Varios influencers franceses y alemanes han denunciado recientemente que una agencia de comunicación llamada Fazze les ofreció dinero a cambio de publicar mensajes desacreditando la vacuna de Pfizer/BioNTech contra el coronavirus. Se trata, en su mayoría, de cuentas de divulgación científica que suman más de un millón y medio de suscriptores en YouTube. Entre ellas, la de Léo Grasset, al que le pidieron que evitara los términos "publicidad" y "patrocinado" en las publicaciones. Él ha colgado las pruebas en Twitter: capturas de pantalla de la propuesta de la empresa.
C'est étrange.
— Léo Grasset (@dirtybiology) May 24, 2021
J'ai reçu une proposition de partenariat qui consiste à déglinguer le vaccin Pfizer en vidéo. Budget colossal, client qui veut rester incognito et il faut cacher la sponso.
Éthique/20. Si vous voyez des vidéos là dessus vous saurez que c'est une opé, du coup. pic.twitter.com/sl3ur9QuSu
La supuesta agencia londinense parece tener conexiones con Rusia, según han descubierto varios de los influencers con los que contactaron. Es el caso de Mirko Drotschmannn, un comentarista de salud alemán con 1,5 millones de suscriptores en YouTube, que -tras investigar un poco- averiguó que la sede de la empresa se ubicaba en Londres pero la residencia del director ejecutivo estaba en Moscú.
Sehr interessant: Eine Agentur meldet sich und fragt, ob ich Teil einer „Informationskampagne" sein will. Es geht darum, einen Link zu angeblich geleakten Dokumenten zu Todesfällen bei Corona-Impfungen zu teilen. Gegen Geld. Sitz der Agentur: London. Wohnort des CEO: Moskau. pic.twitter.com/5x0Wqx79oZ
— Mirko Drotschmann (@MrWissen2Go) May 18, 2021
Estas campañas de desinformación no son nuevas para las farmacéuticas que han desarrollado las vacunas contra la covid autorizadas en Europa. En abril, un informe de la UE ya señalaba que los medios de comunicación rusos y chinos buscaban sistemáticamente sembrar desconfianza en los fármacos occidentales contra la enfermedad que causa el Sars-Cov-2 con este tipo de operaciones.
Estos ataques, con fines comerciales, se unen a los que sistemáticamente reciben de los grupos antivacunas. Se dedican a difundir bulos sobre los fármacos, con el objetivo de infundir miedo entre la población, para que decida no inocularse el medicamento.
En este punto, cabe recordar que, en 2019, la OMS incluyó al movimiento antivacunas como una de las diez principales amenazas para la salud mundial, después de que se produjese un aumento de casos de sarampión en Europa. El fármaco contra la enfermedad se administra a los niños desde que son pequeños, por lo que la organización culpabiliza a los contrarios a las vacunas como los causantes de este repunte.
Pfizer contesta
La respuesta de Pfizer a las mencionadas ofensivas: "transparencia". Según ha explicado a LD un portavoz de la empresa en España, son "conscientes del aumento del sentimiento antivacunas y de la desinformación y bulos, especialmente en redes sociales". Por ese motivo, creen que "es importante comunicar con transparencia, para abordar las preocupaciones de las personas", en lugar de juzgarles.
La farmacéutica "nunca criticaría a nadie por querer saber más o sentirse tranquilo sobre la vacunación para sí mismo, o sus seres queridos", asevera el portavoz. No obstante, reconoce que ha tenido que esforzarse mucho, en esta pandemia, para "proporcionar información oportuna y transparente para ayudar a comprender la ciencia que hay detrás de la vacuna COVID-19, y de las vacunas en general".
Precisamente es fue el motivo de que, además de las actualizaciones periódicas a través de su web y sus redes sociales, dieran "el paso sin precedentes de publicar nuestro protocolo de ensayo clínico de fase III completo".
