Entre las diferentes vías de investigación que se han abierto en España para acabar con el coronavirus, Mariano Esteban (Villalón de Campos, 1945) ha decidido apostar por una vacuna basada en una versión muy atenuada de la que se utilizó en el programa de erradicación de la viruela. Desde el pasado mes de enero, este virólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) trabaja sin descanso en el Instituto Nacional de Biotecnología para tener lista en 2021 una vacuna que garantice una inmunidad prolongada. En conversación con Libertad Digital, Esteban nos desvela los puntos fuertes de su proyecto, pero también los problemas a los que se está teniendo que enfrentar su equipo.
P: ¿En qué punto está en estos momentos su vacuna?
R: Ya hemos demostrado experimentalmente en modelos animales que la vacuna cumple con las funciones esperadas de inducción de anticuerpos neutralizantes, una respuesta potente, y también frente a la activación de los linfocitos C, que son las células encargadas de destruir a la célula infectada. Esta vacuna está en proceso de producción con una empresa gallega, que está ya preparando los lotes clínicos. Estamos elaborado el dossier para presentarlo a la Agencia Española del Medicamento para su autorización y el objetivo, si todo va bien, es empezar las fases clínicas en el primer trimestre de 2021 con unos 100 voluntarios sanos en fase 1 y en fase 2 con unos 500 voluntarios. El objetivo es seguir esas pautas y demostrar que la efectividad de esta vacuna, que es una variante de la vacuna que se utilizó para erradicar la viruela y que ha demostrado en modelos animales que puede ser muy inmunogénica.
P: Entiendo que todo eso nos llevaría a finales del año próximo…
R: Sí, estaríamos hablando de finales de año para haber demostrado ya en fase 2 que la vacuna es segura y que actúa correctamente e iniciar la fase 3 a mediados o ya avanzado 2021 con fases de producción más altas, de miles de dosis, para tener unos stocks que permitieran actuar con rapidez en determinadas zonas.
P: ¿Cuál es el punto fuerte de esta vacuna respecto a la de Pfizer o de Moderna?
R: El punto fuerte es que es una vacuna muy estable. No necesita temperaturas tan bajas como 80 grados bajo cero. Un frigorífico es suficiente para mantener la vacuna durante mucho tiempo y poder vacunar en cualquier lugar del mundo. Aguanta a temperatura ambiente durante bastantes horas y en el congelador de una nevera, durante muchísimos años. Es una vacuna muy económica, muy estable y, sobre todo, confiere una inmunidad prolongada, como se demostró en la campaña de erradicación de la viruela, ya que confería una inmunidad de por vida. Desde ese punto de vista, tiene unas ventajas muy claras.
P: ¿Y por qué vamos más lentos que otros países?
R: Porque no tenemos la infraestructura que tienen Johnson & Johnson, AstraZeneca, Pfizer y los demás. En España no hay empresas farmacéuticas con gran potencial. No obstante, se está realizando un esfuerzo para que algunas empresas españolas especializadas tradicionalmente en vacunas veterinarias se estén incorporando también al desarrollo de vacunas frente el SARS-CoV-2 de uso humano y yo creo que es un deber como país tecnológicamente avanzando el poder participar en este proceso que tanta desgracia está causando en la población mundial. Por otro lado, no podemos depender de las vacunas de otros países solamente. Aunque no hagamos millones de dosis, es importante actuar con rapidez donde surjan brotes. Además, no sabemos hasta qué punto las vacunas actuales confieren una inmunidad duradera y si pueden surgir mutantes del virus que escapen a la acción de estas vacunas. Por eso, en mi laboratorio trabajamos en el desarrollo de nuevas vacunas con mayor capacidad para evitar la resistencia que pudiera ocurrir en variantes del virus que vayan surgiendo.
