... el canon digital quiero decir. Después de haber dicho siene y siene de veces al Gobierno, a los titiriteros y al sursumcorda que eso de cobrar un impuesto tan ciego como revolucionario por comprarse un disco duro, o un iPod, o un móvil, o cualquier cosa que almacene datos, es un disparate, al final ha tenido que venir una abogada uropea para recordárselo al tío Teddy y al abuelo Zeta.
Ahora harán como que no pasa nada y, efectivamente, no pasará nada. Los unos seguirán llevándoselo crudo, y los otros podrán contar con la tropa de zeja para las elecciones de 2012, que, según están las cosas, falta les va a hacer.
Entretanto, nosotros, víctimas involuntarias del canon digital, del saqueo fiscal y de que se nos rían en la cara a diario, lo mejor que podemos hacer es tomárnoslo como il capo Dani, que, aunque majariego del Barça, parece inglés del Fulham. Menos entusiasmo, menos ponerse tremendo desde la China mandarina (que luego pasa lo que pasa, Enrique, y el único que se alegra es el abogado) y más señalar al único culpable de toda esta turbia historia.