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El "arma de doble filo" de las mascarillas: ¿por qué este año se teme a la gripe?

Medidas contra el covid como la distancia social y las mascarillas contuvieron a la gripe el año pasado, algo que podría tener consecuencias.

Las medidas anti covid han tenido consecuencias en la dinámica de otras enfermedades | M. Dylan / Europa Press

La ausencia de gripe el año pasado fue celebrada con una buena noticia en medio de las sucesivas olas de covid. En otoño se había pedido la vacunación contra la gripe ante el temor de coinfecciones y una mayor saturación de los hospitales: finalmente, la situación fue la contraria y tanto este virus como otros patógenos prácticamente "desaparecieron".

Sin embargo, ya entonces hubo voces que alertaron de que esa buena noticia podría en realidad no serlo tanto y picos de otras enfermedades también desaparecidas, como el VRS, en verano, han parecido darles la razón. El temor ahora es que esta vez sí haya gripe y que aparezca antes y de forma más intensa. Distintos organismos sanitarios como los Centros de Control y Prevención de enfermedades de Estados Unidos han llamado a vacunarse ante una posible epidemia especialmente "severa". En España, este mes arranca la campaña de vacunación, y el mensaje es similar. ¿Por qué este año es especialmente importante la vacuna?

Mascarillas e inmunidad

A principios de verano, un grupo de científicos españoles publicó un artículo en el que se daban las posibles razones de un fenómeno que se ha debatido ampliamente entre los expertos: por qué se "esfumó" el virus de la gripe y otros con la pandemia y por qué podría volver con más fuerza. El artículo, Social Distancing, Lockdown and the Wide Use of Mask; A Magic Solution or a Double-Edged Sword for Respiratory Viruses Epidemiology?, publicado en la revista Vaccines, se preguntaba si las medidas de protección frente al covid 19 era una "mágica solución" para acabar con otras infecciones respiratorias o en realidad podrían ser un arma de "doble filo".

El artículo exponía cómo los confinamientos, la mascarilla y la distancia social usadas contra el covid habían resultado "tremendamente eficaces" contra la gripe y pedían "tener en cuenta que la falta de exposición a ciertos patógenos puede tener consecuencias impredecibles" en el futuro. La inmunidad contra ciertos virus respiratorios, explicaban, decrece tras unos pocos meses (uno de los motivos por el que hay que vacunarse anualmente de la gripe) y esa pérdida de inmunidad es "especialmente intensa" entre niños y ancianos.

"Cuando hay una epidemia normal, se infecta un porcentaje de población que varía entre temporadas. Esa población obtiene una protección natural de forma que al año siguiente hay gente naturalmente resistente. Pero si este año un gran porcentaje de la población no se infecta, la bolsa de individuos susceptibles de infectarse va a ser más grande y los virus de la gripe, por decirlo así, van a tener más comida de la que alimentarse", explicaba Iván Sanz, uno de los responsables del estudio, hace unos meses a LD. La inmunidad "se diluye si no nos exponemos al virus", contaba, "el cuerpo mantiene cierta memoria inmunológica" pero en enfermedades con virus que varían, que cambian, como los de la gripe, "se pierde más fácilmente".

Esa ausencia de inmunidad natural podría desembocar en "epidemias de gripe más graves", más duraderas y que empiecen antes, destacaban los autores. En estos meses otros artículos se han sumado a esta teoría, apoyándose en casos ya estudiados de temporadas más duras de gripe tras inviernos cálidos con poca circulación del virus.

"Ojalá nos equivoquemos"

Sanz, responsable científico del Centro Nacional de Gripe de Valladolid, explica ahora a LD que en en cualquier caso se trata de "una hipótesis": "Somos como los vulcanólogos, sólo podemos decir lo que ha pasado, no lo que va a pasar". "Ojalá nos equivoquemos", señala el doctor, que reitera que ante ese riesgo habría que hacer "todo lo que esté en nuestras manos" para prevenir, que pasaría por "vacunar a la mayor parte de gente posible" y hacer un uso "razonable" de la mascarilla, "si estoy enfermo" o vamos a cuidar "a una persona que esté enferma".

También avisa de otro factor que podía influir en una mayor severidad de la gripe este invierno: el hecho de que este año "hayamos podido cazar con menos tino" el virus de la gripe dado que tampoco ha circulado por el hemisferio sur. La vacuna de la gripe se elabora en función de las cepas con mayor circulación en el invierno austral y en su caso la situación ha sido la misma. "La efectividad vacunal podría ser más baja", advertía esta semana en una entrevista En Casa de Herrero.

La importancia de vacunarse

Sobre este hecho, el doctor Raúl Ortiz de Lejarazu, también autor del artículo, señala en LD los datos que han manejado sobre la gripe en distintas zonas, y cómo apenas ha circulado en Australia y Nueva Zelanda, aún inmersos en una política de covid cero. "En Argentina y Chile tampoco ha habido casi gripe pero probablemente sus sistemas de vigilancia se han resentido con la pandemia", destaca. Sí la han detectado en Sudáfrica y, en el hemisferio norte, en China y en India.

En su opinión, "si se retomara el tráfico internacional con más intensidad que el que hay actualmente podríamos volver a tener epidemia invernal de gripe. Creo que no se puede jugar con la posibilidad de que ‘a lo mejor no hay gripe’ y hay que insistir en administrar la vacuna anual de gripe. Lo contrario sería una grave irresponsabilidad", destaca.

¿Y los niños?

¿Habría que vacunar entonces a más sectores de población de los habituales, que suelen ser personas con patologías de riesgo, mayores de 65 y personal sanitario? ¿Qué ocurre con los niños? Lejarazu indica que la OMS recomienda vacunar de gripe a los menores de 5 años desde hace 9 años y recuerda cómo "estudios posteriores han demostrado que las epidemias invernales de gripe no pueden despegar sin las infecciones en niños, que está probado desde hace mucho tiempo que actúan como supertransmisores". El médico del Centro Nacional de Gripe de Valladolid destaca que los menores "eliminan gran cantidad de virus (elevada carga viral ) y durante un tiempo mucho más largo que los adultos, incluso cuando parecen ya curados".

En España, la Asociación Española de Pediatría ha recomendado este año la vacunación de niños de 6 a 59 meses. Mientras, Sanidad confía en alcanzar una cobertura del 75 % entre las personas de 65 o más años de edad y entre los profesionales de los centros sanitarios y sociosanitarios, y del 60 % entre las mujeres embarazadas y las personas pertenecientes a los grupos de riesgo, los únicos grupos de población que verán financiada la vacuna.

En definitiva, el mensaje a las puertas de que arranque la campaña de vacunación, y en medio del debate sobre la tercera dosis contra el coronavirus, es que es fundamental que los colectivos vulnerables se vacunen. Como en el caso de la vacuna contra el coronavirus, la compra de la vacuna contra la gripe está "centralizada" y regiones como Madrid han encargado más vacunas y están apremiando a Sanidad para que la campaña empiece el día 15.

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