Náuseas, vómitos, diarrea, sequedad de piel y mucosas, e incluso úlceras en los ojos le provocó el dióxido de cloro a María José. Una mujer granadina que acudió a su herbolario de referencia en busca de algún producto natural que pudiera combinar con su medicación para aliviar los síntomas de su artritis reumatoide severa. Corría el año 2013 y le recomendaron MMS, la Solución Mineral Milagrosa que los gurús antivacunas utilizan como "antídoto universal" contra todo tipo de males y enfermedades. Tras 20 años de dolores, inyecciones e incluso operaciones, quiso probar. Las consecuencias fueron nefastas para su salud.
Como explicó hace unos días el doctor en Ciencias Químicas Bernardo Herradón para LD, el dióxido de cloro no es otra cosa que "lejía, un veneno para el organismo" del que "sacan mucho dinero", porque es "una sustancia química muy barata" y lo venden a un precio "muy alto". No se equivocaba el investigador del CSIC. Así fue en este caso, le enviaron el pack para preparar la disolución desde Cataluña por el "módico precio" de 50 euros, según nos cuenta su hijo Christian Constán.
Él descubrió casi por causalidad que su madre tomaba algo extraño "en una botellita". Un día, veraneando en la Alpujarra, se la dejó en el coche y el líquido que contenía, inicialmente transparente, "se volvió verdoso con el calor". Como doctor en Biología, desconfió enseguida y le preguntó a su madre. Le dijo que era MMS, así que buscó información al respecto. Cuando supo de qué se trataba, no daba crédito y mandó a analizar el contenido.
Entretanto, su madre seguía padeciendo los terribles efectos secundarios que aparecieron prácticamente desde que empezó a tomar el preparado. Siguió la pauta que le habían recomendado durante alrededor de 20 días y estaba asustada. Le habían dicho que el protocolo de administración era "personalizado" y "específico para su dolencia". Pero no se encontraba bien. La respuesta de los que le vendieron el producto: "que no se preocupara, se debía a un proceso sanador".
Afortunadamente, ella -poco convencida con la respuesta y bien aconsejada por su familia- visitó a su médico, le explicó lo que pasaba y siguió las indicaciones del facultativo: "dejar de tomarlo de inmediato". De otra manera, "podía acabar con metahemoglobinemia, un riñón dañado o algo aún peor".
Los responsables del engaño
Ante esta situación, María José se puso en contacto con Andreas Kalcker, Dolores Unzu y Enric Cerqueda. Ya hemos contado en reportajes anteriores el papel del primero en el chiringuito del dióxido de cloro, y en particular del MMS, a nivel mundial. Según nos cuenta su hijo, la segunda era la persona que "en aquel momento promovía la actividad y conferencias de Kalcker". Y el tercero es "quien le hace la venta", de ahí que considerara que debía darle algún tipo de explicación.
No la hubo, o al menos no una razonable, durante el cruce de mails de la granadina con los responsables del "entramado", por lo que finalmente se dirigía a ellos -en sus escritos- como "estafadores que juegan con la salud de otras personas" y "desalmados que llenan su bolsillo a costa del dolor y la desesperanza".
Christian se indigna cuando relata los hechos por los que tuvo que pasar su madre. Pero sobre todo al ver la evolución de los acontecimientos. Han pasado 8 años y los implicados en este caso, y en otros tantos de los que ha tenido conocimiento después, siguen enriqueciéndose con el MMS. Un producto ilegal. "No han dejado de ingresar dinero, bien sea por redes sociales, por promociones, por charlas, su Canal de Youtube..." y es fácil comprobar que así es.
Una simple búsqueda en internet y encontramos decenas de videos de Enric Cerqueda y compañía hablando de los beneficios del dióxido de cloro, sus protocolos de administración y cómo conseguirlo. En algunos de ellos, muestran sin tapujos la extensa variedad de productos que ofrecen algunos laboratorios, o tienen la "bondad" de hacer demostraciones en vivo con la marca comercial del bien visible.
