ADN extraído recientemente de una fosa común de leprosos del siglo XV ha dado a los científicos una idea de cómo la Mycobacterium leprae dejó de ser un enemigo mortal para el ser humano. En el siglo XV la lepra afectaba a una de cada 30 personas. A comienzos del XVI disminuyó en la mayor parte del continente.
Tras comparar las cepas antiguas con las actuales, los científicos se percataron de que ambas muestras eran exactamente idénticas. Según publica Science: "La explicación de la disminución de la lepra no se encuentra en el agente patógeno, sino en su huésped, las poblaciones europeas".