Margarita del Val (Madrid, 1959) se ha convertido en una de las voces más reconocidas de nuestro país en esta pandemia. Doctora en Química por la especialidad de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad Autónoma de Madrid, Del Val fue una de las primeras en advertir de todo lo que se nos venía encima.
"Siempre soy la ceniza", reconoce resignada, pero lo cierto es que, en medio de tantos intereses cruzados, es de agradecer la claridad con la que esta viróloga del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO-CSIC) habla cada vez que se le pregunta por las cuestiones más espinosas relacionadas con el coronavirus.
En esta primera entrega, abordamos la polémica que rodea a la vacuna de AstraZeneca y las controvertidas alternativas que el Gobierno plantea para aquellos que ya habían recibido la primera dosis. "No se debe ir a lo desconocido por evitar la evidencia científica de un riesgo muy mínimo, porque nada tiene riesgo cero", advierte la viróloga. Este fin de semana, publicaremos la segunda parte de esta charla, en la que Margarita del Val nos desvelará cómo cree que va a ser esa cuarta ola que ya nos está empezando a embestir.
Pregunta: ¿Qué le parece la decisión del Gobierno de limitar la vacunación con AstraZeneca a mayores de 60 años?
Respuesta: No hay evidencia para decir que la vacuna de AstraZeneca sea más segura para mayores de 60 años que para menores, pero sí es igual de eficaz, según datos muy recientes. Es decir, la decisión de restringir ahora la vacuna para los mayores de 60 años no se basa en la evidencia científica actual, sino que entra dentro de las potestades políticas sobre la organización de las campañas de vacunación que pueden ejercer las autoridades de cada país. Lo que hacen es concentrar la campaña en las personas que más lo necesitan, las de más riesgo por edad avanzada, las que más nos deben preocupar tener vacunadas cuanto antes. En todo caso, que los ciudadanos estén tranquilos porque, como digo, según datos muy recientes, es igual de eficaz en todas las franjas.
P: Pero, tras analizar los casos registrados, se ha extendido la percepción de que esos trombos que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha reconocido como efectos "muy raros" afectan más a mujeres jóvenes…
R: La EMA ha comunicado que la vacuna está posiblemente asociada con efectos adversos muy infrecuentes y graves de un cierto tipo de trombosis ya de por sí también muy infrecuente y grave en la población normal no vacunada. En la rueda de prensa pública del miércoles dijo explícitamente que los casos de efectos trombóticos adversos son tan infrecuentes, que no hay evidencia todavía para decir que el riesgo mínimo de la vacuna de AstraZeneca sea sobre todo en mujeres jóvenes. Hay más casos en mujeres jóvenes, sí. Y además se escuchan más en los medios, sí. Pero es que se han vacunado más mujeres jóvenes en Europa. Por tanto, que estén tranquilas las mujeres jóvenes, porque esa es la razón del aparente sesgo de los casos: refleja a quién se ha vacunado.
P: ¿Y qué le parecen las alternativas que plantea el Gobierno para aquellos que ya han recibido la primera dosis?
R: Para todos los vacunados con una dosis, esto será netamente mejor que no tener ninguna dosis. La evidencia científica es la de los ensayos clínicos realizados por AstraZeneca: que no importa esperar 3 meses hasta la segunda dosis, e incluso puede ser mejor. Por tanto, todavía hay tiempo por delante. Que esperen tranquilos los que han recibido una dosis. Ya llegará el momento en que se aclare esta política de campaña de vacunación y puedan recibir la segunda dosis de AstraZeneca. De lo que no hay conocimiento científico todavía es de combinar vacunas, esa no es la alternativa. No se debe ir a lo desconocido por evitar la evidencia científica de un riesgo muy mínimo, porque nada tiene riesgo cero.
P: ¿Pero entiende usted que haya gente que tenga miedo a vacunarse con AstraZeneca después de las noticias que vamos conociendo?
R: Siempre nos fijamos mucho más en las noticias negativas que en las positivas y parece que ya tenemos descontados los efectos secundarios que tienen Pfizer y Moderna. Con estas vacunas estamos viendo el vaso medio lleno y con la de AstraZeneca, medio vacío. Y, en realidad, la frecuencia de efectos adversos graves de Pfizer y Moderna, que son anafilaxis muy graves, es la misma que tiene AstraZeneca con este tipo de trombosis. Es igual de baja en ambos casos, muy baja, así que todas las vacunas disponibles son igual de buenas y de seguras. Y el riesgo de las vacunas es bastante menor que el de cualquier medicamento, frente a los que no tenemos esos recelos.
P: Es decir, que el beneficio sigue siendo superior al riesgo…
R: El beneficio de las vacunas disponibles es muy superior. Concretamente, este efecto secundario muy infrecuente relacionado con trombosis tiene una incidencia de 1 entre 100.000 personas vacunadas. En comparación, la propia infección y enfermedad de covid-19, que es la alternativa realista de lo que nos acabará pasando a todos antes o después si uno no se vacuna, tiene riesgos francamente más frecuentes precisamente de problemas de coagulación, trombos y hemorragias.
P: Dejando de un lado la vacuna de AstraZeneca… ¿qué opinión le merecen las vacunas españolas? ¿Podremos utilizarlas en algún momento?
