Rusia envió una misión humanitaria a Italia a principios de la —en ese momento— desconocida pandemia de coronavirus, que le sirvió para recabar en secreto una serie de datos que han sido clave para el desarrollo de su vacuna, según una investigación publicada por el diario italiano La Repubblica.
En el marco de la operación 'Desde Rusia con amor', el 22 de marzo de 2020, Vladimir Putin envió trece aviones militares a la base aérea de Pratica di Mare, al sur de Roma, cargados con material y personal médico, gracias a que el presidente ruso había alcanzado un acuerdo 24 horas antes con el primer ministro italiano, Giuseppe Conte.
El destino de la ayuda era la ciudad de Bérgamo, donde el nuevo virus había infectado ya a más de 8.000 personas, lo que convertía al país transalpino en epicentro de la pandemia. Italia acumulaba más de 80.000 casos y 8.000 muertes.
La misión rusa, formada por 104 militares y los epidemiólogos Natalia Y. Pshenichnaya y Aleksandr V. Semenov, piezas fundamentales del plan diseñado por el Ministerio de Defensa ruso. Según afirma el diario italiano, "fue la cúspide de una enorme operación de espionaje. El objetivo no eran las instalaciones militares italianas ni las bases de la OTAN, sino un enemigo mucho más feroz".
Los periodistas responsables de la investigación, Gianluca di Feo y Floriana Bulfon, consideran que Rusia consiguió en Italia lo que Pekín no le permitió hacer en China: conocer el virus de primera mano.
La misión estaba bajo mando directo del ministro de Defensa, Sergei Shoigu, y fue liderada por el general Sergei Kikot, especialista en guerra biológica con una larga experiencia. Una vez finalizada, el 9 de abril, los datos recogidos estaban en Moscú y jamás se compartieron con las autoridades italianas.
La secuenciación genética del virus fue lograda por Rusia el 17 de marzo, a partir de una muestra de un paciente de Roma, pero necesitaba más información para poder desarrollar una vacuna contra la enfermedad que provoca el Sars-Cov-2. Esta operación no sería más que el reflejo de las malas artes utilizadas por Putin para lograrla.
Pero, a lo largo de la pandemia, Rusia ha recibido acusaciones mucho peores en lo lo que respecta al modo con el que ha logrado el fármaco. Reino Unido y Canadá aseguraron incluso que les intentó robar información sobre su vacuna contra la covid, en julio de 2020.