Un grupo de investigadores ha calculado cómo se puede modificar la trayectoria de asteroides para acercarlos a la Tierra y poder aprovecharlos como puertos o bases para naves espaciales o para explotar sus ricos minerales.
Según los investigadores de la UPC (del Departamento de Matemática Aplicada de la Universidad Politécnica de Cataluña ) Joan Pau Sánchez y Josep Masdemont, enviar una nave espacial hasta un asteroide para capturarlo y modificar su trayectoria para que permanezca alrededor de la Tierra será una posibilidad real en las próximas décadas.
Así lo confirman los cálculos de trayectorias que han hecho Sánchez y Masdemont en el proyecto Asteroidretrieval, uno de los proyectos Marie Curie que finaliza el próximo mes de mayo y que se ha llevado a cabo dentro del 7º Programa Marco de la Unión Europea.
Sánchez ha asegurado que "las primeras misiones para realizar estas capturas se podrían iniciar dentro de una década". "Estas misiones espaciales -según Sánchez- consistirían en hacer variar un poco la velocidad de los asteroides que transitan relativamente cerca de la Tierra". Así se conseguirá que los asteroides modifiquen sus trayectorias para dirigirse hacia una zona concreta del espacio en la que podrían ser atraídos, de forma natural, por la gravedad terrestre.
Una vez atrapados, los asteroides permanecerían tanto tiempo como fuera necesario en los puntos de equilibrio gravitatorio entre la Tierra y el Sol, o en órbitas seguras alrededor de nuestro planeta.
Los investigadores de la UPC han desarrollado las metodologías para calcular, según las leyes de la astrofísica, las trayectorias más viables y que requieren un consumo mínimo de energía para llevar a cabo la captura de los asteroides.
Los investigadores también han analizado la viabilidad de este tipo de misiones y han demostrado que se podrían iniciar en la próxima década o, como mucho, en 50 años. Sánchez y Masdemont ya han comenzado a crear los modelos de los efectos gravitatorios combinados de la Tierra, el Sol y la Luna.
El siguiente paso será la incorporación de estos modelos al diseño de sistemas complejos de ingeniería, que será parte de la tecnología necesaria a implantar en las naves o sistemas que tengan que ir a la captura de los asteroides susceptibles de ser atrapados. Sánchez ha confirmado que, hasta enero de 2015, han detectado 15 asteroides candidatos de entre los 12.000 cercanos a la Tierra.
Estos asteroides pueden ser capturados según la metodología que proponen estos investigadores y usando la tecnología de propulsión espacial actual o la que habrá en los próximos diez años. "Los 15 asteroides están seleccionados por su diámetro y su masa, pero también por la masa máxima que se puede ‘cazar’ con tecnologías de propulsiones espaciales", ha dicho Sánchez.
En principio se probaría con pequeñas rocas interplanetarias, de unos diez metros de diámetro, sin riesgo de impacto en la Tierra, ya que se quemarían si entraran en contacto con la atmósfera terrestre. Los investigadores de la UPC prevén que cuando se demuestre la viabilidad de la tecnología con las rocas más pequeñas, se podrá probar la captura de asteroides de dimensiones mayores.
Según los investigadores, algunos asteroides pueden contener un 40 % de sustancias que se vaporizan, como el agua y el metano, y otros líquidos y gases.
La captura de rocas interplanetarias suficientemente grandes abriría la puerta a extraer, in situ, estos recursos así como minerales metálicos o semiconductores. El agua extraída, por ejemplo, se podría usar como combustible para naves o dispositivos espaciales, una vez hidrolizada mediante energía solar.
La extracción de metales, incluso de metales preciosos, podría tener aplicación en el sector industrial o para construir infraestructuras en el espacio, lo que contribuiría a instalar bases para misiones espaciales o para la extracción de minerales.
Según Sánchez, dos compañías de EEUU ya están ayudando a financiar el desarrollo de la tecnología para la minería de asteroides, mientras que la NASA planea una misión para demostrar cómo se puede hacer el redireccionamiento de un asteroide, prevista para mediados de la década de 2020.