Un nuevo informe de la inteligencia estadounidense recoge que tres investigadores del Instituto de Virología de Wuhan (China) enfermaron en noviembre de 2019, con la suficiente gravedad como para ser hospitalizados, según informa este lunes The Wall Street Journal. El reporte no desvela la enfermedad que habrían padecido los científicos, pero sí que tuvieron síntomas similares a los de la covid-19, justo antes de que estallara la pandemia.
Cabe recordar que, a mediados de diciembre de 2019, China informó a la Organización Mundial de la Salud del primer paciente infectado con coronavirus, que se habría registrado —según las autoridades del país asiático— a principios de ese mes. La OMS no lo cuestionó y lo dio por bueno. La connivencia de este organismo ha sido fundamental para que Pekín pudiera ocultar los datos que le situarían en el disparadero.
Para intentar acallar las voces críticas, escenificó cara al mundo una expedición a Wuhan que no tenía más objetivo que el de respaldar la tesis de Gobierno chino: el coronavirus no se escapó de uno de sus laboratorios, la transmisión se produjo de los murciélagos a los seres humanos a través de otro animal. No hay más que ver las conclusiones de su investigación sobre los orígenes del SARS-CoV-2 tras su polémica misión a China, publicadas el pasado 30 de marzo.
Ahora la situación es bien distinta. En este tiempo, muchos países, organizaciones y expertos internacionales han reclamado una investigación en profundidad sobre este asunto poniendo en duda la información aportada por las autoridades chinas. Este informe no hace más que evidenciar la ocultación de pruebas por parte de Pekín. Aporta detalles sobre el número de investigadores afectados, el momento de sus enfermedades y sus visitas al hospital, poniendo en entredicho que el primer registro de la enfermedad se produjese en diciembre, como asegura el país asiático.
Habrá que ver qué repercusión tiene esta información en las decisiones que la OMS tome a partir de mañana, ya que ha visto la luz en la víspera de una reunión de la Asamblea Mundial de la Salud, principal órgano en la toma de decisiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El director general del organismo, Tedros Ghebreyesus, dijo en su momento que era necesaria una investigación más amplia.
China lo niega todo
Pekín niega las afirmaciones publicadas por el diario The Wall Street Journal, que este mismo lunes ha tachado de "falsas". "No hubo ningún caso de covid en ese centro en el otoño de 2019", ha asegurado el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores Zhao Lijian, en rueda de prensa.
Por otra parte, el país asiático sigue rechazando que el coronavirus pudiera haberse escapado de uno de sus laboratorios, dando lugar a la pandemia de covid. Según afirma el mismo periódico, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China citó las conclusiones que se recogen en el informe final de la OMS para reforzar su postura. Como recordó, en él se afirma que una filtración de laboratorio es "extremadamente improbable".
La administración de Joe Biden se ha negado a comentar el nuevo informe de inteligencia, pero —según el diario— sí ha insistido en que todas las teorías técnicamente creíbles sobre el origen de la pandemia deberían ser investigadas por la OMS y por expertos internacionales. "Seguimos teniendo serias dudas sobre los primeros días de la pandemia de la covid-19, incluidos sus orígenes en la República Popular China", ha dicho una portavoz del Consejo de Seguridad Nacional al rotativo.
Los expertos piden que se investigue
El 14 de mayo, un equipo internacional de investigadores de primera línea insistió en que se necesita una investigación más profunda para determinar el origen de la pandemia de la covid-19. "Las teorías de la liberación accidental desde un laboratorio y de la propagación zoonótica, siguen siendo viables" señalaron en un artículo publicado en la revista Science.
En referencia al informe de la OMS sobre el origen del virus, al que ahora recurre el Gobierno chino para negar la teoría del escape, explicaron que el equipo que realizó la investigación y que evaluó como "extremadamente improbable" la posibilidad del accidente de laboratorio no consideró todas las hipótesis de forma equilibrada. Prueba de ellos es que sólo 4 de las 313 páginas, del informe y sus anexos, abordaban esta línea de estudio.
El 9 de mayo, Mario Noya publicaba en LD su artículo sobre el origen del coronavirus, en el que recogía las pesquisas del periodista especializado Nicholas Wade (Nature, Science, New York Times), que ha seguido las huellas del virus minuciosamente y asegura que tiene razones más que fundamentadas para afirmar que el Sars-Cov-2 no nació en una oscura cueva de murciélagos del sur de China, sino en un laboratorio de la lejana ciudad de Wuhan.
Previamente, el 6 de marzo, un nutrido grupo de investigadores internacionales e independientes, casi una treintena, se unieron para exigir que se esclareciera de inmediato y con urgencia el origen del SARS-CoV-2, a través de una carta conjunta publicada en el Wall Street Journal.
Y esto ya lo había denunciado previamente uno de los firmantes, Jaime Metzl, el asesor de la OMS que se refirió a la misma como "una organización estructuralmente inadecuada para una investigación profunda y agresiva sobre la covid-19", en unas declaraciones a Fox News.