La crisis, el órdago separatista catalán, las proclamas de Podemos: informativamente, todo pasó a un segundo plano desde la tarde de este lunes. España confirmaba el primer caso de contagio de ébola fuera de África. La víctima: una enfermera del Hospital Carlos III-La Paz de Madrid que atendió al religioso Manuel García Viejo, quien falleció por culpa del mortal virus el pasado 26 de noviembre.
La ministra de Sanidad, Ana Mato, compareció ante los medios junto al resto de los miembros que conformaron el gabinete de crisis. La auxiliar de enfermería alertó al hospital de su posible contagio el pasado 30 de septiembre, pero no fue ingresada. Las redes sociales estallaron. España protagoniza portadas en la prensa internacional. Mientras, el Gobierno trabaja "para averiguar cuál es la fuente de contacto", asegura que "se siguieron todos los protocolos" -mientras personal de enfermería denuncia que los trajes no cumplían la normativa- y tranquiliza a la población.
Basándonos en textos de la OMS, del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias -CCAES-, y del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo -INSHT-, en este texto ofrecemos una serie de claves básicas sobre el ébola:
1) Contagio
Hay dos tipos de transmisión. Por un lado, en zonas endémicas, se produce por contacto estrecho con órganos, sangre, secreciones u otros líquidos corporales de animales infectados, así como por la ingesta de alimentos contaminados -leche, sangre o carne cruda- de estos.
Por otro, encontramos la transmisión de persona a persona. Esta se produce por contacto directo de las mucosas o de la piel lesionada con órganos, secreciones, u otros líquidos o excreciones de personas infectadas -como sangre, orina, heces, saliva, vómitos y, probablemente, sudor. Además, el virus puede afectar a una persona si esta tiene contacto indirecto con materiales contaminados.
Es importante destacar que los pacientes que no muestran síntomas de la enfermedad no la transmiten. Tampoco se ha demostrado la transmisión aérea de persona a persona, aunque la OMS no la descarta, ya que este modo se ha producido en primates y estudios experimentales.
2) Síntomas
El infectado padece fiebre, debilidad intensa, dolores musculares, de cabeza y de garganta, que van seguidos de vómitos, diarrea, erupciones cutáneas, disfunción renal y, en ocasiones, hemorragias internas y externas. La muerte puede sobrevenir por shock hipovolémico o fallo multiorgánico. Las mujeres embarazadas suelen abortar y presentan abundante sangrado.
El período de incubación oscila entre 2 y 21 días; la tasa de mortalidad puede alcanzar el 90%.
3) Tratamiento
Los casos graves requieren cuidados intensivos. Los pacientes suelen deshidratarse y necesitan sueros intravenosos o rehidratación por vía oral que contengan electrólitos. Actualmente no existe un tratamiento específico que cure la enfermedad.
4) ¿Quiénes corren mayor riesgo?
Según la OMS, quienes mayor riesgo de infección corren son los familiares y personas que hayan estado en contacto con el enfermo, los integrantes del cortejo fúnebre que hayan tenido contacto directo con el cuerpo del difunto y, evidentemente, el personal sanitario.
5) Procedimiento de actuación
Según el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, en primer lugar, se recopila información clínica y virológica y se define el caso. Los médicos que detecten un caso deben notificarlo de forma urgente a los Servicios de Salud Pública de las CCAA y, desde ahí, al CCAES.
Las precauciones adecuadas para el manejo de los pacientes en investigación o confirmados incluyen precauciones de contacto y de transmisión aérea. El paciente debe permanecer en aislamiento estricto. Para el transporte del paciente se utilizará una ambulancia especialmente preparada y cuyo personal debe portar el equipo de protección personal adecuado.
6) Equipo de Protección Personal (EPP)
La OMS señala que, como mínimo, el EPP debe consistir en "guantes, bata impermeable, botas o zapatos cerrados con cubrezapatos, mascarilla y protección ocular contra salpicaduras -gafas o máscaras faciales.
El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo fija el material adecuado:
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Protección de las manos: doble guante impermeable.
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Protección facial o gafas de protección frente a biológicos.
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Protección respiratoria: mascarilla autofiltrante FFP2 o filtro P2, preferiblemente mascarilla autofiltrante FFP3 o filtro P3.
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Ropa de protección frente a agentes biológicos o bata desechable impermeable de manga larga que cubra la ropa de calle hasta los pies o equivalente.
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Calzado de protección.
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Además, las personas que trabajan en laboratorio de contención 4, con cabina de seguridad biológica clase II, deberán llevar "ropa de protección, trajes de protección frente a agentes biológicos, trajes especiales de una sola pieza, a presión positiva y suministro de aire filtrado por filtro absoluto".
7) Seguridad en el laboratorio
La OMS cuenta que la higiene de las manos es "esencial", y esta tiene que hacerse antes de ponerse los guantes y otras prendas de protección personal, antes de practicarle al paciente cualquier procedimiento, tras cualquier riesgo de exposición a la sangre u otros líquidos corporales del paciente, y después de tocar superficies del entorno que pudieran estar contaminados.
El INSHT señala las muestras clínicas deben procesarse en una cabina de seguridad biológica clase II, utilizando prácticas de nivel de bioseguridad 3. Se requieren las prácticas y la contención de un nivel 4 de bioseguridad cuando se realiza el aislamiento y el cultivo del virus, y todas las actividades con material infeccioso deben llevarse a cabo en una cabina.
Además, la integridad de los trajes de presión positiva debe ser revisada de forma rutinaria para detectar fugas. El uso de agujas, jeringas y otros objetos afilados debe ser estrictamente limitado. Finalmente, las heridas abiertas deben cubrirse con apósitos impermeables.