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Castilla y León

Superar las secuelas del coronavirus: el milagro de la primera Unidad Postcovid de España

Recibe a pacientes prácticamente tetrapléjicos, que no pueden comer solos y a los que les cuesta respirar, y la inmensa mayoría consigue recuperarse.

Recibe a pacientes prácticamente tetrapléjicos, que no pueden comer solos y a los que les cuesta respirar, y la inmensa mayoría consigue recuperarse.
Una sesión de rehabilitación en el Hospital Benito Menni de Valladolid | Libertad Digital

Socorro Martínez (Gijón, 1974) llegó a Valladolid el 8 de marzo de 2020 con una pequeña maleta bajo el brazo. Ese fin de semana tenía pensado volver a su Asturias natal para hacer la mudanza definitiva. Sin embargo, el inicio del confinamiento, y las prórrogas que le siguieron, le obligaron a alargar lo que únicamente pretendía ser un primer contacto con su nuevo destino mucho más de lo previsto. No sería el único cambio de guion.

Tras muchos años en Urgencias y, después de ser médico de grada en el Molinón, la doctora aterrizó en el Hospital Benito Menni de Valladolid para hacerse cargo de la Unidad de Neurorehabilitación. Dos meses más tarde, asumiría un reto mucho más apasionante si cabe: dirigir la primera Unidad de Rehabilitación Postcovid de España.

"El 20 de abril, nos anunciaron que nos iban a mandar a un paciente que había salido de la UCI y que había pasado el covid. Al principio, nos lo mandaban para una rehabilitación muscular sin más, pero cuando le vi me encontré con un paciente prácticamente tetrapléjico, al que le costaba trabajo tragar, que me confiesa que tiene pesadillas y que su voz no es la que era. Ahí es cuando me di cuenta de que no era una rehabilitación al uso", explica la doctora.

Aquel paciente, y los que le siguieron, llevaron al Benito Menni a dar un paso al frente y convertirse en centro de referencia para decenas de personas que lograban superar el coronavirus, pero a los que las secuelas les atormentaban de tal manera que les impedían volver a ser los que eran: "Teníamos unos profesionales muy cualificados, así que empezaron a enviarnos a la mayor parte de los pacientes covid a los que no podían mandar a casa y así llevamos ya 125".

El perfil de los pacientes

Todos ellos tienen en común el haber estado en situación grave y haber necesitado oxígeno en alta concentración, con independencia de que hayan pasado o no por la UCI. "La mayoría son hombres de entre 50 y 60 años, pero hemos tenido de todo: el más joven tenía 35 años y la más mayor, 93", advierte la doctora.

En contra de la opinión más extendida en la sociedad, Socorro asegura que la experiencia demuestra que estamos ante una enfermedad que puede afectar a todas las edades: "Quizás los más jóvenes se recuperan antes, pero recuerdo a un chico de 39 años, por ejemplo, que era DJ, y al que le dieron varios ictus cerebrales".

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Gimnasio del Hospital Benito Menni

Para ayudarles, el Hospital Benito Menni de Valladolid cuenta con un equipo multidisciplinar de primer nivel: logopedas, terapeutas ocupacionales, neuropsicólogos y fisioterapeutas, que trabajan codo con codo para tratar de paliar unas secuelas ciertamente aterradoras.

"Son pacientes que cuando llegan a nosotros son incapaces de hacer vida normal. En muchos casos hay que volver a enseñarles a tragar, vienen con pañales porque tienen incontinencia y hay que reeducar esfínteres, son incapaces de hacer algo tan sencillo como llevarse un vaso de agua a la boca o peinarse, y suelen tener una voz muy apagada", explica la doctora.

La mayoría tiene problemas respiratorios y ha perdido la capacidad de esfuerzo que tenía anteriormente. Además, muchos de ellos describen pesadillas y alucinaciones, una secuela de la que casi no se habla, pero que también está bastante extendida: "Casi todas están relacionadas con secuestros o con alguien que les quiere matar, con lo que tenemos que traerles de nuevo a la realidad".

