La comunidad científica coincide en que la solución a la pandemia pasa por las vacunas. Sin embargo, la notificación de una serie de casos de trombos en personas a las que habían inoculado la solución de AstraZeneca, han despertado entre la población una desconfianza con la que ahora es complicado acabar. Y eso que la Agencia Europea del medicamento ha dejado claro que no ha encontrado relación de causalidad entre esos episodios y la administración de la vacuna.
En Libertad Digital, hemos consultado a un experto en la materia, el inmunólogo Alfredo Corell, para despejar dudas sobre la fórmula británica y el resto de las vacunas, las que ya tenemos disponibles y las que están por llegar. Recomendamos ver el video, en el que explica su funcionamiento, ayudándose de sus ya famosas maquetas y algunos personajes de Star Wars.
Astrazeneca es segura
El inmunólogo, divulgador científico y catedrático de la Universidad de Valladolid Alfredo Corell lo tiene claro: la vacuna es nuestra mejor arma contra la covid, y eso incluye la fórmula de AstraZeneca.
De hecho, ha querido empezar la entrevista lanzando un mensaje de tranquilidad sobre la fórmula británica. Ha recordado que el número de casos de trombos notificados después de su administración es pequeñísimo y se han puesto casi 20 millones de vacunas en Europa. La incidencia es incluso "inferior a la de la población digamos sana, o sin vacunar", recuerda el científico. Estaríamos hablando de aproximadamente un caso por cada millón de vacunados.
Para él, lo que ha sucedido "significa que tenemos un sistema de farmacovigilancia transparente que funciona y que, cuando se detectan casos, se pone a estudiarlo". Por otra parte, ha criticado que se ha hecho una auténtica "retransmisión de todo este proceso, como si fuera un partido de fútbol, con todos los toques y el minuto a minuto". Y esto "no es habitual, la población no tiene por qué estar pendiente de todos los seguimientos de farmacovigilancia". Como deja entrever, nos volveríamos locos si hiciésemos lo mismo con todos los fármacos que hay en estudio en este momento.
Además —insiste— "la agencia europea del medicamento, que es nuestro agente de referencia, ha dicho que no hay de momento causalidad. Es decir, que la vacuna no causa trombos". De hecho, en Estados Unidos solo utilizan Pfizer y Moderna y tienen un número de trombos venosos y embolias pulmonares muy equivalente a la de Europa.
Eso sí, nos pone sobre aviso sobre "unos que son muy raros y se producen con una disminución de las plaquetas en sangre, que son los que se van a estudiar más en detalle, porque pudiera ser que estos sí hubieran sido consecuencia de la vacuna". Pero —recuerda— la frecuencia es "absolutamente insignificante" y además, aunque fuese consecuencia de la vacuna, "un grupo alemán ya ha encontrado el antídoto para que a las personas que tuvieran este tipo de reacciones se las pudiera tratar y no tuviera ninguna consecuencia".
A por todas las vacunas
Como le gusta decir a Corell, "el mayor efecto secundario de una vacuna es, desde luego, no ponérsela". Necesitamos que la vacunación sea lo más masiva y rápida posible. Y tenemos —salvando los problemas de suministro— todas las posibilidades para hacerlo. "Estamos en un país absolutamente privilegiado en el que ya hay tres vacunas y en breve va a llegar la cuarta, que ya ha sido aprobada, la de Janssen, mientras que hay países que todavía no tienen ni una sola dosis". Lo tenemos todo a favor para lograr la ansiada inmunidad grupal cuanto antes. La forma de hacerlo: "Que se pongan dosis y dosis y dosis, y que no se paralice la vacunación nunca, lo mínimo posible".
La comunidad científica apuesta —mayoritariamente— por usar todas las fórmulas a nuestro alcance. Con todas, aunque su funcionamiento sea diferente, conseguimos similares resultados. Durante la entrevista, Corell explica al detalle cómo es cada una de ellas. Las podemos dividir en tres clasificaciones: las de ARN mensajero (como las de Pfizer y Moderna), las de virus atenuados (como la de AstraZeneca, Sputnik o la de Janssen) y las que siguen el modelo clásico (virus completo, pero inactivado), como las del laboratorio chino Sinopharm.
Como demuestra Corell en el video, si hablamos del resultado que obtenemos con las vacunas ya aprobadas (Pfizer, Moderna, AstraZeneca y, próximamente, Janssen), "aunque el método sea muy diferente entre las de ARNm y las de adenovirus, producen exactamente el mismo tipo de respuesta inmunitaria".
Sputnik V, aún más efectiva
El funcionamiento de la vacuna rusa es muy similar al de AstraZeneca y también se administra en dos dosis, sólo que en cada inyección ponen un adenovirus distinto. Y con ello "consiguen que el sistema inmunitario se centre en lo que es común a los dos". En concreto, en la británica ponen un adenovirus que afecta a chimpancés, mientras que en Sputnik V usan dos adenovirus humanos distintos. El resultado: "Tiene una eficacia mayor que la de Janssen y que la de AstraZeneca, que están ambas en torno al 80%. La de Sputnik, según los datos publicados, tiene un 92%".
