Uno de los efectos colaterales de la pandemia es la terrible situación familiar de 1,1 millones de niños que han perdido al menos uno de sus cuidadores principales a causa de la covid. Hablamos de padres, madres o los abuelos que se encargaban de ellos en su lugar. Pero si tenemos en cuenta a otros familiares que colaboraban en la crianza de los menores y vivían en la misma casa, la cifra aumenta hasta los 1,5 millones, según publica The Lancet.
El estudio recoge los datos de 21 países del mundo, durante los primeros 14 meses de pandemia. En España, 2.669 menores se han quedado sin al menos una de las personas que los cuidaban en nuestro país. 2.308 ha perdido a alguno de sus progenitores: 617 a la madre; 1.691 al padre, y 1 a ambos. En cuanto a los abuelos custodios, 173 niños se quedaron sin ella; 186 sin él y 1 sin los dos.
Más hombres que mujeres
En países como Perú, Sudáfrica, México, Brasil, Colombia, Irán, Estados Unidos, Argentina y Rusia, la tasa de mortalidad de los cuidadores primarios fue de, al menos, uno por cada mil niños. Los autores aprecian que 1,13 millones de menores perdieron a uno de sus progenitores o a un abuelo custodio debido a un fallecimiento asociado con la covid-19. De ellos, un millón ha resultado huérfano de madre, padre o de ambos. En su mayoría, uno de ellos.
En India, el rápido aumento de las muertes asociadas a la covid-19 de febrero a abril de 2021 ha multiplicado por 8,5 veces el número de niños que han perdido a alguno de sus cuidadores principales, respecto a las cifras del año anterior, al registrar 43.139 nuevos huérfanos.
Los datos reflejan una mortalidad mayor entre los hombres que entre las mujeres, sobre todo en las edades medias y avanzadas. En término generales, se contabilizan hasta cinco veces más niños que han perdido a su padre que a su madre.
Los investigadores se refieren a "muertes asociadas" a la covid-19. Es decir, a la combinación de las causadas directamente por la enfermedad y a las derivadas de otros factores relacionados con la pandemia, como los confinamientos o la reducción de los tratamientos de enfermedades crónicas.
Consecuencias a largo plazo
Según los autores del estudio, la orfandad y las muertes de cuidadores forman parte de una pandemia oculta, resultante de las muertes asociadas a covid-19. En su opinión, acelerar la entrega equitativa de vacunas es clave para la prevención. Y, a posteriori, es de vital importancia establecer el apoyo psicosocial y económico a las familias que deben criar a los niños privados de sus cuidadores.
Las experiencias traumáticas, como la pérdida de un padre o un cuidador, se asocian con el aumento del consumo de sustancias estupefacientes o determinados problemas de comportamiento y salud mental. Además, los menores tienen más probabilidades de sufrir violencia, abusos, abandono y explotación.
Por este motivo, "estudios como este desempeñan un papel crucial a la hora de esclarecer las consecuencias duraderas de la pandemia de covid-19 para las familias, y la futura salud mental y el bienestar de los niños de todo el mundo", explica Nora Volkow, directora de Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA), que financió parte de este trabajo.
"Aunque el trauma que experimenta un niño tras la pérdida de un padre o cuidador puede ser devastador, existen intervenciones basadas en la evidencia que pueden prevenir consecuencias adversas posteriores, como el consumo de sustancias, y debemos garantizar que los niños tengan acceso a estas", ha añadido Vokow, citada por The Lancet.
Proteger a los menores
Algunos países proponen medidas legislativas para proteger a los "huérfanos de la covid". En concreto, Bolivia estudia un anteproyecto de ley dirigido a ofrecer apoyo y ayudas económicas a los niños y adolescentes que han perdido a al menos uno de sus progenitores a causa del coronavirus.
Por su parte, distintas ONG ponen el foco en la situación de vulnerabilidad de los niños que han perdido a sus cuidadores principales. Es el caso de Unicef, que el pasado 19 de julio advertía de la necesidad de dar una rápida respuesta a la situación de estos menores, "que pueden sufrir daños físicos, psicológicos, emocionales y sociales, con consecuencias que duran toda la vida", como recordó la directora ejecutiva de la organización, Henrietta Fore.