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Un juez concede la baja a una mujer 'alérgica al teléfono móvil'

El síndrome es ya causa de incapacidad permanente. Una limpiadora de la Complutense recibirá la totalidad de su pensión tras una sentencia pionera.

El Juzgado de lo Social nº 24 de Madrid ha concedido por primera vez la "incapacidad permanente" a una persona por padecer hipersensibilidad electromagnética. La resolución, que ha dictado el juez sustituto Juan Manuel Carrillo Sanz, ha establecido que Minerva Palomar, que trabajaba como auxiliar de servicios en la Universidad desde 1989, será beneficiaria de una pensión equivalente al cien por cien de la base reguladora de 1.640,80 euros.

La hipersensibilidad a campos eléctricos y magnéticos es un problema de salud que se manifiesta con enrojecimientos, hormigueos, quemaduras y sequedad en la piel, así como con fatiga, cansancio, dificultad de concentración, mareos y nauseas.

A Minerva Palomar se le empezaron a manifestar radicalmente estos síntomas en 1996, tras aprobar la oposición al servicio de limpieza en la Complutense. "Los inicios fueron muy duros: me pasé tres años pensando que yo me lo provocaba con mi cabeza, te hacen creer eso", declara en El Mundo.

El equipo de valoración de incapacidades le diagnosticó síndrome de fatiga crónica, enfermedad celíaca, fibromialgia y  síndrome de hipersensibilidad electromagnética  y ambiental. Pese a ello, los médicos no propusieron a la Dirección Provincial del Instituto Nacional de la Seguridad Social en Madrid su incapacidad permanente, al considerar que la paciente no presentaba reducciones anatómicas o funcionales que disminuyeran o anularan su capacidad laboral.

Según informa Europa Press, la trabajadora recurrió a la Justicia, y tras un juicio celebrado el pasado 23 de mayo el juez le ha dado la razón al considerar que "la clínica probada es de entidad suficiente" para impedirle el desempeño de sus tareas habituales como auxiliar de servicio "con adecuado nivel de profesionalidad y rendimiento". Contra esta resolución cabe recurso de suplicación ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM).

Minerva se embute en una segunda piel para enfrentarse a la calle: una tela de fibra de plata que repele al 99,9% los efectos de las ondas de alta frecuencia. Una conversación de un vecino por el móvil puede dejarla grogui, así como el paso de un autobús con conexión wi-fi.

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