El doctor Jordan Santos-Concejero, miembro del Departamento de Educación Física y Deportiva de la Universidad Pública Vasca ha publicado un "estudio pionero" en la revista Journal of Applied Physiology que analiza la respuesta de la oxigenación cerebral a ritmo máximo y progresivo en los corredores de élite kenianos de la tribu Kalenjin. El estudio muestra que los corredores kenianos son capaces de mantener su oxigenación cerebral dentro de un rango estable, lo puede contribuir a su éxito en carreras de larga distancia.
Las pruebas se realizaron en los laboratorios de las universidades del Cabo y Stellenbosch, en Sudáfrica, y se analizó la respuesta de 15 atletas de gran nivel con marcas en media maratón entre 1.01 y 1.03 horas.
Tras ser sometidos a distintas pruebas, se estudiaron los cambios en la oxihemoglobina, deoxihemoglobina, flujo sanguíneo, saturación arterial y, "en contra de todo lo publicado" hasta ahora, se comprobó que los kenianos eran capaces de mantener su oxigenación de manera estable durante una prueba de 5 kilómetros, algo que según ha explicado la UPV en un comunicado, "tiene implicaciones para el rendimiento de los atletas".
Esto es debido a que cuando la oxigenación cerebral en el lóbulo prefrontal cae, la actividad neural de esa zona también desciende, ya que esa zona del cerebro está muy relacionada con el control del movimiento y la toma de decisiones.
Según los investigadores, esta caída en la activación neuronal podría explicar la bajada del rendimiento que se ha observado en atletas europeos, algo que no ocurre en los kenianos, lo que podría ser la clave de su gran rendimiento en las pruebas de fondo, ha destacado el profesor de la UPV.
Sobre las causas de esta particularidad de los atletas africanos, el estudio las sitúa en factores de vida tempranos como la exposición prenatal a elevada altitud y la actividad física que hacen durante la niñez. "La exposición prenatal a alta altitud tiene unos efectos protectores sobre el feto, un mayor flujo de sangre a la arteria uterina, que podría implicar una mayor capacidad cardiopulmonar en la madurez y, por consiguiente, una menor incidencia de la desaturación arterial durante ejercicios de alta intensidad", concluye esta investigación.
A ello se une que practican ejercicio físico de forma habitual cuando son niños, lo que incrementa su masa ventricular, mejora su coordinación motora y, lo más importante, logran un mayor crecimiento neural consecuencia de una mayor vascularización del encéfalo.
Todo ello, según afirma Jordan Santos-Concejero, podría explicar también que su oxigenación cerebral se mantenga durante esfuerzos máximos.