente de esta tecnología. Incluso a quienes no lo sufran, a la larga el Gear VR cansa ligeramente los ojos –como ocurre al ver durante mucho tiempo seguido películas en 3D o al usar durante horas Nintendo 3DS–. También sufren pegas complicadas de solucionar, como que si sudamos, las lentes se empañan y que si se nos mueve demasiado el casco, se pierde el efecto.
Aunque la tecnología de la realidad virtual tenga ya varias décadas, en los últimos dos años ha vivido un renacimiento y los desarrolladores aún trabajan por crear propuestas con las que sacarle partido. En el mercado hay muchos cascos de realidad virtual, empezando por el más que económico Cardboard de Google y otras soluciones asequibles compatibles con diferentes formatos de smartphone. Sin embargo, esas soluciones no alcanzan la calidad de diseño del casco de Samsung y dejan al usuario libertad para que busque sus propios contenidos en Internet o Google Play.