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El CSIC, en busca de la mascarilla perfecta

Les han implementado una serie de mejoras que las hacen más eficaces. Ahora tienen viricida en el filtro y distintas tallas, para que ajusten mejor.

Les han implementado una serie de mejoras que las hacen más eficaces. Ahora tienen viricida en el filtro y distintas tallas, para que ajusten mejor.
Instalaciones de Bioinicia (Paterna), la empresa que las ha co-desarrollado las Proveil Masks | BIOINICIA

El equipo de investigadores del IATA-CSIC, liderado por José María Lagarón, que desarrolló el revolucionario material de nanofibras del que nos hicimos eco en LD hace unos meses, no ha parado hasta conseguir mejorar las ya difícilmente superables Proveil Mask de Bioinicia.

Las originales tenían significativas ventajas respecto a las convencionales. El nuevo material las convertía en piezas: más ligeras (menos gramaje), con más respirabilidad (evacúa mejor el calor y el CO2), más efectivas (el tamaño del poro es mucho más pequeño y -por tanto- es más difícil que consiga pasar el virus), más duraderas y seguras (gracias a que se pueden desinfectar y reutilizar durante ese lapso de tiempo).

Pero —para ellos— el hallazgo no fue suficiente. Según explica Lagarón, siempre tuvo claro que quería lograr "la mascarilla más eficiente". No le valía con "emular una mascarilla quirúrgica". Directamente, pidió "llegar a este tipo de mascarillas, tipo FFP2 y FFP3". Quería contribuir a proteger a la población. Y esto es porque —asegura— "en cierta medida anticipé, también por la interacción con otros compañeros del CSIC y a través de la plataforma Salud Global, que el tema de los aerosoles era uno de los aspectos críticos del contagio".

Para la comunidad científica era bastante evidente la transmisión aérea de la covid, así que el investigador llegó a la conclusión de que era necesario incluir el viricida, "para asegurar". Es un plus de protección contra el coronavirus, "porque el único virus bueno es el que está inactivo". Y eso es lo que hace exactamente: inactivar el Sars-Cov-2.

En consecuencia, han incorporado el viricida al core de todas las mascarillas. Lo han puesto justo "en el lugar donde se para el virus". Da igual el modelo o la certificación (higiénicas, quirúrgicas, EPI o para niños).

Y esta es la novedad más importante, pero no la única.

Los EPI con talla

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EPI para fisionomías pequeñas (talla S)

En estos meses, Lagarón y su equipo también han estado trabajando para lograr que las mascarillas sean cada vez más personalizadas. El objetivo: que se ajusten mejor. Hoy, sus EPI ya tienen talla: S (percentiles pequeños), M (modelo estándar) y pronto la L (percentiles grandes).

"Hemos hecho un estudio antropométrico con el Instituto de Biomecánica y nos hemos encontrado con que muchas mujeres estaban muy frustradas porque la mayor parte de las mascarillas EPI, que vienen con una talla única, les están muy grandes", señala el investigador del CSIC.

Por otra parte, "dos de cada tres mujeres (que participaron en el estudio) prefieren el modelo que hemos sacado con una talla para percentiles más pequeños (S). Y cuatro de cada cinco hombres prefieren la talla que hemos sacado como M, el modelo estándar que ya teníamos y que cubre un espectro del 60%".

Próximamente, colgarán en su web un método sencillo (derivado del mencionado estudio) para poder medirse y elegir el modelo de ajuste más adecuado.

Una versión mejorada de todos los modelos

Desde el inicio de la pandemia, el CSIC se ha empleado a fondo -junto a la empresa Bioinicia- para elaborar mascarillas con un alto porcentaje de capacidad filtrante. En la actualidad, todas se realizan con los mismos materiales de nanofibras, y a todas les han ido incorporando las mejoras que han ido logrando con el tiempo. El modo de conseguir que se cumpla con el nivel que ellos exigen para sus productos: fabricación 100% española.

De esta manera, no sólo han desarrollado unas de las EPI de mayor calidad y fiabilidad del mercado. También han logrado las higiénicas, las quirúrgicas, e incluso los modelos para niños con mejores prestaciones del sector.

La quirúrgica: tiene una de las respirabilidades más altas del mercado. "No hemos encontrado ninguna con una mayor. Tiene un 99,8 % de filtración bacteriana y un 90% de aerosoles". Por otra parte, el viricida inactiva el coronavirus al 96,41% después de dos horas de contacto.

Las infantiles: "dado que no se pueden certificar los EPI para niños, hemos cogido nuestro filtro IIR (el modelo más exigente en cuanto a propiedades de las quirúrgicas) y lo hemos fabricado en un formato con ajuste de EPI, con lo que van mucho mas protegidos", explica Lagarón.

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Mascarillas Proveil Biomask (biodegradables)

Las higiénicas biodegradables: ya han sacado la segunda generación, con propiedades de filtración mejoradas. "Hemos subido el nivel de filtración de aerosoles a más de un 93%, y a más de un 98% el de bacterias". Son las únicas que no llevan viricida en el filtro, para asegurar sus propiedades de biodegradabilidad en el medio ambiente.

Próximas mascarillas en salir

La primera EPI biodegradable del mundo. "Ya la tenemos hecha", advierte Lagarón. Ahora la tienen que certificar.

La mascarilla translúcida de alta filtración, "pensada para sordos". El objetivo es facilitar la comunicación (ya que permite leer los labios) al tiempo que les ofrecen una protección muy alta, superior a un 80% contra aerosoles.

El siguiente paso

El investigador José María Lagarón y su equipo aún no han tocado techo. Siguen trabajando para lograr mejorar aún más sus mascarillas. El objetivo no es otro que lograr un 100% de protección frente a los aerosoles infectivos más pequeños, por encima de 0,5 micras. Sienten que tienen "un compromiso con la gente". Algo que comparte con la empresa gestora. "La spin-off del CSIC también está alineada en eso. Tenemos un histórico de hacer productos farmacéuticos, biomédicos, etcétera, que siempre resuelven problemas".

Por eso, el investigador se alegra mucho de no haberse quedado sólo en la invención del filtro de nanofibras y haber ido más allá. Se han encontrado con un sector "muy anquilosado", por lo que considera que "esta tecnología, si no la hubiéramos llevado nosotros hasta el estadio final, probablemente se hubiese quedado en un desarrollo sin ningún tipo de repercusión".

Justo antes de las Navidades, en diciembre, se vieron desbordados por el increíble aumento repentino de la demanda de sus mascarillas. Ahora están en un periodo de ampliación de la producción. "Hemos certificado y validado a dos empresas más. Hay cuatro que están pendientes de obtener la certificación. Y vamos a duplicar la producción en dos semanas. Para volver a duplicar de nuevo en otras dos/tres semanas", explica Lagarón.

Este tren ya no se puede parar. Les ha costado, pero han conseguido permear en el sector. Un gran número de empresas tradicionales, americanas y españolas, han empezado a ponerse en contacto con ellos porque "han entendido que el futuro de los EPI pasa por utilizar esta tecnología de nanofibras".

Por otra parte, han hecho "el primer salto a una empresa de filtros de aire". El investigador del CSIC asegura que se va a empezar a vender el filtro con viricida para limpieza de aire de interiores. Es decir, "para filtros HEPA, purificadores, dispositivos fijos de limpieza de aire en coches y trenes... Iremos al mercado en marzo en esta área".

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