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Científicos avisan de que el peligro de una tormenta solar masiva está "subestimado"

Científicos han encontrado evidencias de fortísimas tormentas solares en el pasado y alertan de que podría volver a ocurrir.

Recreación de una explosión solar | NASA/SDO

Las denominadas tormentas solares, generadas por explosiones en la superficie solar que dispersan partículas de alta energía en dirección a la Tierra, pueden poner en riesgo nuestros sistemas eléctricos y de telecomunicaciones. Aunque las detectadas hasta ahora no han generado grandes daños a nivel planetario, un estudio firmado por científicos suecos y publicado por Proceedings of the National Academy of Sciencies alerta de que sus peligros están siendo subestimados. Se basan en evidencias de tormentas solares masivas ocurridas en el pasado.

Los científicos que firman el estudio, un grupo de profesores de la Lund University, han encontrado datos sobre grandes tormentas solares investigando capas profundas de hielo de Groenlandia, formadas a lo largo de más de 100.000 años. En concreto, han hallado pruebas de una tormenta solar masiva ocurrida en el año 660 antes de Cristo, que si ocurriera en la actualidad tendría "graves consecuencias en nuestra sociedad altamente tecnificada".

Hasta ahora, los investigadores sólo habían estudiado las tormentas solares mediante observación directa con datos recogidos en los últimos 70 años. Los firmantes del estudio sostienen que, según sus conclusiones, aunque se confirma que las tormentas solares masivas son un fenómeno raro, si se producen en la actualidad tendrían graves consecuencias. Por ello, defienden la necesidad de reevaluar los peligros de una tormenta solar fuerte y ser más conscientes de sus peligros.

Una de las tormentas solares más potentes de los últimos años se produjo en 2003 y sus consecuencias se notaron precisamente en Suecia, que sufrió un apagón generalizado como consecuencia de la tormenta magnética. Además, muchos vuelos tuvieron que ser desviados y diversas comunicaciones por satélite resultaron afectadas. En 1989, otra tormenta solar obligó a detener una planta hidroeléctrica en Quebec durante nueve horas y provocó millones de dólares de pérdidas. Mucho mayor fue la tormenta solar de 1859, que desató auroras boreales en Roma, La Habana o Hawai y cortó las incipientes comunicaciones entre continentes mediante el telégrafo.

En caso de una tormenta solar masiva, los efectos se notarían a todos los niveles: fallos en los satélites, apagones masivos en especial en las zonas próximas a los polos, daños en toda la estructura del sistema eléctrico... Provocaría, en resumen, un apagón a escala planetaria cuya duración dependería de la intensidad y características del fenómeno astronómico.

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