Un producto prohibido
Poco después de enterarse de que su madre tomaba MMS, Christian descubrió que estaba prohibido por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) desde 2010, así que puso el caso "en conocimiento de las autoridades sanitarias y de la Fiscalía, que actuó de oficio". "Se les imputó un delito contra la salud pública y tuvieron que venir aquí a un juicio a Granada. Pero salieron indemnes por no quedar suficientemente probado que fuera una venta directa".
Por eso, se dedicó a dar a conocer el caso de su madre y advertir a colectivos susceptibles de ser engañados. Entre ellos, a la Confederación Autismo España, que pudo avisar a sus asociados. Él tuvo conocimiento de que muchos padres, a nivel particular, "estaban hinchando a los nenes de MMS". "Los pobres, sin saber... Les estaban diciendo que les iban a hacer una sanación, la curación del trastorno del espectro autista", lamenta. Christian sabe que compartiendo su caso puede evitar que otras personas caigan en el engaño y las autoridades sigan en alerta. De ahí, que haya querido contar su historia para los lectores de LD.
"La justicia no les ha podido pillar", señala. Pero mantiene la esperanza de que pase "como ocurrió con Al Capone, que nunca se demostró que traficaba con alcohol. Pero al final fue condenado por evasión de impuestos". En su opinión, "tocaría que el fisco se encargará de investigar de dónde sale todo el dinero de Dulce revolución, de tanta donación, de tanto Paypal..." y motivos tiene para pensarlo.
El papel de Pàmies
Constán lo tiene claro: aunque Josep Pàmies no estuvo directamente implicado en la venta del MMS a su madre, él es el cabecilla de este "entramado" en España. Especialmente desde que Andreas Kalcker está siendo investigado y no puede operar con tanta tranquilidad en nuestro país. "No es un simple agricultor jubilado, como se presenta", advierte Christian.
El resto, son sus lacayos. Pero todos sacan provecho. Es una red, "como una secta", y lo tienen todo "muy bien organizado". "Especialmente el tema de las finanzas", explica, "para no pagar ninguna multa". Así se refiere a la la sanción de cerca de 700.000 euros que la Generalidad de Cataluña impuso a Pàmies en 2018, por promocionar el dióxido de cloro para tratar el autismo.
"Él dijo que no la va a pagar, y no la va a pagar. Está bien asesorado", asegura. "Se jubiló, supuestamente. Y en el Registro Mercantil, en el BORME, se puede ver que se transfirieron las propiedades a su hijo. Él se quedó sin nada. Evidentemente sabía que esto podía llegar", señala.
Además, su jubilación es relativa. Él continúa impartiendo charlas en su vivero donde -según la web- ofrece "consultas grupales", en las que imaginamos cuenta las bondades del dióxido de cloro, como hace en otros foros. No hay que buscar mucho para encontrar en internet distintos actos o encuentros, que organiza o avala. Eso sí, normalmente en emplazamientos privados, ya que en los públicos cada vez es más difícil que le concedan los permisos.
En la actualidad, Pàmies es conocido como gurú de las pseudoterapias e impulsor de productos de dudosa eficacia, además de activista antivacunas. Famosas son sus fiestas de abrazos y besos para contagiarse de covid, y después curarlo con su "solución milagrosa". Por otra parte, tuvo un papel fundamental como impulsor de la manifestación "antipandemia" del 16 de agosto de 2020 en la Plaza de Colón de Madrid, para protestar por el uso de las mascarillas, aunque pidieron la autorización alegando otros motivos.
No obstante, de un tiempo a esta parte, Pàmies ha preferido posicionarse en un perfil bajo. Posiblemente, se deba a la metedura de pata que cometió en el programa Todo es verdad, en el que reconoció abiertamente que administra dióxido de cloro a sus "pacientes". Según dijo, él mismo se lo ha dado "a miles" como tratamiento contra la covid. Algo que le podría traer más de un problema. Hasta ahora, había quedado libre de responsabilidad en los distintos juicios celebrados contra él, por no demostrarse una participación directa en la venta o administración de la sustancia prohibida. Esta confesión pública le podría complicar futuros procesos judiciales.