Entrado el otoño, con el coronavirus de nuevo propagándose por Europa con España a la cabeza, miles de científicos de todo el mundo continúan buscando contrarreloj una cura contra la covid-19. La vacuna es el objetivo principal y en su consecución están embarcadas farmacéuticas e instituciones de todo el mundo. Varias decenas, como la de Moderna y la de Johnson and Johnson están ya en fase tres, el ensayo clínico con miles de voluntarios previo a la aprobación. Es la fase más complicada y son normales las interrupciones como las ocurridas en las últimas semanas: la prioridad es la seguridad. Pero ante la posibilidad de que la vacuna tarde más tiempo que el anunciado por los políticos en llegar, otras investigaciones están en marcha: laboratorios y médicos buscan y prueban nuevos fármacos, y equipos de investigadores están embarcados en la búsqueda de una tercera vía contra la covid-19: los anticuerpos sintéticos o inmunoterapia.
El nombre de esta nueva estrategia saltó a los medios hace pocos días por la enfermedad de Donald Trump: el presidente estadounidense recibió, como parte de su tratamiento contra el coronavirus, un cóctel experimental de anticuerpos monoclonales. Trump atribuyó su curación a este tratamiento preparado por la empresa Regeneron y aún no aprobado por la Agencia del Medicamento estadounidense. Pero la biotecnológica no es la única que está trabajando en esta nueva vía contra el virus: en otros países, entre ellos España, se está investigando en la producción artificial de anticuerpos como posible tratamiento contra la covid-19.
Los anticuerpos monoclonales son anticuerpos sintéticos, fabricados en laboratorio a partir de anticuerpos producidos por pacientes que han superado la enfermedad. Se trata de replicar de forma industrial las defensas naturales que genera el cuerpo al entrar en contacto con el virus. Inyectadas en un paciente, podrían tanto evitar que el virus se reproduzca como que se genere una respuesta descontrolada del sistema inmune.
España está colaborando en un proyecto europeo, MANCO (Monoclonal Antibodies for Novel Coronavirus), que busca la fabricación masiva de anticuerpos que protejan frente al coronavirus. El laboratorio participante es el que dirige el virólogo Luis Enjuanes en el CNB-CSIC, que en un proyecto anterior logró generar anticuerpos protectores frente al MERS, producido por otro tipo de coronavirus, y que lleva más de 30 años trabajando con coronavirus. Para fabricarlos, se inmunizan ratones o células humanas y se seleccionan los anticuerpos más eficaces contra el coronavirus. De ahí se pasa a la siguiente fase, ensayos clínicos en animales como el ratón, el hurón y el macaco y, finalmente, se prueba en humanos.
La investigadora Sonia Zúñiga, una de las participantes en el proyecto español, explica a LD que esta técnica se diferencia de la terapia con plasma de pacientes recuperados en que se trata de inyectar "anticuerpos definidos" capaces de neutralizar de forma más eficiente al virus. Mientras, con la vacuna se inyectan proteínas del virus para que sea el paciente quien genere por sí mismo anticuerpos.
La terapia con anticuerpos monoclonales, según Zúñiga, estaría dirigida a pacientes ya infectados: no sirve, como la vacuna, para "proteger a la población en general" puesto que no "estimula" la generación de más anticuerpos para protegerse en un futuro. Son por ello una "alternativa de tratamiento" para personas ya enfermas, pero Enjuanes y su equipo la consideran una herramienta clave y complementaria a las vacunas y los medicamentos, que podría utilizarse de forma "combinada" para combatir el coronavirus.
La inmunoterapia no es una técnica nueva sino que se usa de forma habitual contra otras enfermedades como el cáncer, precisa Zúñiga. En el caso de la covid-19, aún ningún laboratorio del mundo ha logrado rebasar las fases preclínica, con animales, o de ensayos clínicos, con humanos con los anticuerpos monoclonales. En el caso del proyecto del CSIC, se encuentra aún "en las primeras fases" de obtención de anticuerpos para pasar después a probarlos en ratones. En cualquier caso, desde la institución confían en que se esté experimentando ya con humanos a principios de 2020.
No es el único equipo que está trabajando en inmunoterapia en España: la Unidad de Inmunología del Instituto de Investigación del Hospital 12 de Octubre y la Unidad de Cristalografía e Ingeniería de Proteínas del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) trabaja también en la consecución de anticuerpos sintéticos capaces de bloquear la infección de cualquier coronavirus, no sólo el SARS-Cov2, adelantándose así a futuras pandemia provocadas por este tipo de virus. El equipo que dirige Luis Álvarez Vallina confía en que en dos años estos anticuerpos puedan ser recibidos por pacientes.
La búsqueda de la vacuna
Estos proyectos se suman a los candidatos a vacuna en los que también están inmersos equipos españoles: en el CSIC la vacuna más avanzada es la del grupo del virólogo Mariano Esteban, que utiliza un virus atenuado de la viruela. Su equipo habría logrado una alta eficacia en modelos de ratón y la fase clínica podría comenzar entre finales de este año y principios del que viene. También están en fase preclínica (con animales) la candidata de del equipo de Vicente Larraga y la más prometedora, la del equipo de Enjuanes, Isabel Solá y la propia Zúñiga, que explica que en su caso van "más despacio" porque se trata de una vacuna basada "en el coronavirus SARS-CoV-2 completo", generado en laboratorio "por ingeniería genética" y al que se quitan genes "que hacen que el virus cause una enfermedad severa y que se disemine". "De este modo, nuestro candidato vacunal estará completamente atenuado y no se podrá diseminar, con lo que aumenta la seguridad". Al mismo tiempo, "al presentarse al sistema inmune como un virus completo" el equipo espera "una eficacia superior al de otras vacunas" porque "la respuesta inmune será más completa". Se trata, resalta, de "una estrategia única en el mundo" que no contempla ninguno de los candidatos recogidos por la OMS.
Zúñiga subraya que en la búsqueda de la vacuna es importante que haya múltiples proyectos e investigaciones con el fin de que se desarrollen más y mejores vacunas contra el coronavirus. En su opinión, las primeras vacunas "no serán las más eficaces y habrá espacio para la mejora y para su futura sustitución por otra vacunas", como la española, más efectivas.
La otra vía: los medicamentos
Mientras se trabaja en la vacuna y en la inmunoterapia, también se está tratando de perfeccionar el tratamiento de enfermos mediante antivirales ya conocidos y de buscar medicamentos nuevos. El más eficaz, hasta el momento, es el remdesivir. La aplidina, de la española Pharma Mar, "también ha obtenido muy buenos resultados in vitro". En el CSIC, señala Zúñiga, otro proyecto está buscando posibles remedios mediante el "cribado masivo de compuestos" que podrían resultar eficaces contra el coronavirus. Los resultados, señala, son "prometedores".