Coronavirus y mutaciones: cómo surgen y por qué pueden ser peligrosas
Una variante de coronavirus detectada en Reino Unido ha creado alarma. ¿Cómo muta el virus? ¿Y qué papel tienen animales como los visones?
Hace unos días Reino Unido anunció la detección de una mutación del coronavirus que parecía estar expandiéndose más rápido de lo normal y a la que creían responsable de los brotes más virulentos del sur de Inglaterra; este fin de semana, el país ha decidido "cerrarse" para atajar la expansión de esta variante, que según las autoridades podría incrementar hasta un 70% la transmisión del virus. A unos días de las Navidades, Reino Unido ha ordenado el cierre de comercios no esenciales, ha pedido el teletrabajo y ha suprimido la flexibilidad que habían previsto para los días festivos.
Aunque aún está en estudio, el mero hecho de que pueda expandir la enfermedad de forma mucho más rápida ya es suficientemente alarmante para tomar medidas: según el primer ministro británico, la nueva variante podría elevar la tasa de reproducción del virus de forma "exponencial": apareció por primera vez en septiembre; en noviembre era la responsable del 28% de contagios en Londres y en diciembre el porcentaje se había elevado al 62%.
Y hay otro peligro del que este domingo se empieza a alertar: la mutación afecta a la proteína Spike del virus, la elegida por muchas vacunas, entre ellas la de Pfizer y Moderna, para atacar al SARS CoV 2. Aunque no hay pruebas de que esta variante pueda ofrecer resistencias frente a la vacuna es algo que se va a investigar de forma urgente.
La noticia pone de manifiesto por qué hay que estar atento ante las mutaciones del SARS CoV2: aunque el SARS CoV 2 muta muy poco en comparación con otros virus, como el de la gripe, también lo hace. Como explicó a LD el virólogo Javier Cantón, el virus tiene 30.000 nucleótidos, "lo que viene a ser 30.000 letras", y conforme va creciendo y se replica, se pueden producir fallos, es decir, mutaciones: "La maquinaria que tiene que hacer copias dentro de su genoma es imperfecta así que en cada ciclo" se produce algún error.
Muchos investigadores, también aquí en España, estudian la secuencia de las distintas variantes de coronavirus que están en circulación y que pueden aparecer. La inmensa mayoría -se han detectado miles desde la aparición del virus- no suponen un peligro, es decir, son genéticamente distintas pero no más infectivas o letales. Es el caso de una mutación en Aragón que fue noticia hace unas semanas porque se demostró que acabó siendo la predominante en el resto de Europa. Como explicó a LD el investigador Iñaki Comas, a veces una mutación se hace prevalente por casualidad, no porque sea más contagiosa: en el caso de la expandida por los temporeros en Aragón y Cataluña, se sospecha que esa cepa aprovechó unas circunstancias especiales —falta de precauciones, hacinamiento, etc— para expandirse más rápidamente y logró hacerse prevalente. Algo similar pasó en primavera con otro "evento de supercontagio", un funeral en Vitoria: "Estos eventos de supercontagio actúan como amplificadores" de una mutación en concreto "y eso hace que finalmente se impongan".
La de Reino Unido sí podría ser más contagiosa aunque falta confirmarlo. Esa posibilidad ha vuelto a poner de manifiesto la necesidad de estudiar el genoma del virus en todas las partes del mundo para entender cómo se mueve y controlar variantes peligrosas. Hace unos días se había localizado otra en Sudáfrica que había captado la atención de los investigadores por la posibilidad de que también se expanda más rápido y reduzca la vulnerabilidad del virus frente a ciertos anticuerpos.
Mutaciones en animales: el caso de los visones
Las mutaciones se producen gracias a la creciente propagación del virus entre la población, pero esa no es la única vía. El SARS CoV tuvo como su origen un animal, probablemente un murciélago. Y son ciertas especies de animales los que podrían poner en circulación nuevas versiones del virus, algunas de las cuales podrían resultar más peligrosas para el hombre.
Desde la aparición del coronavirus en humanos, se ha probado que también puede infectar a animales: además del murciélago, se replica especialmente bien en mustélidos (como hurones y visones) y también se han detectado infecciones en felinos (gatos domésticos cuyos dueños estaban infectados, e incluso leones en zoos). En perros también se ha detectado algún caso aunque se cree que son menos susceptibles a la enfermedad.
