A primera vista parece que pedir préstamos online de entre 50 € o 75 € y 5000 € a un interés bastante alto siempre sería una decisión cuestionable desde el punto de vista financiero. Pero es algo que no es cierto. Hay ocasiones en las que estos servicios de financiamiento merecen la pena. Aquí tienes dos razones para ello:
Necesitas el dinero urgentemente
En ocasiones el dinero se necesita lo antes posible. De hecho, ¡casi siempre se necesita el dinero lo antes posible!, pero hay veces que las oportunidades pasan si no se aprovechan en el momento. Asegúrate que la entidad prestamista que elijas cumpla con todas las leyes.
En estos casos acudir a un banco por un préstamo puede no ser suficientemente rápido. Los bancos hacen arduas comprobaciones antes de conceder un préstamo y esto lleva su tiempo. Los especialistas en préstamos online, suelen cobrarte más porque hacen menos comprobaciones, lo que les permite darte un servicio urgente.
Lo que muchos consumidores no se plantean es que, en la mayoría de los casos, puedes cancelar el préstamo de forma anticipada, pagando una tarifa. Así que si necesitas el dinero inmediatamente puedes pedir un préstamo online para que lo obtengas cuanto antes.
Pagos de multas y descuentos por pronto pago
Las multas que se pagan en los 20 días naturales tras la recepción tienen un descuento del 50%. Así que recibir una y no tener dinero para pagarla puede ser una buena razón para pedir un préstamo online, pagarla y devolver el préstamo al mes que viene cuando se haya cobrado de nuevo. Lo mismo puede ocurrir con un producto que compremos y tenga un descuento por pronto pago o pago en efectivo.
En estos casos, muchas veces no necesitarás pedir un préstamo por la totalidad del pago, sino que será suficiente hacerlo por una parte del mismo ya que dispondrás de la otra parte en tus propios recursos. En el fondo es como si dividieses el pago pendiente en dos. Uno ahora y otro cuando devuelves el préstamo.
Siempre con la seguridad de poder devolverlo
Lo fundamental en este tipo de préstamos es tener la seguridad de poder devolverlo cuando venga el vencimiento, porque si no las condiciones se endurecen bastante.
Para saberlo, simplemente saca papel y lápiz y apunta qué gastos tendrás el mes que viene y qué cantidad tendrás que devolver en total (los prestamistas te informarán de ella, claramente). A los gastos que hayas apuntado añádele un porcentaje para imprevistos. Suma los gastos y la cantidad a devolver y compáralo con tu nómina. De esta forma tendrás una idea aproximada de cuánto dinero te sobraría o faltaría. Si ves que las cuentas son demasiado ajustadas, será mejor que no pidas el préstamo. Si no lo están, ¡adelante!