El carguero ruso Progress M-27M, lanzado ayer rumbo a la Estación Espacial Internacional (EEI), ha comenzado a caer a la Tierra de manera descontrolada, dijo hoy una fuente de la industria aeroespacial de Rusia.
"Como no se han podido encender los propulsores ni realizar una maniobra de corrección, el carguero está descendiendo gradualmente de su órbita", añadió la fuente a la agencia oficial RIA Nóvosti.
Añadió que la velocidad del descenso dependerá del estado de la atmósfera y del viento solar, pero recalcó que "en las últimas veinticuatro horas la nave de carga ya ha perdido decenas de metros de altitud". "Pronosticar con exactitud la fecha y lugar donde caerán los fragmentos del Progress que no se desintegren en la capas densas de la atmósfera sólo será posible unas horas antes de que esto ocurra", subrayó.
El Centro de Control de Vuelos Espaciales de Rusia perdió el control de la nave, lanzada desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajistán) a las 07.10 GMT de ayer, después de que ésta se situara en una órbita errónea y dejara de enviar datos a la Tierra.
Tras varios intentos fallidos de recuperar el control de la Progress, los técnicos rusos observaron que el carguero gira a gran velocidad sobre su propio eje, algo que imposibilita cualquier intento de maniobrar para acercarse y acoplarse a la EEI.
La Progress M-27M, que transporta cerca de 2,5 toneladas de suministros para la EEI, debía acoplarse a la plataforma orbital seis horas después de su despegue. En su bodega lleva combustible, oxígeno, alimentos, equipos científicos y regalos para los tripulantes de la EEI.
Tras su pérdida, cuyo coste se estima en hasta 90 millones de dólares, el próximo carguero podría lanzarse a la estación espacial antes del 8 de agosto previsto inicialmente en el gráfico de vuelos de la agencia espacial rusa.
En cualquier caso, la tripulación de la EEI cuenta a bordo con suministros suficientes, incluidos agua y oxígeno, para continuar con normalidad su vida en el espacio. La actual tripulación de la plataforma orbital la integran los rusos Antón Shkaplerov, Guennadi Padalka y Mijaíl Kornienko, la italiana Samantha Cristoforetti y los estadounidenses Terry Virts y Scott Kelly. La Estación Espacial Internacional es un proyecto en el que participan 16 países y que tiene un coste estimado en 100.000 millones de dólares.
La plataforma, con tripulantes a bordo de manera continuada desde 2000, tiene una masa de cerca de 450 toneladas y orbita a una distancia de entre 335 y 460 kilómetros de la Tierra, con una velocidad de unos 27.000 kilómetros por hora.