La transmisión aérea del nuevo coronavirus, aunque Fernando Simón la siga poniendo en duda, está ganando peso entre la comunidad científica, que está dando algunos pasos hacia delante para que sea reconocida por gobiernos y entidades de referencia. Valga de ejemplo la carta que un grupo de investigadores estadounidenses publicaron hace unos días en la revista Science, para reivindicar la existencia de una "evidencia abrumadora" sobre el contagio a través de la inhalación de aerosoles, esas pequeñas gotas microscópicas que todos expulsamos al hablar, cantar, toser o estornudar, y que quedan flotando en el aire, incluso durante horas, en ambientes cerrados y con poca ventilación.
Por otra parte, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) han actualizado su guía de recomendaciones para incluir, finalmente, la transmisión por aire a distancia como una de las vías de contagio del SARS-CoV-2.
En nuestro país, los expertos en calidad del aire en interiores no tienen dudas al respecto. Paulino Pastor, director de Ambisalud (empresa especializada en la inspección de calidad interior para edificios y hospitales) y presidente de FEDECAI (Federación de Empresas de Calidad Ambiental en Interiores), no encuentra diferencia entre ésta y otras infecciones, en lo que se refiere a la forma de combatirlas. Hay que aplicar una serie de medidas que han cobrado importancia por la covid-19, pero que son igualmente recomendables en las épocas del año en las que se dan más gripes, catarros o resfriados.
"Aquí de lo que estamos hablando es de calidad del aire en interiores. Tenemos una serie de personas que entran en un espacio cerrado que son infecciosas, que son generadoras de algo que van a dañar a las personas que están alrededor, a las personas sanas, y tenemos que controlar eso. Vamos a usar el dióxido de carbono que exhalan las personas como un indicador de que aquello se ventila bien y de que no se concentra la contaminación. El principio es exactamente el mismo", explica Pastor.
Las cuatro grandes actuaciones
Paulino Pastor, profesional con más de 30 años de experiencia en el sector, explica que "hay que huir de productos milagro". No hay una única solución, lo más efectivo es la combinación de todas las que tenemos a nuestro alcance. Hay "cuatro patas que soportan la mesa de la calidad del aire en interiores: el control de las fuentes, la ventilación, la purificación y la higiene".
- - Control de fuentes: "Se trata de evitar que entren personas infecciosas. Eso se hace con los rastreadores, las cuarentenas… Y, si aún así entra, que lleve mascarilla".
- - Ventilación: "Tenemos que meter aire del exterior. Asumimos que está limpio de coronavirus, y si hay algo es absolutamente mínimo, residual".
- - Purificar el aire: a través de filtros. "Vamos a ser capaces de retirar una parte de la contaminación. Por eso decía lo del producto milagro, por mucho que ponga un aparato, si dejo entrar a un infeccioso y si no ventilo correctamente, me voy a quejar cojo".
- - Higiene: "Tener todo limpio, porque también hay vías de transmisión a través de contacto".
En definitiva, se trata de "que esté todo limpio y desinfectado, tanto lo que se ve como lo que no se ve". Y, según defiende Pastor, "con esas cuatro grandes actuaciones, vamos a ser capaces de minimizar tanto como es técnica y económicamente posible hacerlo".
Limpiar el aire, la cuenta pendiente
Paulino Pastor insiste en la importancia de purificar el aire de los espacios cerrados, especialmente cuando hay poca posibilidad de ventilación. Hay que hacerlo a través de filtros HEPA, aparatos que mueven el aire a través de un ventilador, lo absorben, y lo limpian de polvo, virus y bacterias.
No obstante, hay que hacer algunas advertencias al respecto de este producto. En primer lugar, asegurarnos de que cumplan con la normativa vigente. Y, en segundo, tener en cuenta que los HEPA "son muy efectivos, te quitan la mayoría de las partículas". Pero, para alcanzar nuestro objetivo (aire libre de covid-19), esa masa de aire tiene que pasar por el filtro por cierta frecuencia. "Necesitamos que tenga un ventilador potente, que mueva el aire de la sala muchas veces. Solemos recomendar un mínimo de cinco veces la hora. Es decir, que cada diez minutos toda la masa de aire de la sala pase por el filtro". Porque "con aparatos menos potentes, es posible que cada vez que el aire pasa el filtrado sea del 99,9% pero, cómo casi no lo paso, el filtrado es mínimo".