R: Las vacunas españolas van más despacio, porque aquí no hemos tenido ni tejido investigador, ni tejido industrial, ni infraestructuras investigadoras, ni infraestructuras industriales, ni tanto apoyo financiero, desde luego. Las vacunas españolas siguen adelante y, si llega un momento en que no presentan ninguna ventaja en ninguna situación, pues probablemente se pararán igual que se pueden parar otras en el mundo. Pero ahora mismo está clarísimo que necesitamos más dosis y más variedad de vacunas, y la variedad que necesitamos en particular es aquella variedad que sea lo que llamamos esterilizante, es decir, que evite que las personas vacunadas se infecten.
P: Eso es lo que pretende la vacuna de su colega del CSIC Luis Enjuanes...
R: Por ejemplo. Eso sería un paso adicional muy importante, porque ya no protegería sólo a cada vacunado, sino también a todos sus contactos. Pasaríamos de proteger a individuos a proteger a la sociedad. Ya no sería una vacuna frente a la enfermedad, sino una vacuna frente a la pandemia. Y necesitamos una vacuna frente a la pandemia. Eso es lo que le vamos a pedir a las nuevas vacunas, pero incluso aunque no tengan esa ventaja, si dan una inmunidad suficientemente buena, contribuirán a aumentar el número de dosis disponibles y evitarán que un fallo en la producción paralice la vacunación. Y eso ha ocurrido siempre en la historia de la fabricación de vacunas. Otro paso adelante muy importante sería que se conservasen a temperatura ambiente y eso es algo que ofrece una de las vacunas del CSIC. Es decir, hay ventajas claras que pueden tener las nuevas vacunas y todavía merece la pena desarrollar las españolas. En cualquier caso, incluso aunque no llegásemos a tiempo de comercializarlas, necesitamos tener toda esa infraestructura de personas formadas que trabajen en España.
P: Muchos expertos creen que el coronavirus acabará convirtiéndose en un virus respiratorio endémico. ¿Esto nos obligaría a vacunarnos todos los años?
R: No. Se podría convertir en un virus respiratorio endémico y eso es lo que yo he pensado desde el principio. La diferencia está en la inmunidad que tengamos nosotros. Frente al resto de virus respiratorios prácticamente todos, salvo grupos de riesgo particulares, tenemos inmunidad, porque la hemos ido adquiriendo desde que somos pequeños: en la guardería, que es un sitio tremendo para tener todo tipo de infecciones, durante la adolescencia, la vida adulta… En este caso, sin embargo, nadie tenía inmunidad frente al coronavirus. Cuando todos tengamos inmunidad, bien sea porque hemos pasado la covid-19 o porque nos hemos vacunado, será un virus frente al que tendremos defensas y estará mucho más desarmado. Causará una infección respiratoria, que no sabemos de qué gravedad: podrá ser como los otros coronavirus, que son catarrales, o podrá ser algo más grave como la gripe, frente a la que los grupos de riesgo sí tienen que vacunarse.
P: ¿Y en este caso no sería necesario?
R: Yo creo que no. Con la gripe hay que vacunarse todos los años porque la vacuna de la gripe no es tan buena como las que se están desarrollando frente al coronavirus y porque el virus de la gripe tiene una capacidad de variar 10 veces superior a la de este virus. Yo no creo que con el coronavirus haya que vacunarse todos los años porque al ser endémico, cada vez que nos expongamos a él estando ya vacunados o estando ya infectados, reforzará nuestra memoria inmunitaria. Eso es algo que también sucede con la gripe en personas con una salud normal. Sólo causa problemas en personas que tienen la inmunidad muy deteriorada, las defensas muy limitadas, pero el resto nos infectamos de la gripe y a lo mejor ni siquiera tenemos síntomas, pero nos refuerza la inmunidad. Y, como decía, no creo que el virus sea capaz de variar tanto como el de la gripe como para que haya que vacunar todos los años. A lo mejor sí hay que prestar atención a los nuevos grupos de riesgo. Es decir, si hay una persona que ha pasado un cáncer con una quimioterapia que baja bastante la defensas, pues a lo mejor a esa persona, cuando ya se esté recuperando de la quimioterapia, hay que volverla a vacunar, pero a esas personas en concreto, no a toda la población.
P: ¿Y qué le parecen las vacunas rusa y china? ¿Usted también tiene ciertos recelos o cree que en un momento en el que necesitamos tantísimas dosis también deberían ser una opción?
R: Yo creo que no las podemos meter en el mismo saco. Las vacunas chinas no han publicado los datos de sus ensayos clínicos en fase III en revistas científicas, por lo tanto, no podemos tener opinión, mientras que la vacuna rusa, la Sputnik V, sí que los ha publicado. Los datos están bien publicados, son completos, son de calidad y la vacuna tiene unas características que hacen prever que va a ser muy buena. Además, el pasado 4 de marzo, la vacuna rusa ya se empezó a someter a la evaluación continua de la Agencia Europea del Medicamento. Ese escrutinio, que es mucho más exigente que el de una publicación científica, ya está teniendo lugar. Cuando la compañía rusa decida presentar la solicitud de autorización, ya nos dirán cuál es la calidad de los datos, pero partimos de la premisa de que son dos vacunas muy distintas: la china no se ha sometido a la evaluación de científicos ni a la Agencia Europea del Medicamento, y la rusa se ha sometido a ambas.