La vacunación en Alemania se frena al tiempo que la cuarta ola de coronavirus sigue creciendo. La incidencia acumulada a siete días ya ha superado la barrera de los 200 contagios por cada 100.000 habitantes, lo que supone un nuevo máximo desde que comenzó la pandemia y confirma la tendencia al alza. Según datos del Instituto Robert Koch (RKI) de virología actualizados esta madrugada, en sólo un día ha pasado de 191,5 a 201,1. El pico anterior se registró el 22 de diciembre de 2020, en plena segunda ola, con 197,6.
Las autoridades sanitarias alemanas han verificado este domingo 23,543 infecciones y 37 muertos, que se habrían producido en las últimas 24 horas. Los casos ascienden a un total de 4,76 millones y los decesos a 96.525. Cifras que llegan tras una semana de máximos en el país germano. El pasado viernes, registraron por segundo día consecutivo un nuevo récord de contagios diarios al sumar 37.120, después de los 33.949 del día anterior.
Por otra parte, el mismo día 5 de noviembre se reportaron 1.071 hospitalizaciones por coronavirus y una tasa acumulada de ingresos en siete días de 3,91 por cada 100.000 habitantes. El jueves, la cifra de pacientes con covid en UCI se situaba en 2.332, lo que supone una ocupación del 10,4 % de camas disponibles en las unidades de críticos para la población adulta.
Una situación que responde a "la pandemia de los no vacunados", en palabras del ministro de Sanidad en funciones, Jens Spahn. Culpa a la población que se niega a recibir el fármaco contra la covid del aumento de casos y la presión hospitalaria. Uno de cada cinco alemanes no quiere vacunarse, aseguran las autoridades del país. Según los datos ofrecidos el viernes, el 67,1 % de la población tiene la pauta completa. Un porcentaje bastante alejado del que tienen otros países europeos como España, con un 78,9%, o Dinamarca, con un 75,8%.
En la misma línea, el presidente del Instituto Robert Koch (RKI) de virología, Lothar Wieler, ha asegurado que la tasa de vacunación sigue siendo insuficiente. Alrededor de 3 millones de mayores de 60 años siguen sin inmunizar. "El impacto de la cuarta ola es el que se temía", ha sentenciado.
Sajonia, la incidencia más alta
Desde este lunes, queda restringido el acceso a eventos y a espacios de ocio, como restaurantes y bares, a aquellos que estén vacunados contra la covid o hayan superado la enfermedad. Una medida con la que intentan contener la nueva oleada de contagios.
El estado alemán de Sajonia cuenta con la incidencia acumulada más alta del país: 444 nuevas infecciones por cada 100.000 habitantes, según datos actualizados del RKI de este domingo. Allí sólo está vacunada la mitad de la población.
Las proclamas antivacunas están muy asentadas. Reflejo de ello fue la marcha del pasado sábado en Leipzig, la mayor ciudad de Sajonia, donde varios miles de personas se manifestaron contra la implantación de medidas para controlar la expansión del coronavirus. Las protestas acabaron en enfrentamientos con la policía, que detuvo a 24 participantes.
Baviera aumenta las restricciones
El estado alemán de Baviera, en el sur del país, ha endurecido las restricciones contra la propagación del coronavirus ante el enorme repunte de casos diarios. Solo vacunados y recuperados con prueba negativa podrán acceder ahora a espacios públicos cerrados como restaurantes. Además, será necesario el uso de mascarillas FFP2.
Baviera es, detrás de Sajonia y Turingia, el estado más afectado por la actual ola de la pandemia, con una incidencia acumulada a 7 días de 191 contagios, el doble que la semana anterior. Aunque lo más preocupante sigue siendo la ocupación de las UCI. Hay 552 personas conectadas a un respirador artificial para sobrevivir, y se teme que el número aumente en los próximos días.
Apuesta por la tercera dosis
El ministro de Sanidad alemán, Jens Spahn, insiste en la necesitad de poner una "dosis de refresco" para atajar la cuarta ola de la pandemia. Y esta debería estar "a disposición de todo el que la solicite". Posición a la que se han sumado recientemente los responsables de sanidad de los "Länder". Se avecinan semanas "muy difíciles", vaticina.
En su opinión, la tercera dosis "tras seis meses debería ser la regla y no la excepción". No obstante, la señala como "particularmente importante para el personal sanitario, ancianos y personas con patologías previas". "Puede marcar una gran diferencia", sentencia en alusión al resultado de la experiencia en Israel.