Tal y como se había anunciado hace una semana, Portugal entró este miércoles en "estado de calamidad", una forma de situación de excepción más leve que el estado de emergencia que implica controles en la frontera y en los aeropuertos y exigencia de aportar un test negativo en covid para acceder al ocio nocturno.
Las medidas, que incluyen también una semana de teletrabajo obligatorio a primeros de enero, estaban aprobadas hace días ante el aumento de contagios que viene registrando el país -con una incidencia que ya está en 325 casos por 100.000 habitantes-, pero su entrada en vigor ha coincidido con el mismo día en el que las autoridades sanitarias confirmaron 14 positivos de las variante ómicron.
La cifra de confirmados de ómicron detectada en el país convierte a Portugal en el segundo de Europa con mayor número de cuadros de esta variante, aunque la mayor parte de ellos se concentran en la plantilla de un equipo de fútbol de la primera división lusa.
Colas para vacunarse
La jornada se estrenó también en Lisboa con largas filas en el mayor centro de vacunación del país, instalado en el Parque de las Naciones de la capital, con capacidad para más de 6.000 personas por día.
Desde este miércoles los certificados digitales serán una constante en la vida diaria de los portugueses y se exigen para acceder a toda la restauración -a excepción de las terrazas-, los alojamientos turísticos, los eventos con asiento marcado, los gimnasios y los casinos y bingos. Para el ocio nocturno es necesario el certificado y además un test negativo.
El país reforzó los controles fronterizos y hasta el 9 de enero será obligatorio presentar el certificado de vacunación y un test negativo para entrar por vía aérea. En la frontera con España, los ciudadanos de países europeos en riesgo bajo o moderado necesitarán el certificado de vacunación y los procedentes de zonas de alto riesgo precisarán también de un test negativo.