El coronavirus está pegando fuerte, y no solo en España. Lo que parecía un problema exclusivo de China se convirtió de la noche a la mañana en una crisis sanitaria de magnitud mundial. Por suerte, en España el pico, durante el que se registraron casi 1.000 muertes diarias, ya pasó. Sin embargo, y aunque muchos estén tentados de pensarlo, el problema sigue ahí y en cualquier momento podría haber un nuevo repunte que obligaría al país a volver a la casilla de salida.
El confinamiento ha sido la principal estrategia con la que el Gobierno español ha intentado hacer frente a la expansión del virus, pero las consecuencias son evidentes: una grave crisis económica, la pérdida de miles de puestos de trabajo y el cierre de un buen puñado de empresas. Tras dos meses de confinamiento, la ciudadanía empieza a necesitar salir a las calles, los negocios necesitan volver a la normalidad.
Junto con el distanciamiento social, otras formas de contener el coronavirus han sido llevar una buena higiene de manos con lavados constantes, mantener una distancia de seguridad de 1,5 metros con el resto de personas y usar mascarillas.
El éxito de las mascarillas personalizables
La implantación por parte del Ejecutivo del nuevo sistema de fases, un sistema –no puede negarse- bastante confuso, permite que poco a poco vayamos recuperando la normalidad; podremos ir saliendo a la calle, volviendo a ver nuestros familiares y amigos. Durante la desescalada será fundamental que sigamos manteniendo las medidas de seguridad, lo que incluye, por supuesto, el uso de mascarillas. Hay mascarillas de varios tipos, pero es importante que se utilicen mascarillas con equivalencia FFP2, que son las que tienen un mayor grado de eficacia frente al coronavirus.
Dado que esta situación va para largo, parece que necesitaremos usar mascarillas hasta que salga una vacuna eficaz. Ante este panorama lo más inteligente parece ser conseguir mascarillas reutilizables. Tanto es así que este tipo de mascarillas están experimentando un boom.
Las mascarillas se han convertido de pronto en un elemento de moda, en una prenda como otra cualquiera. Del mismo modo que no todo el mundo viste la misma camiseta, la misma falda o el mismo pantalón, han aparecido nuevos diseños para las mascarillas: sobrios, coloridos, lisos, de rayas, con estampados… las posibilidades son casi infinitas. Una gran parte de la población ha optado por mascarillas para personalizar, para darles ese sello único y distinguible.
La cuestión es que todo el mundo necesita mascarillas y que, hasta hace nada, había escasez de este producto. No había una red que fuese capaz de abastecer de esta bien ni a los profesionales de la salud –muchos han denunciado que han tenido que trabajar sin el equipo de seguridad necesario- ni para el resto de la población, por lo que hay un creciente nicho de mercado.
Es conveniente señalar también que las mascarillas suponen una nueva oportunidad para continuar con el marketing. Las mascarillas personalizables se han convertido en buenos regalos publicitarios, regalos de empresa que ayudan a darle visibilidad a las compañías, a seguir construyendo la imagen de marca. En lo que se refiere a las mascarillas: aún queda mucha tela que cortar.