P: Tengo entendido que nada más comenzar, una empresa alemana se puso en contacto con ustedes porque estaba interesada en fabricar su vacuna…
R: Sí, correcto. Sería sobre el mes de marzo. Nosotros en enero, tan pronto como se publicó la secuencia completa del genoma, nos pusimos manos a la obra porque teníamos en el know how, el conocimiento de cómo hacer vacunas frente a otros patógenos como ébola, zika o incluso el VIH. En estos casos habíamos demostrado una eficacia de entre el 80-100% del control de la infección. Entonces, los alemanes nos mandaron un acuerdo de colaboración, según el cual nosotros les pasaríamos la vacuna y ellos harían todo el proceso de ensayos en macacos y en fase clínica. Sin embargo, le comunicamos la situación al CSIC y al Ministerio y consideraron que antes deberíamos explorar empresas españolas. Así se hizo y, de hecho, establecimos una relación con una empresa gallega para la producción. Aunque no tenían experiencia con este tipo de vacunas, pensamos que sería más beneficioso para el país que se hiciera ese esfuerzo, porque las cosas se quedaban aquí y podíamos potenciar también el desarrollo de empresas españolas, cosa que hemos hecho y la verdad es que estamos muy contentos.
P: Dice usted que no hay infraestructura… ¿También falta financiación pública?
R: Siempre ha habido una despreocupación por la ciencia, aún a sabiendas de que la experiencia te dice que los países más avanzados son los que más invierten en I+D. Si tú inviertes el 1,23% del PIB, cuando la media europea es más del 2%, pues es lógico que suframos en condiciones inferiores a las de otros países. Con eso lo que haces es ralentizar el proceso y que la ciencia española no progrese a la velocidad que quisiéramos todos los investigadores, porque hace falta financiación. La experimentación, la infraestructura y los equipos van avanzando en el tiempo y o te unes a esos avances, o te quedas fuera. Realmente, a pesar de que entre los investigadores españoles hay gente buenísima y la gente joven es extraordinariamente buena, no los estamos aprovechando. Eso conlleva que no tengamos esa capacidad de acción tan rápida como otros países en los que las inversiones son enormemente altas, como están demostrando Reino Unido, Alemania, Francia, EEUU o China, que están poniendo cantidades ingentes. Y ahí es donde tenemos el déficit... ¿Qué vamos a hacer? ¿Esperar a que vengan otros y comprarles las vacunas? Pues bueno, eso está bien lógicamente, pero no puedes despreciar tu propio conocimiento y tu propia tecnología, porque eso es lo que le da a un país la capacidad de ser competitivo a nivel global.
P: A su juicio, no estamos aprovechando a la gente joven y lo cierto es que llama la atención que los tres investigadores que están al frente de los principales proyectos de vacuna en España sean tres jubilados…
R: Exactamente. Nosotros aquí formamos continuamente a nuevos investigadores, que hacen la tesis doctoral y les mandamos fuera. Y eso está muy bien, porque hay que salir. Yo estuve fuera también muchos años y eso es importante porque te formas más al ver cómo trabajan otros investigadores en otros países y eso te da más seguridad en ti mismo como científico, pero hay que recuperarlos. Y si no lo hacemos, la plantilla envejece. La media en el CSIC es de 53 años y eso no puede ser. Necesitamos esa savia que pueda ir alimentando el sistema, porque esto es un círculo. Lo que no puedes es ir avanzando en la cadena y tirando a la gente a medida que se va jubilando, sin tener relevo.
P: En su equipo, por ejemplo, ¿los investigadores tienen plaza fija o contrato indefinido?
R: Ninguno. Actualmente, ninguno. Yo soy ad honorem y no percibo ningún salario más allá de mi pensión, y los demás son contratados con cargo a proyectos. El problema es que tenemos gente con mucha experiencia como Juan García Arriaza o Carmen Elena Gómez, que son grandes investigadores, y hay mucha más gente que lleva muchísimos años, pero sin ninguna posibilidad, porque no hay plazas, no salen.
P: Cuando Pedro Sánchez llegó al poder y nombró a Pedro Duque, se comprometió a impulsar la Ciencia… ¿Están viendo una mejoría o siguen igual de precarios?
R: De momento solo son buenas intenciones. Ahora hay que ver y hay que analizar si esos incrementos que se proponen van a ser reales y, desde ese punto de vista, estamos a la espera.