Cada verano un grupo de personas con privilegios cognitivos en varias materias se reúnen en secreto con la intención de manipular el clima, inventar tecnología militar de vanguardia o estudiar aspectos de la ingeniería biotecnológica que van más allá de lo creíble.
En 1959, ya finalizada la segunda guerra mundial y recién comenzada la guerra de Vietnam, un grupo reducido de científicos universitarios que querían colaborar con la defensa de su país fueron reclutados para asesorar al gobierno de los Estados Unidos. A este grupo se le llamó Comité Jason y a él pertenecían los físicos más brillantes del país en esos momentos. Algunos de ellos, como John Wheeler o Robert Oppenheimer, habían colaborado en el desarrollo de la bomba atómica (Proyecto Manhattan). Posteriormente, comenzaron a unirse científicos de otras materias, por lo que ahora está formado por físicos, matemáticos, oceanógrafos, ingenieros, informáticos y biólogos cuyos nombres no son revelados fácilmente.
El Comité Jason se creó para desarrollar informes clasificados de alto secreto para el Pentágono, DARPA (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa), CIA (Agencia Central de Inteligencia) y la NSA (Agencia de Seguridad Nacional), llegando hasta el mismo presidente de los Estados Unidos a través de un órgano llamado Consejo Presidencial en Ciencia y Tecnología (PCAST).
Los primeros proyectos que realizaron se consideraron secretos porque se centraban en tecnología militar, ya que iban destinados a ser utilizados exclusivamente en la guerra de Vietnam. En la actualidad, las investigaciones que realizan sobre tecnología militar avanzada las compatibilizan con avances en todos los campos del conocimiento, desde el cambio climático y la ciberdefensa hasta avances en medicina como la secuenciación del ADN.
Las reuniones secretas que mantienen todos los veranos les sirven para hablar de los proyectos que se están llevando a cabo, proponer mejoras en algunos de ellos y también para aportar nuevas ideas.
Los nuevos proyectos que se les ocurren pueden tener un alcance relevante a nivel de Estado o ser importantes para la población mundial si, por ejemplo, tratan de salud. En este último caso hacen público el estudio, por lo que deja de estar clasificado. La publicación de esos documentos la hace el Pentágono a través de los Papeles del Pentágono, por los que el Comité Jason se dio a conocer.
Han realizado estudios innovadores y vanguardistas en ciencia desde sus comienzos. Por ejemplo, en los años 70 el Comité Jason investigó dos proyectos de gran envergadura. Por un lado el Proyecto Sanguino, que servía para comunicarse con submarinos a altas profundidades sin ser detectados. Por otro, un proyecto en el que siguen trabajando hoy día, el cambio climático, con la salvedad que cuando comenzaron la intención era dar al ejército la capacidad de modificar el clima en caso de guerra. En abril de 1979 publicaron un informe llamado El impacto del dióxido de carbono en la atmósfera, en el que afirmaban que el aumento del dióxido de carbono en la atmósfera aumenta la temperatura en 2 o 3 grados. Hoy los estudios que realizan sobre el cambio climático se centran en otros aspectos, aunque no dejan de lado el aspecto "oculto" de la investigación.
Durante el verano del 80, experimentan sobre los láseres químicos, consiguiendo grandes resultados. En esa década también investigan en uno de los campos de la inteligencia artificial en que más se ha trabajado en los últimos veinte años, el reconocimiento de voz, en un estudio llamado Speech Research.
En el verano de 1990, investigan una serie de cuestiones técnicas planteadas por los Comandos de Operaciones Especiales del ejército de los Estados Unidos, en un informe denominado US Special Operations Command. También durante esta década publicaron estudios sobre El Efecto Invernadero (diciembre de 1991) o la viabilidad de utilizar un acelerador de partículas para la producción de tritio (un isótopo usado para la resonancia magnética nuclear) en un informe denominado Acelerador de Producción de Tritio. La informática del ADN (bioordenadores) y la computación cuántica, han sido también objeto de estudio por parte de Jason.
A partir de la última década, han estudiado la explotación del genoma humano, las tecnologías COTS para las comunicaciones militares, las infraestructuras espaciales, la bioingeniería o la ingeniería forense microbiana. Sobre este tema se le pidió al Comité Jason que elaborara un plan de investigación para mejorar las capacidades forenses microbianas.
En sus orígenes, el Comité Jason fue financiado por DARPA (Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa), que en el año 2002 informó que iba a dejar de financiar a este club de científicos. Ese mismo año consiguieron un nuevo contrato con otros dos organismos que los financian en la actualidad, MITRE Corporation y el Departamento de Dirección de Defensa de Investigación y Tecnología.
Aunque pertenecer al Comité Jason otorga un gran prestigio profesional a los científicos que lo forman, ellos no indican su pertenencia en sus currículum vitae. No se sabe si por expreso deseo personal o por obligación.