¿Por qué nos afecta tanto el cambio de hora?
El cambio de hora no nos afecta a todos por igual, pero nos afecta. Analizamos las consecuencias de lo que ha ocurrido esta madrugada.
El cambio de hora es algo que hacemos en España un par de veces al año, para pasar del horario de verano al de invierno y viceversa. Esto se viene aplicando desde hace casi un siglo por motivos de ahorro energético. Sin embargo, hay muchos estudios que demuestran que los cambios horarios afectan al bienestar de las personas.
De hecho, uno de los primeros cambios y que afecta a todas las personas, aunque unas lo notan más que otras, es una alteración en la secreción de melatonina, hormona que actúa regulando los estados de vigilia y sueño en función de la luz solar. ¿Cómo funciona? A más luz solar hay una menor producción de melatonina, por lo que la función de inducir el sueño que tiene esta hormona se produce de forma más tardía.
Esto se debe sumar a que nuestro horario laboral sigue siendo el mismo, algo que desde la perspectiva del reloj biológico, supone que nos levantamos una hora antes de lo habitual y rompemos la rutina de sueño, esto implica que no se llegue a descansar lo necesario.
Esta desregulación en la secreción de melatonina es suficiente para que el organismo se resienta y aparezca el cansancio, la fatiga e incluso la irritabilidad de las personas. Esto afecta a unas personas más que a otras, por eso también el cambio de hora les impacta más a unos que a otros. De hecho, está más o menos dictaminado que a quien más afecta es a los niños y a las personas mayores debido a su mayor sensibilidad a este tipo de cambios hormonales. Sin embargo, no es nada preocupante ya que cualquier organismo se adapta rápidamente, apenas suelen durar los síntomas unos tres días, al cambio de hora y la nueva regulación de los ritmos circadianos.
Los ritmos circadianos y el cambio de hora
Lo primero que hay que descubrir es qué son los ritmos circadianos, estos son los cambios que se producen en el organismo durante un ciclo de 24 horas debido sobre todo a la influencia de la luz ambiental. Por ejemplo, dormir de noche y trabajar durante el día es un ejemplo de como el ritmo circadiano regula la producción de melatonina, en presencia de la luz los niveles de melatonina son más bajos que cuando hay oscuridad, ¿por qué? Porque el cerebro produce más melatonina para inducir el sueño.
El cambio de hora produce un desajuste en los ritmos circadianos controlados por la luz natural, lo que conlleva un desajuste de la melatonina. Esto puede afectar a los patrones del sueño y serán necesarios varios días para que el cuerpo se acostumbre y ajuste al nuevo horario.
Cuáles son los efectos del cambio horario
Normalmente el cambio de hora en primavera es más complejo de sobrellevar porque adelantamos una hora el reloj, sin embargo, el de otoño es más llevadero ya que se retrasa el reloj. Sin embargo, da igual que sea adelantar o atrasar las manecillas del reloj una hora, ambos sentidos tienen efectos negativos en la salud de las personas.
Uno de los principales síntomas es la alteración de los patrones de sueño lo que supone problemas para dormir y, normalmente, quienes más lo sufren son aquellos que duermen poco ya que tienen mayor dificultad para dormir bien en la transición otoñal. Al contrario que sucede en el cambio de primavera ya que en ese momento los más afectados son aquellos que están más activos durante la tarde.
Puesto que los problemas para dormir provocan somnolencia diurna y falta de atención, durante los días posteriores al cambio horario existe un mayor riesgo de que se produzcan accidentes de tráfico. Por el mismo motivo, el cambio de hora de primavera también se relaciona con un aumento de los accidentes laborales.
Incidencia en la salud de los trabajadores
- Alteración del sueño: menos horas de sueño y peor descanso.
- Cambios en el estado de ánimo y en el humor.
- Peor rendimiento físico y mayor sensación de cansancio.
- Peor rendimiento intelectual.
Pautas para adaptarnos al cambio de hora
- No se debe cambiar bruscamente, retrasando la hora de acostarte quince minutos cada día y levantándonos un poco más tarde. Si se hace poco a poco a lo largo de una semana, el cambio será casi imperceptible.
- No compensar el cansancio con siestas, sobre todo, si no está en el hábito dormir siesta, pues se altera aún más el reloj interno.
- Se ha de buscar la luz solar. A medida que se acerca el invierno, cada vez tenemos menos horas de sol. Es importante que, en cuanto se tenga oportunidad, se aproveche para dar un paseo al sol.
- Realizar algún tipo de ejercicio físico. Pese a que pueda parecer contradictorio, el ejercicio físico proporciona energía para poder llegar en mejores condiciones al final del día.
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