No se vendieron murciélagos ni pangolines en los mercados húmedos de Wuhan inmediatamente antes de que comenzara la pandemia de coronavirus, así que sería realmente complicado que uno de estos animales transmitiera el nuevo coronavirus a los humanos. Así lo recoge un estudio realizado sobre el terreno por un grupo de científicos dirigidos por la Universidad de Oxford, que fue publicado el pasado martes en Scientific Reports (revista científica revisada por pares y editada por Nature).
La investigación, que comenzó de forma fortuita mucho antes de que se registraran los primeros casos de covid, documenta una colección de casi 50.000 animales de 38 especies que se comercializaron en los mercados de animales de la ciudad china desde mayo de 2017 hasta noviembre de 2019. Un extenso catálogo en el que no se encontró ni rastro de los dos sujetos a los que se ha señalado como posibles huéspedes del nuevo coronavirus desde que comenzó la crisis sanitaria.
El equipo de investigadores que ha realizado el estudio no ha encontrado "evidencia'' alguna de la presencia de un sólo murciélago o pangolín en ninguno de los mercados húmedos de Wuhan en los que se venden animales salvajes vivos para alimentos y mascotas. Un total de 17 puntos de venta en lo que se hicieron encuestas de rutina mensuales durante más de dos años.
Entonces, el objetivo era identificar la fuente del síndrome de fiebre severa con trombocitopenia (transmitido por garrapatas (sin transmisión de persona a persona), después de que se produjese un brote en la provincia de Hubei en 2009/2010, con una tasa de letalidad inicial inusualmente alta. Ahora, la información es útil para indagar sobre la posibilidad de que el murciélago fuese realmente el huésped que transmitió el Sars-Cov-2 y si un mercado de Wuhan pudo ser el epicentro de la pandemia.
Según recoge el artículo científico, "en cada visita, se preguntó a los vendedores qué especies habían vendido durante el mes anterior y en qué número, junto con los precios y el origen de estos productos". Además, "para corroborar los datos de la entrevista", se anotó: el número de personas disponibles para la venta en el momento de cada visita y se revisó a los animales en busca de heridas de bala o lesiones por trampa de agarre de pierna, que indicarían una captura salvaje.
Investigaron incluso cuáles se vendían realmente como alimento y como mascotas, qué cantidades estaban involucradas y hasta qué punto los vendedores violaron sus permisos comerciales. Los también enumeran los patógenos zoonóticos registrados en los mercados y/o granjas de animales salvajes chinos desde 2009, junto con notas más amplias sobre las infecciones establecidas para estas especies.
En definitiva, un estudio exhaustivo del que se desprende que, dada la ausencia de pangolines y murciélagos, "es poco probable que estén implicados como huéspedes de propagación en el brote de COVID-19. Por lo tanto, señala el artículo, "no debemos ser complacientes, porque no parece que se haya establecido la fuente original" del coronavirus.
Contradice el informe de la OMS
El pasado 30 de marzo, la OMS publicó sus conclusiones sobre el origen del Sars-Cov-2, tras la investigación realizada a partir de la polémica misión que envió a China. Tal y como se esperaba, apoyó las tesis de Pekín: que la teoría más probable es una transmisión de los murciélagos a seres humanos, a través de otro animal, y que la hipótesis de que se escapase de un laboratorio es "extremadamente improbable".
Sin embargo, los hallazgos de este estudio dirigido por la universidad británica, ponen en tela de juicio la argumentación del organismo. Cuando menos, las explicaciones tanto de China como de la Organización Mundial de la Salud son insuficientes para determinar el verdadero origen de la pandemia.
En declaraciones al diario Daily Mail, Chris Newman, del Departamento de Zoología de la Universidad de Oxford y uno de los autores del estudio, ha insistido en que sus datos "no pueden determinar cómo se infectaron los humanos de covid-19", pero a a través del "contacto directo con pangolines o murciélagos en estos mercados, parece altamente inverosímil".
Europa investigará el origen
La Unión Europea ha reclamado este jueves "transparencia" sobre el origen de la pandemia, y se ha sumado a las exigencias de Estados Unidos frente a China para saber cómo y dónde surgió el virus del SARS-CoV-2.
"El mundo tiene el derecho de conocer qué pasó exactamente, para sacar las lecciones" y "apoyamos todos los esfuerzos para lograr esta transparencia y conocer la verdad", ha dicho el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en una rueda de prensa previa a la cumbre del G7 que arranca este viernes en el Reino Unido.
Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha advertido —en el mismo foro— que "los investigadores necesitan acceso completo a lo que es necesario para encontrar realmente el origen de esta pandemia", y así "garantizar que esto no vuelva a ocurrir".