Las infecciones con bacterias resistentes a los antibióticos de último recurso están creciendo en España. Así lo detalla un nuevo informe que ha recabado información de 39 países europeos y que ha coordinado el Centro Europeo de Control de las Enfermedades (ECDC).
El trabajo se centra en las infecciones causadas por bacterias CPE, cuyas siglas indican que son resistentes a uno de los antibióticos de último recurso usado en los hospitales de todo el mundo. Este tipo de microbios son casi inofensivos al aire libre, pero en los hospitales pueden ocasionar peligrosas epidemias capaces de acabar con la vida de hasta la mitad de todos los infectados. Hace unos meses, ante el rápido aumento de las infecciones ocasionadas por este tipo de superbacterias, las autoridades sanitarias de EEUU y Reino Unido calificaron este tipo de microbios como "una pesadilla" que plantea amenazas equiparables con las del terrorismo.
El trabajo del ECDC es continuación de otro realizado en 2012 y confirma que la incidencia de estas bacterias en los hospitales va en aumento en la mayoría de países europeos. España se encuentra ya en el nivel de riesgo 3, es decir, se dan brotes de infecciones en hospitales y estos afectan a otros centros dentro de una misma región sanitaria. En 2012 el nivel de alerta era una escala inferior. Italia, Grecia y Malta alcanzan el nivel máximo, el 5, que implica que los brotes de infecciones en hospitales son endémicos y suceden a nivel nacional.
Antibióticos a paladas
Las bacterias resistentes a antibióticos causan unas 25.000 muertes al año en Europa y generan unos costes sanitarios de 1.500 millones de euros. Estas bacterias ocasionan buena parte de las 4,1 millones de infecciones hospitalarias que se registran en Europa cada año. Las superbacterias se ceban en los pacientes más débiles, aquellos de mayor edad o personas que tienen el sistema inmune debilitado a la espera de un trasplante o después de una terapia. Causan infecciones pulmonares, urinarias, digestivas difíciles de tratar, que alargan la estancia en el hospital de los pacientes y pueden llegar a ocasionar la muerte en hasta la mitad de los infectados en los casos más virulentos, como es el de algunas de las bacterias que engloban las siglas CPE (enterobacterias productoras de carbapenemasas), en las que se ha centrado el informe del ECDC. Eso significa que los microbios englobados en este grupo son inmunes a los carbapenemas, uno de los antibióticos de último recurso en hospitales, lo que obliga a usar cócteles de fármacos o a desempolvar antibióticos diseñados hace años o décadas y que tienen serios efectos secundarios.
Gran parte de la culpa de la aparición de superbacterias la tiene el ser humano. Desde que se generalizó el uso de la penicilina contra las infecciones en la década de los 40, el hombre ha usado y abusado de los antibióticos como de pocos medicamentos. El mal uso de estos fármacos sin seguir la prescripción médica, ignorando el periodo completo de tratamiento y su empleo a paladas en granjas y piscifactorías para engorde de animales han hecho que las bacterias estén en contacto con las últimas generaciones de antibióticos y, siguiendo las leyes de la evolución, hayan desarrollado inmunidad a muchos de ellos o incluso a todos. Cuando estas superbacterias alcanzan los hospitales suceden los temidos brotes que pueden poner en jaque a grandes centros sanitarios.
"España ya está muy cerca de tener un problema a nivel nacional, aunque la situación aún no es tan alarmante como en otros países", explica Rafael Cantón, Jefe del Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal, en Madrid, y uno de los expertos europeos en bacterias resistentes a antibióticos que ha participado en el trabajo del ECDC. El organismo europeo ha contactado a expertos como Cantón en 37 países para conocer el estado del problema en cada uno de ellos. Así ha compuesto el cuadro de situación más reciente sobre este problema, que indica que las infecciones van en aumento.
Para frenar el avance de este tipo de infecciones, señala Cantón, lo primero es hacer un buen uso de los antibióticos. España es uno de los países de la UE que más antibióticos consume, en niveles similares aunque un poco menores que los de Italia o Grecia, comenta Cantón. A pesar del avance de este tipo de microbios, Cantón resalta que España ha reducido mucho la incidencia de infecciones hospitalarias en las últimas décadas y añade que la actual situación obliga a estar "alerta" ante su avance para garantizar que no haya un retroceso.