Por si no había suficiente con Netflix, HBO y Prime Video, están al caer Hulu y Disney+
Las virtudes de las plataformas de streaming podían volverse en su contra ante el exceso de oferta y la fragmentación.
Se ha completado por fin la compra de 21st Century Fox por parte de Disney. Al margen de las numerosas dudas que despierta desde el punto de vista creativo que una sola compañía controle un porcentaje tan alto de las franquicias cinematográficas de éxito, exacerbadas por lo mal que está gestionando la saga de Star Wars, hay un dato que no ha pasado desapercibido: por primera vez el servicio de streaming Hulu tiene un accionista mayoritario, al unirse el 30% que ya tenía Disney con el 30% de Fox. El resto del accionariado lo componen Comcast, propietario de Universal Pictures (30%), y Warner Bros (10%).
Disney ya ha aclarado cuál es la situación por el momento. Con el lanzamiento de su propio servicio Disney+ previsto para este año, el plan del conglomerado es mantener ambos, dejando los contenidos más propios de Fox en Hulu, donde tiene previsto hacer una fuerte inversión para ampliar el contenido propio y para su internacionalización, ya que actualmente sólo está presente en Estados Unidos y Japón. Probablemente su producción propia más conocida es El cuento de la criada, de la que HBO tiene los derechos en España.
Por su parte, Disney+ será lanzado en Estados Unidos en algún momento de este año, con series de producción propia basadas en sus franquicias de Marvel y Star Wars, también con la intención de convertirse en un competidor global de Netflix y Amazon. En definitiva, si queremos tener acceso a todas las series y películas disponibles legalmente a través del streaming en breve tendremos que suscribirnos a Netflix, HBO, Amazon Prime, Rakuten, Filmin, Mubi, Flixolé, Disney+ y Hulu. Ah, y Movistar+, claro. Y la plataforma que todo el mundo espera que presente Apple el próximo lunes 25 de marzo.
Así las cosas, no es de extrañar que tras vivir su momento más bajo allá por 2015, el protocolo BitTorrent esté volviendo a crecer. Al contrario de lo que sucede con la música, donde pagar por un sólo servicio como Spotify suele ser suficiente, el contenido audiovisual cada vez está más fragmentado en distintos proveedores. El perfil habitual de quienes recurren a las descargas ilícitas ya no son personas que no quieren pagar nada, sino quienes tienen contratada una o dos suscripciones y recurre a estos métodos para consumir los contenidos de las plataformas que menos atractivas le resultan. Y no resulta raro cuando no sólo cada compañía tiene su propio servicio, sino que algunas suman dos.
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