Su posición no es otra que la de facilitar el acceso a la información a todas aquellas que tengan dudas. Pero, a éstas, les piden "que estudien cuidadosamente de dónde obtienen la información y cuestionen la credibilidad de las fuentes".
Los efectos secundarios
Como recuerda el portavoz de Pfizer, "todos los medicamentos tienen efectos secundarios". Y eso incluye a las vacunas. Sin embargo, esto no nos debe provocar incertidumbre. "Se prueban rigurosamente en ensayos clínicos para garantizar que éstos son razonables" y -lo más importante- que "los beneficios superan los riesgos". "Si eso no se puede demostrar, la vacuna o el medicamento no recibe la aprobación de las autoridades reguladoras", advierte.
Además, "incluso después de su autorización, se vigilan continuamente mientras están a disposición de las personas". Entran en una fase de farmacovigililancia, para monitorizar los posibles efectos adversos raros, tras su comercialización.
Su rápido desarrollo
Uno de los bulos más extendidos sobre los fármacos contra la covid es que se ha conseguido tan rápido porque se han saltado algunos protocolos. Sin embargo, como ya explicamos en un reciente reportaje publicado en LD, las vacunas han superado todas las fases y han pasado los controles habituales.
El suero se logró en un tiempo récord gracias a otro tipo de razones, como que los coronavirus no son nuevos para los humanos, que se han usado prototipos de vacunas ya existentes, o que se ha obtenido una inversión económica sin precedentes para su desarrollo. La única diferencia entre el desarrollo del fármaco contra la covid y otras vacunas es que algunas fases clínicas se han solapado, para ganar tiempo.
En cuanto al fármaco de Pfizer en concreto, lograron acelerar el proceso con "la ejecución de las distintas fases del desarrollo en paralelo en lugar de manera secuencial" así como con "la producción a gran escala a riesgo, mientras se efectuaban los ensayos clínicos".
El portavoz de la farmacéutica explica que "se priorizó". Se pusieron "todos los esfuerzos" en "la consecución del objetivo, por parte del sector privado y del sector público, encarnado por las agencias regulatorias". La gran incidencia de la enfermedad requería de una actuación especial. Pero, insiste, "no hubo atajos". "Las autoridades regulatorias han mantenido unos estándares de seguridad y calidad rigurosísimos para la aprobación de todas las vacunas contra el COVID-19".
Otros bulos en la red
De las vacunas basadas en ARN mensajero, como la de Pfizer y Moderna, se han difundido auténticas barbaridades en Internet. Entre ellas, que contienen materiales pesados y que éstos confieren propiedades magnéticas a la zona del pinchazo. Algo que el portavoz consultado por LD niega rotundamente.
En las campañas de desinformación contra estos fármacos, también se ha dicho que las vacunas de ARN m pueden modificar el genoma humano, lo que tendría consecuencias drásticas en el futuro, imposibles de saber ahora. Un bulo que responde -seguramente- a lo novedoso de este medicamento.
A este respecto, el portavoz de Pfizer explica que "es verdad que el éxito de las vacunas frente al COVID-19 basadas en el ARNm ha sido la primera constatación práctica de que esta tecnología se puede usar de manera efectiva para enseñar a las células de nuestro cuerpo a diseñar una proteína vírica o bacteriana que active el sistema inmunitario y nos proteja cuando encontremos al patógeno de verdad". Pero, destaca, "la investigación basada en el ARNm no es nueva, se investiga desde hace treinta años". De hecho, su socio BioNTech llevaba una década desarrollando tratamientos contra el cáncer cuando comenzó su colaboración, hace más de tres años. En ese momento, comenzaron a "desarrollar vacunas contra la gripe basadas en el ARNm".
Por último, el portavoz ha querido desmentir que su vacuna pueda inferir la enfermedad a la persona que recibe el suero, como han difundido los antivacunas. La explicación es sencilla: el fármaco de Pfizer/BioNTech contra la covid "es una vacuna de ARNm sintético y no contiene partículas de virus". Es decir, que es imposible.