El hecho de que animales como los hurones sean muy susceptibles a virus respiratorios humanos, como el nuevo coronavirus, ha hecho que se hayan convertido en un modelo de experimentación idóneo para, por ejemplo, nuevos medicamentos. Pero encierra otro grave peligro: que el virus encuentre un animal en el que reproducirse sin control y "probar" nuevas mutaciones. En el caso de los visones, su alta susceptibilidad al coronavirus ha hecho que se hayan tenido que producir sacrificios masivos en varias granjas. El motivo no es sólo frenar el brote y que no pase a otras granjas, sino el riesgo de que, como ya ha ocurrido en Dinamarca, se desarrolle alguna mutación entre los visones que pase después al humano.
Como explicó la viróloga veterinaria Elisa Pérez Ramírez en un reciente seminario para WWF, aunque por el momento el papel de los animales en la pandemia ha sido "limitado" no se puede ignorar: se ha demostrado que los visones son susceptibles de contagiarse a través de humanos, de transmitirlo entre ellos y son capaces luego "de transmitir el virus de vuelta a los humanos". Los primeros brotes en granjas se produjeron en abril, en Holanda, y desde entonces se han detectado brotes en casi 400 granjas europeas y norteamericanas. En el caso de los visones, el virus se encuentra en la saliva y en las heces, y la elevada densidad de las granjas hace que la enfermedad se extienda "de forma explosiva" en ellas. Como en el caso humano, muchas veces la infección es asintomática, explicó Pérez Ramírez, y eso hace difícil la detección. Por otro lado, subraya, entre los empleados de las granjas "hay mucha movilidad internacional".
Según la veterinaria, "no podemos permitirnos que exista una población de animales donde el virus circule libremente y pueda ser origen de infección en personas" y subraya que en Holanda se comprobó que el 68% de los empleados en este tipo de empresas había contraído la enfermedad, lo que probaba la infección visón-humano. El riesgo, apunta, es que además de contagiar a empleados que puedan luego diseminar nuevas variantes, los ejemplares que escapen puedan infectar a otros animales —"ha habido casos de infección a perros y gatos" que vivían en inmediaciones de granjas— con el riesgo de que incluso el virus se empiece a reproducir entre la fauna salvaje: hace unos días se publicó que se había encontrado en Estados Unidos un visón silvestre con el virus.
Mutaciones y vacunas
Otros animales como el murciélago, origen del nuevo coronavirus, o roedores, han servido también como laboratorio natural para virus, en los que "pueden probar muchas mutaciones" sin que el huésped muera. Según explica a LD el veterinario y epidemiólogo Nacho de Blas, una de las razones es que son animales que tienen "un sistema inmune bastante bueno" y "conviven bien con muchos patógenos", lo que los convierte en lugares ideales para una especie de "sistema de prueba y error". Se trata de animales, avisa, que están más en contacto con el hombre de lo que parece, también en las ciudades: "Son muy esquivos, pero hay muchísimos roedores y muchísimos murciélagos en las ciudades", en lugares como áticos o naves abandonadas, con colonias a veces de "millones de individuos". "Es un laboratorio", insiste, que "al virus le viene muy bien" y donde pueden surgir nuevas variantes.
De Blas subraya el peligro que representan para las vacunas las mutaciones, y más cuando se empiece a generar la ansiada inmunidad de rebaño según vaya avanzando la vacunación: "Cuando empieza a haber gente inmunizada, el patógeno busca alternativas" y muta, y puede que esas mutaciones "afecten justo a la parte que está expresada por la vacuna", como la proteína S de las vacunas de Pfizer, Moderna, y otros modelos que están por llegar. "Los virus sensibles a la respuesta inmune desaparecerán" pero "la mutación que la esquive", si se desarrolla, "va a salir reforzada" y puede convertirse en la corriente mayoritaria. Es lo que se denomina en epidemiología "mutantes de escape", algo similar, explica de Blas, a las bacterias resistentes a los antibióticos.
Como solución a eso está, por un lado, el desarrollo de vacunas que generan una respuesta inmune más compleja, como las que se espera que lleguen a lo largo de este año y el siguiente, y el control y vigilancia de las mutaciones, tanto las que se empiezan a localizar en humanos como las que podrían desarrollarse en animales. Como apunta Elisa Pérez Ramírez, para actuar frente a una pandemia como esta "estamos obligados a trabajar de forma conjunta médicos, epidemiólogos biólogos y veterinarios", entre otros. Y es esencial secuenciar el virus en humanos y también en animales.
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