Un mito persistente contra las nuevas tecnologías es el supuesto daño a la salud que provocarían los móviles y sobre todo las antenas de telefonía. Estas radiaciones, aseguran algunos, podrían producir cáncer y en algunos casos la llamada hipersensibilidad electromagnética, que provocaría insomnio, vómitos, eczemas, mareos y un largo etcétera de síntomas. Da lo mismo que la ciencia no haya encontrado nunca ninguna razón que justifique esos temores. El miedo es libre.
Un profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha, Javier Nájera, ha llevado a cabo un estudio que pretende contextualizar de qué hablamos exactamente cuando nos referimos a la radiación provocada por la telefonía móvil. Así, durante cuatro años 75 voluntarios han llevado consigo en la ciudad de Albacete un dispositivo capaz de medir la radiación que les llegaba, el EME Spy 140, con una sensibilidad de 0,000000066 W/m2, lo cual está varios órdenes de magnitud por debajo de los límites legales, que en Castilla-La Mancha, donde son especialmente bajos, están en 0,1 W/m2. El medidor no sólo detectaba la radiación de la telefonía móvil, sino también otras como la radio FM o las redes wifi.
Los resultados no son en realidad tan sorprendentes, pero pueden serlo para quienes no estén demasiado informados. La radiación emitida por las antenas de telefonía es extraordinariamente baja. Tan baja como para llevar a la conclusión de que, si nos preocupamos por dichas antenas, deberíamos hacerlo también por las farolas o las bombillas de nuestros hogares. Las emisiones radiofónicas, por ejemplo, multiplican por diez la intensidad de la radiación proveniente de las antenas de telefonía sin que se haya constatado problema alguno de salud por las emisiones de nadie, ni siquiera de la cadena SER, ya que aun siendo mayores que las de telefonía siguen teniendo valores muy bajos.
Uno de los datos curiosos es que en las casas donde hay instaladas antenas de telefonía los valores son especialmente bajos, debido a que las compañías no emiten en dirección al edificio. En cambio, en el domicilio del autor del estudio, un ático sin antenas a la vista, las mediciones eran mucho más altas.