Ante el brote de sarampión que se está viviendo en algunos países de Europa, entre ellos Alemania, el gobierno de Angela Merkel ha decidido convertir esta vacuna en obligatoria y multar a los padres que no vacunen a sus hijos en edad escolar.
Los padres antivacunas se enfrentarán a una sanción de 2.500 euros si optan por no vacunar a sus hijos en edad escolar de una enfermedad que, recuerdan los expertos, puede ser muy peligrosa.
La medida entrará en vigor en marzo tras la ratificación del Bundestag e incluye la obligación de vacunar a menores ingresados en centros de refugiados. También contempla que los niños no vacunados no puedan entrar en una guardería. El objetivo, según el ministro de Sanidad, Jens Spahn, es evitar la propagación de una enfermedad altamente contagiosa "y que puede tener una evolución muy mala, a veces fatal".
Alemania, como otros países occidentales, está viviendo un repunte de una enfermedad, que había sido prácticamente erradicada, por culpa de los antivacunas, que paradójicamente se benefician de la inmunidad de grupo que provoca que la gran mayoría de la población sí se vacune. Según datos oficiales, informa Efe, el año pasado se registraron 543 casos de sarampión. En lo que va de 2019 los casos suman más de 400.