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Los criadores de loros denuncian la ley de "exterminio animal" de Belarra: "Son ultras radicales del animalismo"

Los avicultores llevan años dedicando su dinero, su tiempo y su esfuerzo a criar aves exóticas, muchas de ellas en peligro de extinción.

Los avicultores llevan años dedicando su dinero, su tiempo y su esfuerzo a criar aves exóticas, muchas de ellas en peligro de extinción.

La ley de Bienestar Animal aprobada el pasado 9 de febrero en el Congreso y pendiente de su trámite en el Senado tiene a los criadores de aves exóticas en el punto de mira. El ministerio de Ione Belarra va a acabar con la pasión de los avicultores particulares que llevan años dedicando su dinero, su tiempo y su esfuerzo a conseguir que loros, guacamayos o cacatúas se reproduzcan en cautividad de forma controlada y perfectamente legal. Muchas de estas especies están en peligro de extinción y, si se prohíbe la actividad de los criadores particulares, muchas de ellas podrían desaparecer definitivamente.

"Yo creo que esta no es una ley de Bienestar Animal, sino de exterminio animal en España. Es una ley incomprensible porque prohíbe la tenencia y cría de todo tipo de animales exóticos. Es decir, nos estamos saltando convenios internacionales, como el convenio CITES, firmado por 187 países (incluidos China y Venezuela). Pero el Gobierno español se lo salta y está desprotegiendo especies que están en vías de extinción en su país de origen", señala Javier Rodríguez Penedo, un asesor de empresas aficionado a la cría de pájaros desde los 14 años.

"Me dedico a la cría de loros como aficionado, no como profesional, y me dedico especialmente a los loros africanos. Actualmente estoy colaborando con unos loros de Madagascar en peligro de extinción. Los estoy criando e intercambio información con otros criadores de Brasil, Florida, Holanda y Francia. Todos los datos de nuestro estudio se envían al país de origen de los loros, a Madagascar", explica Rodríguez Penedo. "En 2022, las dos únicas crías que hubo en España de Coracopsis vasa nacieron en mi casa. Durante ese año nacieron seis en toda Europa", afirma orgulloso. Ahora, a sus 53 años, está convencido de que el Gobierno de Pedro Sánchez acabará con su dedicación a la avicultura.

Los loros y el listado positivo

El proyecto de la ley de Bienestar Animal señala en su artículo 34 que "solamente estará permitida la tenencia como animal de compañía" a aquellos "animales pertenecientes a especies silvestres contenidas en el listado positivo de animales de compañía". Ese listado positivo todavía no se ha redactado, y aunque el responsable de Derechos de los Animales, Sergio García Torres, insiste en que nadie vetará "pequeños mamíferos o aves", el artículo 36 de la ley es muy claro en este sentido: nada de especies silvestres protegidas, aunque hayan nacido en cautividad, y nada de especies no presentes de forma natural en España. O lo que es lo mismo: prohibidos los loros, entre otros muchos animales.

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Artículo 34 de la Ley de Bienestar Animal

"Estamos hablando de 35.000 especies de aves. Yo me imagino que esta gente, con la máxima de las ignorancias, las va a prohibir todas", alerta Rodríguez Penedo. "Se dice que somos un país donde no hay un control sobre los ejemplares, pero no es cierto. España tiene una de las normativas más rígidas de Europa en cuanto a la documentación de los ejemplares. En mi caso, tengo registros de siete generaciones para atrás", explica. "No estamos fomentando para nada el coger los ejemplares silvestres de su lugar de origen, sino que los estamos criando nosotros de generación en generación".

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Amazona oratrix.

Y pone de ejemplo el Amazona oratrix, un loro mexicano de cabeza amarilla que está en grave peligro de extinción en su país de origen debido a la destrucción de su hábitat por la expansión de las ciudades. "Aquí lo estamos criando con normalidad. De hecho, yo creo que hay más ejemplares en España que en México. Podemos enviar Amazona oratrix para repoblar y todo esto se está ignorando".

Por eso, Rodríguez Penedo está convencido de que esta ley "es un intercambio de cromos a nivel político" en el que el PSOE ha cedido ante Podemos, que "son ultras radicales del animalismo que no se paran a consultar ni quieren saber lo que los avicultores estamos haciendo". Y añade: "Es tal barbaridad la que han hecho, que yo creo que el 99% de los políticos que votaron a favor en el Congreso realmente no se han leído la ley".

¿Qué sucederá con los loros?

Nadie sabe muy bien qué sucederá con los animales que se consideren ilegales tras la aprobación del listado positivo. "Esa es la pregunta del millón", afirma Rodríguez Penedo. "Parece ser, según dicen en la ley, que irán a un centro de recuperación de animales. O sea, que no van a la selva. Se los llevan a un centro de recuperación que financiarán todos los españoles, cuando esto me lo estoy financiando yo mismo".

"La otra opción que barajan, es dejarlos en tu casa hasta que se mueran", algo que para Rodríguez Penedo es sinónimo de maltrato, porque desde su experiencia, cuando un animal está sano, es feliz y está en condiciones óptimas, "siempre va a querer reproducirse". Por eso, insiste, "esto no es una ley de Bienestar Animal, sino de prohibición animal".

La pasión de ‘Vivir con plumas’

Con el objetivo de mostrar la pasión, la entrega y la profesionalidad de los criadores particulares, Rodríguez Penedo ha recopilado los testimonios de otros compañeros avicultores en una serie de vídeos publicados en Youtube con el título "Vivir con plumas".

El veterinario especializado en aves, Joaquín Laliena Martínez, cuenta cómo surgió su amor por las aves, cómo empezó a escribir para Aviornis y cómo, a día de hoy, esa afición se ha convertido en su modo de vida, de tal forma que prácticamente pasa las 24 horas del día rodeado de pájaros.

Javier Pérez Docampo es otro de los muchos aficionados a la cría de aves que dan su testimonio en los vídeos. Lleva toda la vida dedicado a la cría de aves, es un referente gallego en la cría de loros y colaborador incansable en pro de la avicultura.

Otro de los que cuenta su historia es Ángel Durán. Aficionado desde niño a la avicultura, se volcó en su pasión a raíz de un accidente en el que perdió un brazo. A pesar de las dificultades, se las apaña para dar de comer a las crías, anillarlas y cuidarlas como se merecen. La afición que le permitió seguir adelante con su día a día tiene los días contados cuando se apruebe la ley de Bienestar Animal: "Si me faltaran, yo no sabría que hacer".

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