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Sanidad trata de frenar la preferencia por AstraZeneca confirmando cuatro muertes en España

El abrumador rechazo a la segunda dosis de Pfizer irrita al Gobierno, que podría no tener vacunas suficientes para garantizar la libre elección.

Carolina Darias, ministra de Sanidad | EFE

La administración de las segundas dosis de AstraZeneca a los trabajadores esenciales menores de 60 años se ha convertido en las últimas semanas en el campo de batalla entre Gobierno y comunidades. De un lado, el Ministerio de Sanidad, que ha defendido a capa y espada la combinación con Pfizer. De otro, varios gobiernos regionales, con Madrid a la cabeza, que recuerdan que la Agencia Europea del Medicamento sigue avalando la pauta completa del suero de AstraZeneca.

Tras el revuelo causado, el Consejo Interterritorial de Salud decidió que la última palabra la tuviesen los propios afectados. Lo que no esperaba el departamento que dirige Carolina Darias es que su decisión fuese tan abrumadora: en todas las comunidades que han comenzado a administrar las segundas dosis, los ciudadanos se están decantando de forma mayoritaria por AstraZeneca.

Es más, en Asturias, donde todavía no se ha iniciado este proceso, el sindicato ANPE ya ha realizado una encuesta entre sus asociados, que no sólo revela que los profesores prefieren el suero de la Universidad de Oxford, sino que constata que entre los docentes "la desconfianza hacia las recomendaciones de las autoridades sanitarias es enorme".

Los polémicos trombos

Esta realidad escuece especialmente en el Gobierno, que vería cómo la Comunidad de Madrid vuelve a ganar otra batalla. Sólo así se entiende que haya esperado hasta este jueves para filtrar a los medios que la vacuna de AstraZeneca habría originado en España hasta 20 casos de trombos y 4 muertes, más otra que todavía permanece en estudio.

La incidencia de este tipo de episodios sigue siendo muy baja: 0,5 casos por 100.000 y un fallecimiento por cada millón de vacunados. Sin embargo, Sanidad parece querer utilizar ahora estos datos para tratar de convencer a la población de que optar por AstraZeneca no es lo más sensato.

No hay que dar a elegir

Desde el Ministerio de Sanidad achacan tal preferencia a un fallo de comunicación y llaman al orden a las comunidades para que no planteen a los ciudadanos una elección que, según dicen, no es tal. El departamento que dirige Carolina Darias insiste en que lo que se acordó fue administrar Pfizer como regla general y que sólo a aquellos que se negasen a recibirla se les ofrecería la opción de vacunarse con AstraZeneca.

En la práctica, sin embargo, casi todas las comunidades están preguntando directamente a los ciudadanos qué vacuna prefieren. Se trata de una cuestión meramente formal, pero Sanidad cree que la forma de plantearlo es lo que está inclinando la balanza. Precisamente por eso, este jueves el Ministerio ha querido trasladar a los medios el mensaje de que con Pfizer se podría evitar una muerte por cada millón de vacunados y que arriesgarse no tiene sentido alguno.

¿Habrá dosis suficientes?

Detrás de este empeño, sin embargo, también subyace otra cuestión importante: los posibles problemas de suministro si la tendencia a elegir AstraZeneca se mantiene en los próximos días. El miércoles, Darias aseguró que "en principio no tendría por qué haberlos", pero lo cierto es que tanto Castilla y León como País Vasco temen no poder completar la inmunización en el plazo recomendado por las autoridades sanitarias. En Cantabria, es la oposición la que alerta de esta posibilidad. Según Ciudadanos, las vacunas que la región tiene en estos momentos en la nevera sólo cubrirían el 17% de las segundas dosis.

Este jueves, la reserva de las comunidades apenas llegaba al millón de vacunas de AstraZeneca. El Gobierno cuenta con la inminente llegada de 1,3 millones más, pero, a partir de ahí, nadie sabe qué pasará y, según la última actualización de Sanidad, hay casi 5 millones de españoles -menores o mayores de 60 años- que ya han recibido una primera dosis de AstraZeneca y que están esperando la segunda. De ahí la gran preocupación de Sanidad, que incluso ha acusado de deslealtad a las comunidades autónomas que le han plantado cara.

En su empeño por defender su plan, el Ministerio también ha empezado a difundir entre los periodistas especializados la consigna de que mezclar vacunas acabará siendo la tónica dominante, puesto que casi todos los expertos hablan ya de la necesidad de administrar una tercera dosis a todos los ciudadanos para evitar la pérdida de anticuerpos. Desde su punto de vista, esto no debería plantear un problema, ya que es algo que ya se hace para combatir enfermedades como el ébola, el neumococo, el papiloma o el herpes zoster.

Ampliará el estudio con Pfizer

El ensayo exprés encargado al Instituto Carlos III ya avaló que la combinación de AstraZeneca y Pfizer era "eficaz y segura". Sin embargo, Sanidad se ha visto obligada ahora a anunciar la ampliación de este estudio, después de que numerosos expertos pusieran en duda su validez al denunciar que, entre otras cosas, carecía de grupo de control. Es decir, no incluía a un grupo de personas vacunadas con las dos dosis del suero de Oxford, sino que únicamente comparaba la respuesta obtenida entre quienes habían recibido una sola dosis de este fármaco, frente a aquellos que, además, recibían un segundo pinchazo de Pfizer.

"Claro que estas personas van a tener más anticuerpos, pero… ¿Eso que tiene que ver? ¿Qué estudias con eso? No estudias nada", advirtió en Libertad Digital el mediático doctor César Carballo, que llegó a tachar el estudio español de "auténtica vergüenza". En la misma línea, el microbiólogo y ex presidente del Comité de Bioética César Nombela aseguró que este ensayo era "más que dudoso", porque no tenía "ninguna comparación adecuada".

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