La crisis sanitaria del coronavirus ha avivado más aún, si cabe, un debate que lleva años en boca de los ciudadanos españoles: ¿es mejor mantener un sistema sanitario público o es más adecuado dejar la Sanidad en manos del sector privado?
En la actualidad, en España, cualquier persona tiene derecho a ser atendida de forma gratuita en cualquier centro médico o empresa de salud, algo que en este país vemos como normal y que, sin embargo, es poco habitual más allá de nuestras fronteras. Las características del sistema sanitario español, con su amplio cuerpo de profesionales, hacen posible que nuestra Sanidad sea una de las mejor valoradas en todo el mundo. Y a pesar de ello, las quejas de la población son constantes; que sea uno de los mejores sistemas sanitarios mundiales no significa que sea perfecto.
La Sanidad privada, necesaria y complementaria
El debate sobre la Sanidad puede ser muy amplio y se puede abordar desde diferentes perspectivas; no obstante, cabe señalar que no se trata de establecer qué tipo de Sanidad es mejor, si la pública o la privada, sino de saber si pueden convivir en armonía.
Teniendo en cuenta todas las virtudes de la pública, vamos a desgranar qué supone para el país contar con una Sanidad privada de calidad.
En términos generales, la Sanidad privada supone un gran alivio para los pacientes españoles. En primer lugar, porque sirve para aligerar la carga de trabajo del sector público que en repetidas ocasiones se ve desbordado ante la avalancha de trabajo. El sector privado atiende a unos usuarios que no necesitarán hacer uso de los recursos públicos, de modo que los dejarán libres para otras personas que también los puedan necesitar.
En segundo lugar, porque al favorecer que los hospitales y los centros médicos públicos tengan menos carga de trabajo, se hace posible que las listas de espera se reduzcan. Esta es una de las principales quejas de los usuarios de la Sanidad pública: es muy habitual tener que esperar meses, incluso años, para recibir una llamada que confirme una revisión o una operación. Además, las listas de espera de la privada son manifiestamente más cortas y los pacientes son atendidos con mucha más rapidez que en la pública. Basta con echar un rápido vistazo a las reseñas sobre compañías privadas para corroborar este importante beneficio.
En tercer lugar, el uso por parte de una buena parte de la población de la Sanidad privada tiene otra ventaja más. Ya que el número de usuarios del servicio público se ve reducido, por lo que el gasto que la atención médica genera al Estado mengua.
La conclusión es que más allá de pararse a analizar qué Sanidad es mejor, surge la enorme ventaja de que la Sanidad pública y las empresas de salud en España son complementarias y necesarias y la combinación de ambas es muy beneficiosa. Poder contar con las dos es uno de los grandes privilegios de los que dispone la sociedad española, ya que la conjunción de ambas genera unos servicios de salud de mayor calidad y unos tiempos de atención más cortos.