El Gobierno de Taiwán, uno de los principales fabricantes de tecnología del mundo y casa matriz de grandes marcas de dispositivos de telefonía móvil, tabletas y ordenadores, acaba de prohibir el uso de tabletas y smartphones en menores de dos años, mientras que intenta que los adolescentes no utilicen esta tecnología más allá "del tiempo razonable".
Incluso contempla la posibilidad de multar a los padres con 1.400 euros en caso de incumplir con la norma. En un principio se atribuyó a las autoridades taiwanesas la loable intención de prevenir conductas adictivas o interferir en el normal desarrollo del pequeño. Sin embargo, hay otros factores que han motivado tan sorprendente decisión.
La empresa española Tecnología Sostenible y Responsable (TSR) y expertos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) alertan de que los riesgos oculares podrían estar, en parte, detrás de la prohibición taiwanesa del uso de dispositivos electrónicos en niños.
Señalan como uno más de los posibles motivos de esta prohibición, un estudio realizado en marzo de 2014 en Taiwán por diversos centros de investigación, publicado en la revista Environmental Health Perspectives, en el que durante 28 días se hicieron experimentos con ratas expuestas a luz LED ambiental doméstica (frente a luz incandescente), obteniendo unos resultados concluyentes: las ratas presentaban un deterioro irreversible en su retina.
Una década antes, los investigadores de la Complutense ya realizaron experimentos en los que se demostró un daño retiniano en los ojos expuestos de las ratas a longitudes de onda corta ante una exposición aguda con y sin filtro de protección. Nuevos análisis realizados por este grupo de investigación sobre tecnología de consumo tan extendida hoy día como móviles o tablets, cada vez con pantallas más grandes, reflejan una emisión –respecto a modelos de hace diez años- cinco veces superior en luz de onda corta que puede ser altamente nociva para los ojos.