Varios equipos de científicos, uno de ellos con participación española, están dando los primeros pasos para la hibridación de células animales y humanas con el objetivo de avanzar en el trasplante de órganos. En China, según informa el diario El País, han conseguido implantar células humanas en monos y crear un embrión que no ha llegado a nacer. En Japón, mientras, el Gobierno ha autorizado los primeros experimentos de este tipo.
La investigación en China cuenta con la participación del investigador español Juan Carlos Izpisúa. El objetivo final, y lejano, es convertir al embrión en una especie de fábrica de órganos para trasplantes. En el experimento se han inyectado células humanas capaces de generar cualquier tejido. La investigación, del Instituto Salk de EEUU y la Universidad Católica de Murcia, ha dado resultados "muy prometedores", según la bióloga y colaboradora Estrella Núñez.
Mientras, en Japón, el Gobierno ha dado autorización al investigador experto en células madre Hiromitsu Nakauchi, que dirige equipos en la Universidad de Tokio y la Universidad de Stanford en California, para crear embriones de animales con células humanas para implantarlos en animales e investigar también nuevas vías para trasplantes de órganos.
Su investigación, publicada en Nature, prevé implantar células humanas en embriones de ratón y rata para trasplantarlos posteriormente en animales sustitutos, con la intención de producir especímenes con órganos hechos a partir de células humanas que posteriormente puedan ser trasplantadas a personas.
Dudas bioéticas
El investigador quiere cultivar embriones en ratas y ratones hasta los 15 días, cuando los órganos del animal están formados en su mayoría, y después pedirá autorización al gobierno para hacerlo con embriones híbridos en cerdos hasta 70 días.
Expertos en bioética han expresado su preocupación ante estas investigaciones ante la posibilidad de que las células humanas puedan desviarse más allá del desarrollo del órgano objetivo, viajar al cerebro del animal en desarrollo y puedan alterar su cognición. Los científicos lo descartan: "Estamos tratando de generar órganos específicos, por lo que las células van solo al páncreas", sostiene Nakauchi.