"No es momento de conversar": Australia lleva al extremo su política covid cero mientras se estrella con la vacunación
Sólo el 14% de la población ha recibido la pauta completa mientras trata de atajar varios brotes.
Más de la mitad de los 25 millones de australianos permanecen confinados por varios brotes de coronavirus con la campaña de vacunación estancada, muy lejos de las cifras de los países más avanzados.
A mediados de junio, un brote en Sidney que se ha extendido a otras zonas llevó a las autoridades a decretar varios confinamientos. La ciudad más poblada de Australia está cerrada hasta el 30 de julio, con medidas que incluyen el cierre del pequeño comercio. También están confinados los estados de Victoria y Australia del Sur al menos hasta el día 27.
Las estrictas medidas ante un brote que suma unos 1.400 enfermos responden a la estrategia cero covid que aplica el país desde el inicio de la pandemia y que se ha basado fundamentalmente en el cierre de fronteras y en la aplicación rápida de medidas muy estrictas ante cualquier caso. El país ha conseguido limitar así los fallecidos a 915 mientras que los casos acumulados suman 32.100.
"No es momento de conversar"
El nuevo brote, atribuido a la variante Delta, ha llevado a las autoridades a extremar sus mensajes de precaución a la población. En Nueva Gales del Sur, la doctora Kerry Chant, responsable regional de Salud, lanzó un mensaje a la población alertando de la situación llamando a alejarnos de nuestra "naturaleza humana" y limitar hasta el límite los contactos.
"Tenemos que parar la propagación del covid y para hacerlo tenemos que trabajar juntos", avisaba, "tenemos que limitar nuestros movimientos, tenemos que pensar que cualquiera con el que podamos tener contacto puede tener el virus". "No es el momento de conversar con otros, de ser amigable", continuaba la responsable australiana, que llamaba a "no entablar conversación" con tu vecino si te lo encontrabas en el súper "incluso si llevas la mascarilla".
Lenta vacunación
La alarma por los rebrotes coincide con el lentísimo avance de la vacunación. Esta semana, el primer ministro australiano, Scott Morrison, admitió un retraso de dos meses en el calendario del gobierno. Aunque en un primer momento se tenía previsto que toda la población estuviera vacunada en octubre, hasta ahora sólo ha recibido la pauta completa un 14%.
En rueda de prensa, Morrison admitió "la responsabilidad por los problemas que tenemos, pero también por las soluciones que estamos implementando", informa Efe. Entre las causas de la lenta vacunación, el Gobierno apunta a las trabas a la importación, la difícil logística en un país de enormes dimensiones, la negociación con las farmacéuticas y la situación creada con AstraZeneca y los trombos, vacuna en la que sustentaban su campaña.
El retraso en la vacunación implica también el retraso en los planes del Gobierno para la vuelta a una normalidad plena, que estaban basados en mantener un nivel prácticamente inexistente de la circulación del virus mientras se vacunaba a la población hasta que se considerase segura la reapertura de fronteras, que no llegará hasta 2022.
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