La experiencia de Socorro

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Socorro Martínez, jefa de la Primera Unidad Postcovid de España

Tras comprobar de cerca los estragos que el virus puede causar, la propia Socorro lo vivió en sus propias carnes. "Cuando te dicen que eres positivo, lo primero que piensas es en ellos y en qué situación te vas a quedar tú o qué te va a ocurrir a ti", confiesa. Afortunadamente, ella sólo experimentó síntomas leves, aunque su recuperación no estuvo exenta de algún que otro susto.

"Yo pensaba que estaba bien, pero de repente me puse a mandar un mensaje de audio y, cuando lo escuché, me di cuenta de que hacía parones -nos explica-. Había momentos en los que parecía que estaba buscando la palabra y ahí comprendí lo que era la famosa niebla mental de la que hablan".

Después de un mes encerrada, salió a dar un paseo y su cuerpo también notó el efecto del virus: "Me llamaron por teléfono y era imposible hacer dos cosas a la vez. La persona con la que hablaba me preguntaba si estaba fatigada, porque me iba ahogando".

Y lo cierto es que esto último es algo que le puede suceder hasta a las personas más preparadas. "Yo también formo parte del cuerpo técnico de un equipo de balonmano femenino y, cuando llegué, parte de las jugadoras ya habían pasado el coronavirus, y daba dolor verlas entrenar. Era gente deportista, acostumbrada a un entrenamiento brutal, y no aguantaban, sufrían hasta acabar", relata.

Casi todos logran recuperarse

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Socorro Martínez, con una paciente postcovid

La buena noticia es que la rehabilitación surte efecto. La media de estancia en el Hospital Benito Menni de Valladolid es de dos meses. Incluyendo el ingreso previo, estamos hablando de más de cuatro en la mayor parte de los casos, pero, tal y como nos cuenta Socorro, "los pacientes salen de la unidad recuperados al 90 o 95%". A algunos les queda alguna secuela, por lo que el trabajo en casa -y el que puedan seguir haciendo en consulta externa- es fundamental para tratar de volver a la normalidad.

Entre los más de cien pacientes que han pasado por sus manos en el último año, Socorro recuerda con cariño el caso de un señor mayor que era incapaz de subir las cuestas de su pueblo. "Un mes después, me llamó y me dijo que por fin había conseguido ir a ver a su hija, que vivía en la parte alta, sin fatigarse", nos cuenta emocionada.

No es el único caso que tiene grabado a fuego. "Había otro señor que llegó prácticamente tetrapléjico. Su mujer me llamaba diciéndome... '¿Seguro que va a salir andando?' Yo le decía que sí, pero ella no se lo terminaba de creer. El día que salió, lo hizo por su propio pie y fuera le estaban esperando todos los nietos con un cartel que decía 'Te echábamos de menos, yayo'. Se nos saltaban las lágrimas a todos -confiesa con voz tembolorosa-. Verle salir caminando sin nada, sin andador, ni muletas ni nada.... Eso es tremendo. Les volvemos a dar vida".

El caso de Luis Miguel y María Jesús

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Luis Miguel y María Jesús, en su casa de Mayorga

Y lo cierto es que esa es precisamente la expresión que utilizan sus propios pacientes para explicarnos los pequeños milagros que cada día obra el Hospital Benito Menni. Luis Miguel y María Jesús llegaron a la Unidad de Rehabilitación prácticamente sin poder moverse. Ella ni siquiera era capaz de ponerse en pie. Tampoco podían comer por sí solos. Hoy, gracias al trabajo de Socorro y su equipo, su realidad es bien distinta. Al otro lado del teléfono, Luis Miguel nos cuenta que están volviendo a casa dando un paseo tras celebrar el 67 cumpleaños de su mujer en un restaurante de Mayorga, el pueblo en el que viven.

Ambos ingresaron en la UCI a finales de noviembre, prácticamente al mismo tiempo. "A mis hijos les decían que no respondíamos bien y que se pusieran en lo peor. Imagínate lo que fue para ellos pensar que podían perdernos de golpe a los dos", lamenta.

