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Científicos españoles crean embriones con genes de mono y de humano

El experimento, desarrollado en China, sería un paso más en el objetivo de desarrollar órganos humanos.

El experimento, desarrollado en China, sería un paso más en el objetivo de desarrollar órganos humanos.
Recreación de uno de los embriones logrados por el equipo de Izpisúa | Weizhi Ji, Kunming University of Science and Technology

Un equipo de científicos liderado por el español Juan Carlos Izpisúa ha logrado crear embriones con parte humana y parte de mono. El objetivo, según una nota del Laboratorio de Expresión Génica del Instituto Salk de California, dirigido por Izpisúa, es avanzar en la compresión de las primeras etapas del desarrollo humano y, en el futuro, abrir la puerta a la generación de órganos humanos para transplante.

Los resultados de los experimentos, desarrollados en laboratorios chinos, se han publicado en la revista Cell, en un artículo que firman también científicos de la Universidad Kunmimg de Ciencia y Tecnología (China) y la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM).

"Este trabajo es importante para ahondar en el conocimiento sobre la comunicación celular durante la embriogénesis y la evolución, así como para una variedad de aplicaciones en investigación y medicina regenerativa", señala a Efe Izpisúa, director del Laboratorio de Expresión Génica del Instituto Salk de California (EE.UU).

Por ejemplo, "algún día podría dar lugar a la capacidad de generar tejidos humanos para el trasplante, en corazón o riñones, y también podría ayudar a testar nuevos medicamentos para enfermedades humanas con más precisión que en los modelos animales tradicionales".

El trabajo se basa en estudios anteriores del laboratorio de Izpisúa, informa Efe. En 2017, el equipo publicó -en la misma revista- una investigación pionera en la que incorporaron células humanas en tejido porcino, lo que supuso "el primer paso" hacia la producción de órganos humanos trasplantables utilizando grandes animales.

Sin embargo, la contribución de las células humanas al desarrollo del embrión fue bastante baja, lo que pudo deberse a la gran distancia evolutiva -90 millones de años- entre ambas especies, recuerda una nota del Instituto Salk.

Por eso, los científicos se propusieron investigar la formación de quimeras -organismos que contienen células de dos o más especies- en una especie más emparentada con humanos, los macacos.

Células humanas en embriones de macaco

Aunque este tipo de quimeras con monos no se utilizarán para trasplantes, suponen una plataforma excepcional para estudiar cómo se desarrollan e integran las células humanas y cómo se comunican con diferentes especies, lo que en última instancia sirve para perfeccionar la creación de otra clase de quimeras y mejorar su uso.

Para llevar a cabo los experimentos actuales, el equipo marcó células madre reprogramadas pluripotentes humanas -capaces de convertirse en todo tipo de células del cuerpo- con una proteína fluorescente y las insertó en embriones de macacos en placas de ensayo.

Observó que estas células sobrevivieron y se integraron en el embrión de macaco mejor que en los experimentos previos en cerdos, donde las células parecían "no hablar el mismo lenguaje".

Seis días después de la creación de los embriones de mono se inyectó a cada uno 25 células humanas. Al cabo de un día se detectaron células humanas en 132 embriones; a los diez días, 103 de los embriones quiméricos seguían desarrollándose. La supervivencia pronto empezó a disminuir y, el día 19, solo tres quimeras seguían vivas. Todos los experimentos terminaron 19 días después de la inyección de células madre.

El dilema ético y el papel de China

El instituto dirigido por Izpisúa afirma que en los experimentos se consultó a especialistas en bioética y se trabajó con los órganos reguladores para que durante los experimentos "se siguieran todos los principios éticos y legales". Por otro lado, Cell publica también una tribuna sobre los dilemas bioéticos en torno a la investigación.

Izpisúa apunta a Efe que estos experimentos están permitidos en muchos países, como Estados Unidos, China, España o Reino Unido, siempre que se obtenga la debida autorización; las razones para realizar este trabajo en China, apunta, son estrictamente científicas.

"Nuestros colaboradores chinos son expertos de renombre en la investigación con primates no humanos y cuentan con una de las mayores colonias de estos animales del mundo".

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