El doble rasero de Twitter ha quedado demostrado una vez más. La red social está más preocupada por silenciar mensajes contrarios a su ideología o por bloquear cuentas de políticos, como el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y usuarios comunes que no están de acuerdo con el pensamiento único progre imperante en la red, que en eliminar la pornografía infantil que circula por sus tuits.
El New York Post se ha hecho eco de un caso que demostraría la dudosa ética de la que tanto presume la compañía del pájaro azul.
La demanda contra Twitter fue presentada en California por ganar dinero supuestamente con la difusión de pornografía infantil y rechazar eliminar su contenido porque "no encontró una violación" de las "políticas" de la empresa.
Dicha denuncia incluye a un menor de 13 años que se hizo vídeos en Snapchat de contenido sexual bajo coacción y chantaje de unos traficantes sexuales, que se hicieron pasar por compañeras de colegio mayores que él, y posteriormente salieron a la luz en Twitter.
John Doe, como se hace llamar el demandante para proteger su identidad real, y los traficantes intercambiaron fotos de desnudos antes de que la conversación se convirtiera en un chantaje: si no compartía más fotos y vídeos sexuales, el material que ya había enviado lo compartirían con familiares y conocidos de la víctima.
El demandante finalmente bloqueó a los chantajistas pero en diciembre de 2019 los vídeos aparecieron en dos cuentas de Twitter que se sabía que compartían contenido de pornografía infantil. Fue entonces cuando Doe, de 17 años, decidió sin éxito solicitar a la red social su retirada.
Tras varias quejas por parte del adolescente y su familia, la primera respuesta de Twitter la obtuvo el 28 de enero de 2020, cuando le respondieron que no retirarían un material que ya contaba con más de 167.000 visitas y 2.200 retuits. "Gracias por contactarnos. Revisamos el contenido y no encontramos una infracción de nuestras políticas, por lo que no se tomarán medidas en este momento", respondió Twitter según la demanda. Una demostración más de que para la compañía de microblogging es más grave ser de derechas que difundir pornografía infantil.
"Si cree que existe una posible infracción de derechos de autor, inicie un nuevo informe. Si el contenido está alojado en un sitio web de terceros, deberá comunicarse con el equipo de soporte de ese sitio web para informarlo. Su seguridad es lo más importante y, si cree que está en peligro, le recomendamos que se comunique con las autoridades locales", añadía la respuesta de la empresa.
El contenido sólo fue eliminado de la red cuando la familia de Doe contactó el 30 de enero con un agente del Departamento de Seguridad Nacional para que lo eliminara. "Sólo después de esta demanda de eliminación de un agente federal, Twitter suspendió las cuentas de los usuarios", señala la demanda.
La denuncia continuó alegando que Twitter aloja a sabiendas a personas que usan la plataforma para intercambiar material de pornografía infantil y se benefician de él porque incluyen anuncios intercalados entre tuits publicitarios.
La única respuesta de Twitter al diario neoyorquino fue que "tiene tolerancia cero para cualquier material que incluya o promueva la explotación sexual infantil. Luchamos agresivamente contra el abuso sexual infantil en la red y hemos invertido mucho en tecnología y herramientas para hacer cumplir nuestra política".