Desde hace tiempo se sabe que una dieta rica en vegetales crucíferos, una familia en la que se encuentran el brócoli, la coliflor o el repollo, está relacionada con un riesgo menor de cáncer. Además, algunos suplementos elaborados a partir de estos vegetales han logrado reducir las posibilidades de que algunos animales desarrollen tumores. Ahora, un equipo de investigadores de EEUU y China ha logrado demostrar que un compuesto creado a partir de estos vegetales ha sido capaz de proteger a ratas de dosis mortales de rayos gamma.
En un artículo que se publica hoy en la revista PNAS, los científicos, liderados por Eliot Rosen, de la Universidad de Georgetown (EEUU), explican cómo expusieron a ratas a niveles de radiación de 13 grays, una dosis que, en condiciones normales, es mortal. Para comprobar la efectividad del tratamiento, se formaron dos grupos, proporcionando el compuesto obtenido de los vegetales al primer grupo de animales y nada al segundo. Al cabo de 10 días, todos los animales que no habían recibido la sustancia protectora estaban muertos. Un mes después, hasta el 60% de las ratas tratadas con el compuesto habían sobrevivido.
La efectividad de la sustancia, bautizada como DIM, seguía siendo igual aunque se esperase dos horas para comenzar a inyectarla, pero era menor si en lugar de comenzar a inyectar el tratamiento diez minutos después de recibir la radiación, se esperaba 24 horas. En esos casos, aún era capaz de salvar al 30% de los animales. Esta cifra es muy elevada si se tiene en cuenta que la mayoría de los productos con que se cuenta para combatir los efectos de la radiación en la salud no logran un mes de supervivencia para dosis de radiación por encima de los 11 grays.
Aunque aún está por ver si será posible trasladar estos resultados a humanos, el DIM cuenta con algunas ventajas. Al haber sido estudiado como medio para prevenir el cáncer, ya se ha comprobado que es seguro para los humanos por vía oral. La posibilidad de inyectar el compuesto también es importante, porque en algunos casos, cuando alguien se ha visto expuesto a una elevada de radiación, el estómago queda dañado y haría inútil consumir el tratamiento por la boca.
Protege a los buenos y no a los malos
Los autores del estudio también han tratado de explicar cuál es el mecanismo por el que el DIM protege de la radiación. Entre otras cosas, comprobaron que el compuesto aplicado a células de pecho cultivadas en laboratorio las protegía de la radiación activando algunas proteínas responsables de reparar el ADN cuando se ha dañado y del estrés oxidativo, un mal funcionamiento del sistema de limpieza de las células involucrado en enfermedades como el alzheimer o el parkinson. Esta cualidad es interesante si se suma a otro de los descubrimientos llevados a cabo por los científicos cuando probaron la capacidad del DIM para proteger frente a la radiación células tumorales introducidas en ratones. En este caso, como si supiese qué tipo de células es conveniente proteger y cuáles no, el compuesto no evitó que la radiación dañase el tumor.
Esta cualidad convertiría al DIM en una herramienta muy útil para prevenir los efectos secundarios de la radiación que sufren los enfermos de cáncer que se someten a radioterapia. Además de esta aplicación, los investigadores creen que la sustancia también sería útil para mitigar los daños para la salud en personas afectadas por desastres nucleares.