Esto ha despertado el interés de algunos países de Europa e incluso alguna región española, que ya están pidiendo que se apruebe la vacuna rusa para su administración en la Unión Europea. Su eficacia se aproxima mucho a las de ARN y "necesitamos inmunizar a la mayor parte de la población, con la mayor celeridad posible". Así que, en opinión del inmunólogo, "si hay disponibilidad de síntesis y de comprar, ¿por qué no usarla?".
La nueva vacuna china de Sinopharm
Las dos fórmulas desarrolladas por el laboratorio chino (la original BBIBP-CorV y la nueva, llamada Vero) siguen la misma técnica: se introduce el virus completo pero inactivo, de manera que no pueda infectar a la persona vacunada pero su cuerpo sea capaz de reconocerlo y generar una respuesta inmune.
Podríamos decir que "siguen un modelo clásico", mientras que "las de ARN es la primera vez que se utilizan en la en la historia y la de adenovirus se había utilizado previamente para las fiebres hemorrágicas del ébola, pero a gran escala tampoco se había utilizado como ahora".
En este caso, han aplicado "un tratamiento químico que lo que hace es romper el material genético, lo saca y lo rompe" para quedarse "solo con la estructura del virus". Por tanto, "se queda vacío, no se va a poder reproducir". Y con ello han conseguido un resultado muy completo porque "va a producir reacciones inmunitarias frente a todas las proteínas del virus", no solo frente a alguna de ellas, proporcionando "una colección de anticuerpos bastante grande" a la persona vacunada.
Esto podría convertirla en la fórmula más eficaz contra nuevas variantes del coronavirus. Aunque la efectividad probada, de momento, ha sido variable (en los distintos países). "Y yo creo que esa variabilidad justo depende de que en cada país es predominante alguna variante con respecto a otras", explica Corell. "Aunque no ha sido mala tampoco, estaría entre un 55 y un 80%".
Las últimas noticias que nos llegan sobre la vacuna china es que Emiratos Árabes (uno de los países donde se administra) está estudiando la posibilidad de inocular una tercera dosis en pacientes que no han generado una respuesta inmunitaria suficiente.
¿Ha llegado la cuarta ola?
Parece claro que el control de la pandemia depende del ritmo de vacunación. Y no está siendo el deseado. Una situación que, junto con el aumento de la incidencia acumulada en muchos países, hace que los expertos empiecen a hablar de la llegada de la cuarta ola.
Según parece, por la constante aparición de nuevas variantes, algunas de ellas con una mayor capacidad de transmisión, estas mutaciones serán las protagonistas de una subida de la curva, que —esperemos— no sea un tsunami. En esta ocasión, dado que estamos vacunando a nuestros mayores en primer lugar, tendrán que surfearla los más jóvenes, que tienen además una mayor actividad y movilidad.
No obstante, Alfredo Corell insiste: "La estrategia de vacunación es la correcta". Según explica, los jóvenes "pueden tener más carga viral" pero también suelen ser más asintomáticos. No podemos olvidar que ha habido casos graves y que algunos de ellos incluso han fallecido, pero la inmensa mayoría no han padecido la enfermedad de manera grave. "Estamos vacunando a los principales en cuanto a vulnerabilidad", y así debe ser en opinión del inmunólogo.
También se podría haber vacunado primero a los jóvenes por ser los mayores transmisiones. Sería otra estrategia distinta, pero no la adecuada para las vacunas que tenemos. De momento, ninguna ha reducido a cero las posibilidades de transmitir el virus. "Protegen a la persona que está vacunada de sufrir una enfermedad grave, severa, pero no nos dejan el 0% de posibilidades de que no podamos transmitir, por lo tanto, si hubiéramos vacunada a los transmisores tampoco hubiéramos conseguido nuestro objetivo", por eso concluye que "los criterios de vacunación están siendo coherentes". De hecho, "prácticamente en todo el mundo se están siguiendo unos criterios similares".
La cosa cambiaría si tuviéramos vacunas esterilizantes, como la de Enjuanes (CSIC). Es decir, que nos protegiesen de la infección e impidieran la transmisión. Entonces, "quizá la población inicial que yo hubiera vacunado serían los transmisores" para frenar la pandemia.
Vacunar a todo el planeta
Alfredo Corell considera que el prototipo de vacuna contra el Sars-Cov-2 que está desarrollando de Luis Enjuanes junto a su equipo es muy prometedora, porque se ha desarrollado precisamente con el objetivo de parar la transmisión.
"La vía de administración será nasal, por spray, y producirá una inmunidad mucho más potente en la vía de entrada del virus, por lo que podrá producir esa protección 100% de la transmisión, que sería lo deseable". No obstante, recuerda, "hay que esperar todavía que la prueben en humanos y funcione todo".
Mientras tanto, "a vacunar y que nadie se preocupe de variantes, porque si llegara alguna frente a la que no estamos cubiertos, igual habría que dar una dosis de refuerzo. Pero ya no partimos de cero". Alfredo Corell insiste: "Lo que hay que conseguir es que la población esté en un volumen suficiente de vacunación. No nos olvidemos que el objetivo es vacunar a todo el planeta y no solo a España. O solo a Europa". Porque de no hacerlo "seríamos una isla y no nos podríamos mover, ni podremos recibir a gente". Por tanto, "la vacunación debe ser global" y "la solidaridad también se va a poner a prueba".