La obesidad es una enfermedad crónica que puede tener consecuencias muy graves para aquellas personas que la padecen. Está considerada como la epidemia del siglo XXI y es uno de los problemas de salud pública más importantes actualmente a nivel mundial que obliga a tomar urgentemente medidas preventivas eficaces.
Desde 1975, la obesidad casi se ha triplicado en todo el mundo y la tendencia es que siga en aumento. En 2016, según datos de la Organización Mundial de la Salud, más de la mitad de los adultos entre 35 y 60 años a nivel mundial tienen un problema de peso ya que el 13% eran obesos y el 39% presentaron sobrepeso siendo más frecuente en hombres que en mujeres. En España, el 37% de la población adulta presentaba en 2017 sobrepeso y el 17% eran obesos, mientras que el 10% de los niños entre 5 y 18 años tenían obesidad.
Diferencias entre sobrepeso, obesidad y obesidad mórbida
La OMS define sobrepeso y obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa. Para clasificar la obesidad se utiliza el Índice de Masa Corporal o IMC, el cuál proporciona un valor que determina si una persona tiene un peso saludable en relación con su estatura. Un IMC de 18,5-25 kg/m2 se considera un peso saludable para un adulto, un IMC de entre 25 y 30 se considera sobrepeso, mientras que aquellos con un IMC superior a 30 se consideran obesos. Se denomina obesidad mórbida si el IMC es superior o igual a 40 Kg/m2.
IMC es el resultado de dividir el peso entre la estatura al cuadrado. Por ejemplo, una mujer que mida 1,65 y pese 71 kg, su IMC sería: 71 / 1,65 x 1,65 = 26
La distribución de la grasa en el cuerpo influye en la gravedad de la obesidad. El Índice Cintura Cadera (ICC) nos proporciona una medida objetiva de esta distribución. Los pacientes con mayor proporción de grasa visceral o intraabdominal presentan más riesgo de padecer enfermedades asociadas a la obesidad que aquellos que presentan una distribución periférica, fundamentalmente en la región glúteo-femoral.
Causas del sobrepeso y la obesidad
Hay unos 250 genes relacionados con la obesidad pero son los factores ambientales los desencadenantes de esta enfermedad: la dieta, la falta de ejercicio y el estilo de vida predisponen al paciente a ganar peso.
La causa fundamental del sobrepeso y la obesidad es un desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas. Es decir, la combinación del aumento en la ingesta de alimentos de alto contenido calórico que son ricos en grasa, con un descenso en la actividad física debido a la naturaleza cada vez más sedentaria de muchas formas de trabajo, los nuevos modos de transporte y la creciente urbanización.
Consecuencias en la salud
La obesidad mórbida condiciona en sí misma un descenso de la cantidad y calidad de vida. Afecta directamente a la salud y se pueden desarrollar un buen número de patologías graves como diabetes, hipertensión arterial, problemas cardiacos, riesgo de padecer un accidente cerebrovascular, subida del colesterol, trastornos de carácter respiratorios como la apnea del sueño; problemas digestivos como colelitiasis, esteatosis hepática, esteatohepatitis no alcohólica, cirrosis, reflujo gastroesofágico, hernia de hiato; artrosis y problemas de movilidad, lesiones articulares; deformidades óseas; en las mujeres se puede producir disfunción menstrual, síndrome de ovarios poliquísticos, infertilidad, aumento del riesgo perinatal, incontinencia urinaria; en los hombres disfunción eréctil. Además, puede ser causa de cáncer en múltiples variables: endometrio, de ovarios, de mama, de colon, de recto, de vesícula, de hígado, de riñones y de próstata.
Y todo ello sin olvidar las alteraciones psicológicas (trastornos del comportamiento alimentario) y psicosociales que merman la calidad de vida y las relaciones interpersonales de quien sufre esta patología.
Tratamientos y distintos abordajes quirúrgicos
Disminuir el peso del paciente con obesidad produce una mejoría tanto en su supervivencia como en su calidad de vida. Para bajar peso, existen dietas específicas que combinadas con ejercicio físico pueden ayudar a disminuir el exceso de peso, pero si supera una cifra determinada o el tratamiento médico fracasa, debe plantearse la opción quirúrgica, conocida como cirugía bariátrica.
La cirugía consigue la reducción de peso, por un lado, restringiendo la cantidad de alimentos que se ingieren reduciendo la capacidad gástrica, y por otro lado disminuyendo la cantidad de nutrientes que se absorben excluyendo parte del intestino de su función absortiva mediante la realización de un bypass intestinal.
En función del tipo de restricción y del grado de malabsorción que realizamos clasificamos las técnicas quirúrgicas en restrictivas como la gastrectomía vertical o la banda gástrica; mixtas como el Bypass gástrico en Y de Roux y el Bypass gástrico de una anastomosis (BAGUA) y malabsortiva como la Derivación biliopancreática, el Cruce duodenal y el SADI´s (Bypass duodenoileal en una anastomosis con gastrectomía vertical)
La cirugía robótica y sus ventajas
Todas las técnicas quirúrgicas mencionadas anteriormente se realizan por laparoscopia, pero la técnica más novedosa para abordar la obesidad mórbida es la cirugía robótica. Se trata de una cirugía mínimamente invasiva en la que el cirujano no opera directamente sobre el paciente. El sistema robótico da Vinci consta de tres elementos. Una consola quirúrgica donde el cirujano maneja virtualmente el instrumental quirúrgico, tiene una visión en 3D y puede ver con un aumento de hasta 10 veces el órgano que va a intervenir. El segundo elemento es el carro del paciente con cuatro brazos móviles e intercambiables y el tercero es la torre de visión que permite seguir la intervención al resto del equipo médico.
Esta técnica ofrece numerosas ventajas tanto para el paciente, el cirujano y el sistema sanitario. La cirugía mínimamente invasiva supone periodos de hospitalización inferiores en comparación con la cirugía tradicional debido a que las maniobras realizadas por el sistema robótico se reducen a cuatro pequeñas incisiones de menos de un centímetro y esto se traduce en un menor riesgo de infección, menor sangrado, una recuperación más fácil, menor dolor postoperatorio y mejores resultados estéticos. El ingreso en hospital se reduce a uno o dos días. Esta agilidad en las altas médicas permite mejorar las listas de espera y gestionar de forma más eficaz los recursos del sistema sanitario. Y por otro lado, la cirugía robótica ayuda al cirujano permitiéndole gran precisión ya que ofrece una visualización de las estructuras en 3D, facilita la manipulación de la instrumentación y evita el cansancio y el temblor natural tras largas horas de intervención en un paciente muy complejo anatómicamente.
Así, la cirugía robótica es una aliada de gran valor en el tratamiento de la obesidad mórbida.