Este lunes dos de los mayores misterios de la física solar están un paso más cerca de ser resueltos gracias a la aportación científica de Emily Mason, una investigadora del Centro de vuelo espacial Goddard, que ha pasado meses analizando información guardada, desde hace años, en la base de datos del observatorio Solar Dynamics Observatory (SDO) de la NASA.
Esta investigación ha permitido a los científicos acercarse a la respuesta de por qué la atmósfera exterior del Sol, llamada corona, está casi 300 veces más caliente que su superficie. Además, se ha relacionado con otro fenómeno que permite elaborar una hipótesis sobre el funcionamiento de los vientos solares.
Para ello, la científica y su equipo han analizado unas gráficas que muestran que cuando el plasma solar alcanza su punto álgido, lejos de su fuente de calor original, este se enfría y se condensa para ser impulsado de nuevo hacia la superficie en forma de gotas. Esta "lluvia de fuego", que empieza con una temperatura de 1 millón de grados, fluye a través de los bucles magnéticos que emite la superficie del Sol.
Mason ha centrado su investigación en los diferentes brotes de lluvia que se daban en la capa coronal del Sol. Diferentes pruebas han demostrado que la lluvia coronal únicamente puede formarse cuando el calor se aplica a la parte inferior del bucle magnético. "Si un bucle tiene lluvia coronal, eso significa que en la zona que corresponde al 10% inferior del mismo es donde ocurre el calentamiento coronal", por lo que este es un buen punto de partida para empezar a investigar la elevada temperatura de la atmósfera solar. "Sabemos que tiene que suceder en esta capa", expresa la científica en relación al calentamiento de esta capa de gas.
Por otra parte, según la NASA, desde mediados de la década de los 90, los científicos han estudiado las serpentinas de casco, que son una fuente de viento solar lento –un flujo de gas que se escapa del Sol a la vez que las ráfagas de viento de alta velocidad–. Es por ello, que Mason relaciona este fenómeno con su descubrimiento sobre la lluvia coronal. Cuando la lluvia se genera, algunas de las gotas se expanden por el calor, se enfrían y caen nuevamente a la superficie del Sol, pero otras escapan formando parte del la lentitud del viento solar.