Afortunadamente, poco a poco, lograron salir adelante. Luis Miguel estuvo 22 días en la UCI y su mujer, 24. Durante ese tiempo, lo único que sabían el uno del otro era lo que les contaban médicos y enfermeros, aunque antes de que él pasara a planta les organizaron "un encuentro amoroso", tal y como él lo describe con una sonrisa: "Nos juntaron un momento y nos dio tiempo a decirnos te quiero, cómo estás y otra vez ella para dentro y yo para la habitación".

Pasaron todas las Navidades solos y no volvieron a verse hasta mediados de enero, cuando ambos coincidieron ya en el Hospital Benito Menni para empezar una rehabilitación que no se presentaba nada fácil. "Allí llegamos muy mal. No comíamos siquiera, nos tenían que dar de comer a la boca. Habíamos perdido más de 20 kilos, mucha masa muscular y mi mujer no podía ni levantarse de la cama", explica.

Una recuperación lenta, pero segura

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María Jesús y Luis Miguel, antes de abandonar el Hospital Benito Menni

Gracias a la ayuda de los profesionales, él pronto comenzó a progresar adecuadamente, pero su mujer estaba mucho peor. "Yo les decía que mi tiempo se lo dedicasen a ella, porque no podía verla así", recuerda emocionado. Con mucho esfuerzo y dedicación, también llegó el día en que María Jesús consiguió ponerse en pie y juntos empezaron a celebrar cada pequeño logro como una gran victoria.

"Sólo tenemos palabras de agradecimiento para los trabajadores, por su profesionalidad, pero también por su humanidad, porque nos trataban con el mismo cariño que si fueran nuestros hijos y eso también ayuda", dice Luis Miguel. Y así fue como el 5 de marzo, tras dos meses de ingreso y otros dos más de rehabilitación, ambos volvían a casa, aunque, eso sí, con una ristra de deberes bajo el brazo.

"La gente cree que esto se recupera pronto y nosotros todavía tenemos secuelas. Seguimos teniendo tratamiento respiratorio, yo todavía no he recuperado el olfato y las piernas todavía están débiles", nos explica Luis Miguel. Aun así, ambos avanzan lentos, pero seguros: "Mi mujer hasta hace diez días no se atrevía a moverse sola, pero ahora ya se va defendiendo, así que vamos consiguiendo metas que nos dan alicientes para seguir luchando".

"La verdad es que a mí me está costando", reconoce con voz temblorosa la propia María Jesús. Ella hubiera necesitado más tiempo de ingreso, pero los médicos temían que cayera en depresión, así que consideraron que lo mejor era que continuara con la rehabilitación en su propia casa. Y no se equivocaron. "Cuando nos han visto, me han dicho que es increíble lo bien que estoy -dice orgullosa-. Ahora ya camino sola, puedo cocinar algo y ya no dependo de nadie. Eso a mí me da la vida".

Un mensaje de responsabilidad

Después de todo lo que han sufrido, ambos se cabrean cuando escuchan ciertos comentarios. "Hay mucha gente que sigue tomándose todo esto a cachondeo y piensa que esto sólo es una simple gripe y yo les digo que esto no se lo deseo ni a mi peor enemigo- advierte Luis Miguel-. Muchos jóvenes están convencidos de que, si lo pasan, lo harán en casa, pero no se dan cuenta de que ellos también tienen padres y abuelos, y más de uno habrá mandado a la tumba a un familiar o le habrá sentenciado de por vida por hacer el tonto".

La jefa de la Unidad de Rehabilitación del Benito Menni no puede estar más de acuerdo, pero, además, insiste en enviar a los jóvenes un mensaje muy claro: "Esto no ha pasado aún y el que te toquen o no unas secuelas graves es una lotería. Ser joven, estar sano o muy delgado no impide que nos quedemos tocados, así que, por favor, sigamos teniendo muchísimo cuidado".

El Benitto Menni lleva 14 meses obrando milagros. Tantos y tan importantes, que su labor les ha hecho merecedores del Premio a la Mejor Iniciativa de un Hospital Privado de España, que otorgan, entre otros, prestigiosos médicos como Pedro Cavadas o Valentín Fuster. Recibirlo fue un orgullo, pero la mayor satisfacción de Socorro y su equipo no se la dará ningún galardón, sino que llegará el día en que la unidad pueda echar el cierre porque, entre todos, hayamos logrado vencer al virus para siempre.

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